El expediente del caso Cheyre
Los testimonios judiciales de los principales protagonistas de la compleja trama detrás del crimen de los padres de Ernesto Lejderman Avalos y las circunstancias en que él fue entregado a un convento, cuando tenía dos años de edad.
MIS PADRES LLEGARON A CHILE a principios de 1971, atraídos por el proceso político democrático que se vivía en Chile durante el gobierno del Presidente Salvador Allende. Yo nací el 4 de junio de ese año, en Santiago". Así describió Ernesto Lejderman en la querella que interpuso en 1998 por el asesinato de sus padres, el argentino Bernardo Lejderman y la mexicana María del Rosario Avalos, las circunstancias en que éstos llegaron al país, donde fueron abatidos, en diciembre de 1973, por una patrulla militar del Regimiento Arica de La Serena.
El caso, que consta en la Comisión Rettig, generó la renuncia del presidente del consejo directivo del Servicio Electoral (Servel) y ex comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, quien en la época tenía el rango de teniente y se desempeñaba como ayudante del coronel (R) Ariosto Lapostol, comandante de dicha unidad militar.
Según la justicia, la participación de Cheyre (que declaró como testigo y nunca fue imputado) consistió en coordinar el traslado del hijo de la pareja -de entonces dos años- desde el regimiento, lugar al que llegó tras el asesinato de sus padres, hasta un convento. Sin embargo, esta semana, las críticas de Lejderman a Cheyre gatillaron una polémica que terminó con la renuncia del ex comandante en jefe a su cargo en el Servel.
La causa terminó en 2009, con tres militares condenados a cinco años por homicidio calificado. El expediente, de 1.148 fojas y al que tuvo acceso La Tercera, describe el caso y las versiones de sus protagonistas. Entre ellos, las declaraciones de los tres condenados, el capitán (R) Fernando Polanco, el suboficial (R) Héctor Vallejos y el suboficial (R) Luis Fernández. El caso se pudo esclarecer gracias al testimonio de las tres personas que conocieron la ubicación del matrimonio: los profesores Jorge Polanco y Carlos Ramos, además del campesino Luis Ramírez (fallecido en 1995), quien ayudó a la familia y debió conducir a los militares hasta ellos.
Estos son los pasajes principales del sumario:
"Bernardo Lejderman fue procesado junto a un grupo de personas vinculadas a la Vanguardia Organizada Popular (VOP, grupo de extrema izquierda autor del asesinato de Edmundo Pérez Zújovic) por infracción a la Ley de Seguridad del Estado".
Carta de la Vicaría de la Solidaridad, 1990.
"En 1971 haciendo mi práctica en la Cárcel Pública de Santiago, me tocó defender la causa de Bernardo Lejderman, procesado como presunto encubridor de una organización política. Logré su libertad luego de alegar ante la Corte Marcial (...) al año me encontré con Lejderman. Me planteó que se encontraba casado con una mexicana con quien tenía un hijo con problemas de asma, expresándome su intención de trasladarse a algún país benigno para la salud de su hijo. Le propuse que se trasladara con su familia al domicilio de mi tía Marta Alvarez, quien vivía sola en Diaguitas, Valle del Elqui".
Sergio Majul, abogado.
"Mi padre trabajó colaborando con el gobernador de esa localidad en el área de servicio social. (...). Mi madre se dedicaba a hacer clases particulares de inglés".
Ernesto Lejderman Avalos.
"El 11 de septiembre de 1973 se marcharon de la casa de mi tía y se fueron a otro lugar con mayor seguridad luego de enterarse de lo que estaba pasando en el país. Ellos temían que los detuvieran incluso ese día".
Sergio Majul.
