El cardenal de carácter sencillo que atrae a moderados y conservadores
Jorge Mario Bergoglio pudo convertirse en Papa en 2005. Sin embargo, su oportunidad llegó ocho años después, tras la renuncia de Benedicto XVI. Se ha destacado por su vida austera, su críticas por la inequidad del mundo en vías de desarrollo y sus posturas conservadoras respecto de temas como el matrimonio homosexual
Después que se desvaneció la polvareda tras la elección de Benedicto XVI, en 2005, varios informes identificaron al cardenal jesuita Jorge Mario Bergoglio, de Buenos Aires, como el principal contendor del entonces cardenal Joseph Ratzinger. Un cardenal después dijo que el cónclave había sido como "una carrera de caballos" entre Ratzinger y Bergoglio, y un diario de vida anónimo del cónclave apareció en los medios italianos, en septiembre de 2005, diciendo que Bergoglio recibió 40 sufragios en la tercera votación, justo antes de que Ratzinger obtuviera el umbral de dos tercios y se convirtiera en Papa. Aunque es difícil decir cuán serio deberían tomarse estos datos, el con- senso general es que Bergoglio era sin duda el "vicecampeón" en el último round. Atrajo tanto a los conservadores en el Colegio de Cardenales como un hombre que se mantuvo firme en contra de la liberalización entre los jesuitas, como a los moderados como un símbolo del compromiso de la Iglesia en el mundo en vías de desarrollo.
En 2005, Bergoglio resaltó por sus logros a nivel intelectual, al haber estudiado teología en Alemania. Su importante rol durante la crisis económica argentina pulió su reputación como una voz con consciencia y se convirtió en un símbolo fuerte de los costos que conlleva la globalización en el mundo más pobre. La reputación de simplicidad en su vida también ejerció un atractivo innegable. Un cardenal que eligió vivir en un departamento simple en lugar de la arquidiócesis, que renunció a una limusina con chofer, que prefirió ir a trabajar en bus y que cocinó sus propias comidas. Tres días antes del cónclave de 2005, un abogado de derechos humanos presentó una denuncia en Argentina, responsabilizando a Bergoglio de complicidad en el secuestro de dos sacerdotes jesuitas liberales bajo el régimen militar, en 1976, una acusación que Bergoglio negó. También se produjo una campaña vía correo electrónico, en la que se decía, citando a compañeros jesuitas cuando estaba en la orden provincial en Argentina, que "nunca sonreía".
Nació en Buenos Aires en 1936, su padre fue un inmigrante italiano, empleado ferroviario, proveniente de cerca de Turín, tiene cuatro hermanos. Su plan original era ser químico farmacéutico, pero en 1958 ingresó a la Compañía de Jesús y comenzó sus estudios sacerdotales. Pasó mucho tiempo al inicio de su carrera enseñando literatura, psicología y filosofía y desde el comienzo era visto como una estrella en ascenso. Desde 1973 a 1979 sirvió como Provincial Jesuita en Argentina. En 1980, se convirtió en el rector del seminario donde se había graduado. Estos eran los años de la Junta Militar en Argentina, cuando muchos sacerdotes, incluyendo a los jesuitas, estaban siendo atraídos hacia el movimiento progresista de la Teología de la Liberación. Como Provincial Jesuita, Bergoglio insistió en una lectura más tradicional de la espiritualidad ignaciana, en vez de dirigirse hacia el activismo político.
Aunque por lo general los jesuitas son disuadidos de recibir los honores eclesiásticos, Bergoglio fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 y luego sucedió al cardenal Antonio Quarracino en 1998. Juan Pablo II lo creó cardenal en 2001, con el título de San Roberto Belarmino. Con los años, Bergoglio se hizo cercano al Movimiento Comunión y Liberalización, fundado por el sacerdote italiano Luigi Giussani, ofreciendo discursos en su reunión anual en Rimini, Italia. También presentó los libros de Giussani en las ferias literarias en Argentina. Esto también es parte del atractivo de Bergoglio, alguien que personalmente permanece entre los jesuitas y los ciellini (miembros de Comunión y Liberación), y más ampliamente, entre los liberales y los conservadores en la Iglesia.
