Especialistas aconsejan cómo elegir el factor de protección adecuado para cada tipo de piel

El ISP hizo un llamado a la ciudadanía a protegerse del sol durante el cambio de temporada, de manera de prevenir daños y enfermedades como el cáncer.




La directora del Instituto de Salud Pública, María Teresa Valenzuela, hizo un llamado a la ciudadanía a protegerse del sol durante este cambio de temporada y a elegir de manera correcta el factor de protección solar, que depende del índice ultravioleta y del fototipo de nuestra piel.

Valenzuela explicó que a partir de noviembre de 2010 los protectores solares distribuidos no pueden indicar en sus etiquetas un factor mayor a 50+ ni incluir frases como "protección total", "a prueba de agua" o aquellas que aludan al mismo significado. Asimismo, deben incluir recomendaciones de uso, lapso de reaplicación del producto, advertencias, tales como "en niños menores de seis meses no se recomienda exposición al sol".

"Ese número que aparece en los envases de las cremas, en realidad es un multiplicador del tiempo que una persona puede estar tomando el sol sin quemarse", dijo.

Por ejemplo, si una persona de color de piel claro (fototipo II), que se quema con facilidad, a los 25 minutos presenta eritema con un índice de radiación alto, por ejemplo UV 6, al mediodía de esta temporada estival. Si utiliza un factor de protección 15 (25*15=375/60=6), podrá estar 6 horas protegida.

"Dicho así parece muy sencillo, pero cómo podemos saber el tiempo que tardaríamos en broncearnos, cómo podemos saber, en definitiva, qué factor de protección es el adecuado. Para contestar estas preguntas tenemos que tener en cuenta dos factores importantes: por un lado el índice ultravioleta y por otro el fototipo de nuestra piel. Dependiendo de la cantidad de radiación que llegue en un momento dado a nuestra piel, y de las propias características de ella, dependerá el tiempo que podemos estar sin quemarnos", precisó.

La directora del ISP manifestó que el fototipo es la capacidad de la piel de adaptación al sol que cada uno posee desde que nacemos y su clasificación se realiza en función de su capacidad para broncearse y color del cabello, ojos y piel.

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