"En diciembre de ese año (1973) trabajando en la aguada, llegó un señor quien me solicitó conversar. Me explicó que iba en busca de auxilio, diciéndome que era dirigente sindical y que su destino era Argentina. Me explicó que además iba con su cónyuge y un hijo, me pidió que si podía comprarle o proporcionarle un zapato para su hijo porque éste había perdido uno en el viaje. Mi respuesta fue negativa. Acto seguido me dijo que me iba a llevar su familia para que me diera cuenta que era verdad lo que solicitaba, cosa que hizo al instante (...) se trataba de una mujer joven de unos 22 a 25 años, de 1,55 mts. de estatura, piel blanca, pelo castaño. El niño era rubio de un año y medio a dos años y estaba sin zapatos (...) me pidió que me contactara con alguna persona de confianza para conseguirle zapatos al niñito (...) le dije que podía conseguir lo que necesitaba".
Luis Ramírez, campesino.
"El 4 de diciembre de 1973, un lugareño del sector, Luis Ramírez, me comentó que cerca de las tierras donde sembraba, se encontraba una pareja con un niño, que estaban muy mal vestidos y no tenían nada para comer. Como tenía a la mano algunas prendas de vestir de uno de mis hijos, se las entregué. También les hice un pequeño paquete con víveres. Al día siguiente, se presentó en Gualliguaica, un amigo, también profesor, de nombre Jorge Polanco Galarce, a quien le hice la solicitud de ropa de mujer".
Carlos Ramos, profesor.
"En la ciudad de La Serena pasa por el lugar un taxi, al que hago detener (...) nos pusimos a conversar sobre la situación política del país, y de cómo nos habían tratado los militares, a lo que respondí que no había tenido problemas. Ante esta conversación recordé la solicitud que me hizo (Carlos) Ramos, y le pedí cooperación con ropas para esta familia".
Jorge Polanco, profesor.
"A la unidad llegó información respecto de dos extranjeros que estaban ocultos en el Valle del Elqui en una quebrada, lo que le comuniqué al comandante del regimiento Sr. (Ariosto) Lapostol (...). Llegó por un taxista de la ciudad de La Serena que era informante, quien proporcionó los nombres de las personas que apoyaban y sabían la ubicación de estos extranjeros".
Fernando Polanco, ex militar condenado.
"Se presentaron cuatro sujetos, que vestían ropa de civil, pero cortes militares. Me preguntaron si yo era Carlos Ramos. Luego me consultaron dónde tenía al guerrillero. Al consultar de qué se trataba, uno me amenazó con una pistola".
Carlos Ramos, quien fue detenido y torturado en el Regimiento Arica junto a Jorge Polanco.
"El 7 de diciembre de 1973, llegaron a mi domicilio en Gualliguaica militares en una patrulla compuesta por un grupo de aproximadamente 10 uniformados. Eran mandados por un capitán de apellido Polanco (...) el jefe del grupo me dijo que me iban a detener por orden del comandante del regimiento. Ese día fui trasladado al regimiento Arica en cuyo lugar me enteré que ya estaban detenidos los dos profesores. En el regimiento, fui interrogado por la familia que había contactado conmigo a lo cual respondí efectivamente y les dije que podía trasladarlos hasta el lugar en que se encontraban los fugitivos".
Luis Ramírez, campesino.
"Personalmente di la orden al capitán Polanco, al conocer el antecedente que en el sector de Gualliguaica se encontraban ocultos unos extranjeros con la siguiente misión: comprobar la existencia de dichas personas y en lo posible, detenerlos para ser interrogados".
Ariosto Lapostol, ex comandante del regimiento.
"Mi jefe el capitán Fernando Polanco me ordenó conformar una patrulla para viajar al día siguiente con el fin de ubicar a dos terroristas que escapaban hacia el lado de Argentina".
Héctor Vallejos, ex militar condenado.
CRIMEN EN EL VALLE DEL ELQUI
"La persona que podía aportar antecedentes era un baqueano del sector Gualliguaica. Resultó ser Luis Ramírez, a quien ubicamos en su casa (...). Se vio obligado a indicarnos el lugar, para lo que nos acompañó, caminando dos horas".
Fernando Polanco, ex militar condenado.