Bergoglio ha apoyado el ethos de la justicia social del Catolicismo de América Latina, incluyendo una gran defensa de los pobres. "Vivimos en la zona con mayor desigualdad del mundo. La que más ha crecido y sin embargo, la que menos ha reducido la miseria", dijo Bergoglio durante una reunión con los obispos en América Latina en 2007. Al mismo tiempo, ha tendido a acentuar el crecimiento en la santidad personal, más que en los esfuerzos de una reforma estructural.
Bergoglio es visto como un inquebrantable ortodoxo en materias de moralidad sexual, oponiéndose al aborto, al matrimonio del mismo sexo y las medidas anticonceptivas. En 2010 aseguró que permitir la adopción de las parejas homosexuales es una forma de discriminación en contra de los niños, ganándose el reproche de la Presidenta Cristina Fernández. Sin embargo, ha mostrado una profunda compasión hacia las víctimas del VIH-Sida; en 2001 visitó un hospital para besar y lavar los pies de 12 pacientes con Sida.
Pese a ello, después del cónclave de 2005 algunos cardenales admitieron que tenían dudas sobre que Bergoglio tuviera la fuerza, energía y determinación necesarias para liderar la Iglesia. Aún más, para la mayoría de los fieles no latinoamericanos, Bergoglio es un desconocido. Un puñado recuerda su liderazgo en 2001 en el Sínodo de los Obispos, cuando reemplazó al cardenal Edward Egan de Nueva York, como el relator general de la reunión. Esto, porque Egan se encontraba en Nueva York ayudando a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre. En esa oportunidad dejó una impresión positiva y confusa.
Bergoglio puede ser conservador en muchos temas, pero no defiende los privilegios clericales. En septiembre de 2012, ofreció un fuerte ataque contra los sacerdotes que se negaron a bautizar a niños nacidos fuera del matrimonio, llamándolos una clase de "riguroso e hipócrita neo clericarismo".
Su elección en 2013 tiene la base en cuatro puntos. El primero, es que tuvo un gran respaldo en el último cónclave y algunos cardenales pudieron haber pensado que tienen otra oportunidad. Segundo, Bergoglio es el candidato que representa al primer mundo y al mundo en desarrollo. Es latinoamericano con raíces italianas, que estudió en Alemania. Como un jesuita, es un miembro de una verdadera comunidad religiosa internacional y sus lazos con el Movimiento Comunión y Liberalización hacen que forme parte de otra red global.
Tercero, Bergoglio aún atrae a las distintas divisiones en la Iglesia, es respetado tanto por los conservadores como por los moderados por su fuerte sentido pastoral, su inteligencia y su modestia personal. También es visto como un alma espiritual y un hombre de profunda oración. "Sólo alguien que ha encontrado la misericordia, que ha sido acariciado por la misericordia, está feliz y cómodo con el Señor", dijo Bergoglio en 2001.
Cuarto, también es visto como un evangelista exitoso. "Tenemos que evitar la enfermedad espiritual de una Iglesia autorreferente", dijo Bergoglio recientemente. "Es cierto que cuando estás en la calle pueden ocurrir accidentes. Sin embargo, si la Iglesia permanece cerrada en sí misma, autorreferente, se enferma. Entre una Iglesia que sufre accidentes en la calle y una Iglesia que está enferma porque es autorreferente, prefiero la primera".
Entre los puntos en su contra se encuentran que es ocho años mayor que en 2005, es decir, a sus 76 años es sólo dos años menor que Benedicto XVI cuando fue elegido Papa. Además, las dudas que circularon sobre la firmeza de Bergoglio pueden ser más dañinas ahora. Además, pese a ser un miembro de muchos departamentos vaticanos, incluyendo la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, nunca ha trabajado en el Vaticano.
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