"Cuando nos acercábamos al sitio en donde se encontraban (los extranjeros), (...) en forma sorpresiva desde el interior de una cueva, salen dos personas, una de las cuales nos enfrenta y procede a dispararnos con un arma de puño, tipo revólver y en la otra mano, (...) portaba un objeto que despedía humo. (...) Los integrantes de la comitiva procedieron a abrir fuego sin voz de mando, logrando herir a la persona que nos disparaba, la que cayó al suelo. Cuando estábamos a unos cinco metros, detuve a los integrantes, ya que me percaté que el objeto que desprendía humo se trataba de un cartucho de dinamita, por lo que tuvimos especial cuidado de sacarlo de la mano para que éste no explotara".
Héctor Vallejos, ex militar condenado.
"Cuando estábamos a unos trescientos metros, nos percatamos que desde el lugar hacia donde nos dirigíamos, salieron dos personas corriendo, en diferentes direcciones, a quienes a viva voz les gritamos orden de alto y al ver que no fue acatada, ordené abrir fuego en su contra. Producto de los disparos cayó una de ellas.
Al acercarnos nos percatamos que se trataba de una mujer y que presentaba heridas en la espalda, pero aún se encontraba con vida. Fue en ese instante en que se nos indica que en una cueva cercana al lugar, se encontraba un menor que era el hijo de ambos y también una carta, en donde explicaba las razones por las cuales se encontraban en ese lugar. (...) Mientras conversábamos con esta mujer moribunda y pasando más menos diez minutos, escuchamos una detonación. Inmediatamente ordené al suboficial Vallejos que concurriera junto con el baqueano al lugar de dónde provenía el ruido e informarme de lo que había ocurrido. Al regresar, me indican que el otro sujeto se había detonado un artefacto explosivo, presumimos que pudo haber sido dinamita, lo cual lo destrozó".
Fernando Polanco, ex militar condenado.
"Ni Polanco ni yo fuimos hacia donde estaba el cuerpo de esta segunda persona".
Héctor Vallejos, ex militar condenado.
"Sentimos el llanto de un menor que provenía de una de las cuevas. Nos acercamos y vimos que en su interior había un niño de dos años, de cabello rubio, vestido con un jersey azul, pantalón, zapatillas. En ese mismo momento nos acercamos a la mujer que estaba siendo observada por un reservista y ella aún jadeaba y balbuceaba incoherencias y pedía que cuidaran al niño. En ese momento le dije "para qué hizo esto señora, mire cómo va a quedar su hijo".
Héctor Vallejos, ex militar condenado.
"Una vez que falleció la mujer, procedimos a darle sepultura en el mismo lugar, cavando una fosa, con las herramientas que portaban los reservistas, con la ayuda del baqueano Ramírez, quien hizo gran parte del trabajo (...). Nos dirigimos a la cueva en donde se encontraba el niño y también la carta señalada por la mexicana, inmediatamente recogimos al menor y con él regresamos al Regimiento".
Fernando Polanco, ex militar condenado,
"El día de los hechos, no recuerdo la fecha exacta, me informó personal de seguridad, que una patrulla militar, que se encontraba durante la noche, en el camino a Vicuña, había detectado a personas que no obedecieron la orden de alto y que en vista de lo anterior, la patrulla abrió fuego hacia el lugar en donde se habían escuchado los ruidos. Posterior a esto, los integrantes de la patrulla escucharon una detonación, dirigiéndose al lugar a constatar lo ocurrido, indicándome que en el lugar habían encontrado los restos de dos personas mutiladas por una explosión de dinamita". (julio 2002)
"Me dijeron que los cadáveres estaban botados al interior de Vicuña, no fueron trasladados al Regimiento, ambos según me dijeron murieron juntos en el mismo momento producto de la explosión y se les dejó a la intemperie pues estaban mutilados". (noviembre 2002)
Ariosto Lapostol, ex comandante del regimiento.
LA VERDAD DE RAMIREZ
"Aproximadamente a las 8 horas del día 8 de diciembre salimos del regimiento en una patrulla al mando del capitán Polanco y los guié hasta el sitio exacto donde se encontraban los fugitivos. Una vez que se orientaron me ordenaron que me fuera a mi aguada y no me moviera de ese lugar hasta que regresaran a buscarme. Eran como las 13 horas cuando llegó hasta la aguada un sargento y me dijo que su capitán ordenaba que fuera con él y llevara una pala (...). Una vez que llegamos al lugar vi que la mujer estaba muerta y ensangrentada en todo su cuerpo, a una orden del militar cavé una sepultura de aproximadamente 70 centímetros de profundidad y en ésta depositamos el cadáver. (...)
Hecha esta diligencia se reunieron conmigo y me dijeron que el hombre se había suicidado y sus restos estaban a más o menos un kilómetro. (...) Me dijeron que habían hecho un "consejo de guerra" en el lugar y habían determinado dejarme libre y que siguiera trabajando sin comentar lo ocurrido a nadie. Se retiraron del lugar llevándose al hijo del matrimonio muerto".
"El día 9 de diciembre me fui a mi aguada y llegó un viejito de nombre Modesto Pastén, quien tenía una aguada cerca, éste me dijo que había encontrado el cadáver del desconocido que había muerto el día anterior, y me insinuó si era conveniente darle santa sepultura. Accedí y concurrimos hacia el interior de la quebrada llamada La Angostura (...) hicimos una sepultura y lo enterramos. (...) Veinte días después de lo que termino de relatar, fui notificado por Carabineros que tenía que presentarme a esa unidad. Lo hice y me enteré que tenía orden de arresto de la Fiscalía Militar y fui trasladado al regimiento Arica, en donde me tomaron declaraciones respecto al caso y fui detenido, permaneciendo en la cárcel por 45 días sin que me aclararan el motivo de mi encarcelamiento".
Luis Ramírez, campesino.
"Se me informó que a unos cincuenta metros de este hecho, habían encontrado un niño de aproximadamente dos años de edad, el cual fue traído a mi presencia en las dependencias de la Comandancia del Regimiento Arica de La Serena. Ante esta situación y por el hecho de no estar preparados para el cuidado de una guagua, me puse en contacto con la madre superiora del Convento Carmelitas (...). Posterior a esto tomé contacto con el cónsul de Argentina, señor González, quien se hizo cargo (...) del niño".
Ariosto Lapostol, ex comandante del regimiento.
"En el mes de septiembre de 1973, yo tenía grado de teniente y estaba destinado al regimiento Arica de La Serena, mi función era la de ayudante del comandante de dicha unidad, siendo su coronel Ariosto Lapostol Orrego. Estuve en dicha destinación hasta diciembre de 1974. (...) La función del ayudante es ser una persona de mucha confianza dentro del regimiento. (...) responde a los asuntos personales, administrativos y protocolares de las relaciones del comandante, es decir no tiene mando. Es un secretario, no tiene tropa a su cargo".
"Mi participación en estos hechos parte la tarde del día que vuelve la patrulla, ellos venían con un niño de un año y medio o dos. El capitán Fernando Polanco venía con un menor de edad y entregó una información que decía que habían perseguido a dos personas, que se escuchó una explosión y que al acercarse vieron a dos personas reventadas".
"El comandante Lapostol me instruye que el niño pase en el más breve plazo a un convento de la ciudad de La Serena, que tuviera menores a su cargo, afín de la situación producida con el menor. Entonces tomé contacto con el obispo o con su secretario, desde ahí nos derivan a un convento que está cercano al Regimiento. Si mal no recuerdo las monjas vinieron al regimiento a buscar a la guagua, no me parece que yo haya entregado al menor de edad a las monjas. La guagua estuvo no más de una hora y media a dos horas en el regimiento, hasta que se lo llevaron las religiosas".
Juan Emilio Cheyre, ex comandante en jefe del Ejército.
"El día 8 de diciembre de 1973 mientras me encontraba en la portería de mi trabajo, llegó al internado Monseñor Juan Francisco Fresno, en ese entonces obispo de La Serena, acompañado por efectivos militares que se movilizaban en una especie de jeep descubierto con soldados en la parte de atrás. Un militar bajó con un niño en sus brazos, que debe haber tenido 2 o 3 años ya que caminaba y hablaba. (...) El niño quedó en custodia de las monjas por espacio de un mes (...) posteriormente fue retirado por los efectivos militares, ignorando qué sucedió con él".
Fidelia Cortés, empleada del convento Divina Providencia.
"Se ordenó informar al Estado Mayor del Ejército de lo sucedido y a través de este estamento a las embajadas de México y de Argentina en Chile, remitiéndoles copias de la carta indicada".
Fernando Polanco, ex militar condenado.
La muerte del matrimonio fue tema de una decena de notas diplomáticas con México y Argentina entre enero y febrero de 1974, para repatriar al niño y exhumar los restos de su madre.
Gracias a estas gestiones, el abuelo paterno viajó a Chile para llevarse al niño. El 4 de marzo de 1974, Avalos fue exhumada.
LA TRAMA JUDICIAL
En 1990, una denuncia de Carlos Oros, presidente de la Comisión de DD.HH. de La Serena, inició una causa judicial por el asesinato de la pareja, en el Juzgado del Crimen de Vicuña. El encargado de la investigación fue el juez David Salazar, quien en una de sus primeras medidas exhumó los restos de Bernardo Lejderman.
En febrero de 1991, el Informe Rettig determinó que el crimen "fue ejecutado por agentes del Estado al margen de todo juicio". Dos meses después, la investigación fue trasladada a la Justicia Militar y un año después, sobreseída.
En 1998, Ernesto Lejderman Avalos se querelló: "La versión oficial de las autoridades chilenas resultó falsa, tratándose de dos asesinatos a mansalva y de personas indefensas".
En la investigación, se ordenó una autopsia a los restos de Lejderman: "Se descarta que la causa de muerte haya sido por el estallido de un artefacto explosivo (...). La causa de muerte (...) podría corresponder a la trayectoria de proyectil".
En 2009 y tras un largo proceso judicial, en el que Cheyre declaró dos veces (una para explicar su rol en el caso y otra donde dijo que Lapostol siempre actuó con "prudencia, justicia y apego a la doctrina"), la Corte Suprema absolvió a Lapostol y condenó a los militares Fernando Polanco, Luis Fernández y Héctor Vallejos a cinco años por homicidio calificado. La condena original era de 10 años, pero se les aplicó media prescripción.
***
En 2009, Cheyre y Lejderman se reunieron por primera vez. El martes volvieron a coincidir en una entrevista en TVN, que generó polémica. "¿Por qué cuando fue jefe del Ejército donde planteó "memoria y justicia", no brindó esa información a la justicia? (...) invito a Cheyre a que rompa el pacto de silencio y cuente dónde están los cuerpos de los DD.DD., qué pasó con mi papá y mi mamá", interpeló Lejderman al ex militar.
Cheyre respondió: "En 40 años, es tiempo de cerrar las heridas. No hay que olvidar, pero se tiene que transparentar el dolor, construir justicia. El compromiso con la verdad fue integral y para todos. Yo no omití nada al asumir responsabilidades en cuanto a los crímenes del pasado. (...) El dolor que sentí por sus padres es el mismo que pudo haber sentido él".
Al día siguiente y tras la polémica desatada, Cheyre decidió dejar su cargo en el Servel. "Aún subsiste una brutal incomprensión del actuar militar y no deseo que (...) eso llegue a afectar al Ejército de Chile (...) mi conciencia está en paz y me siento libre de todo cuestionamiento legal y ético", dijo al anunciar su renuncia a la presidencia del consejo directivo.
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