Estudio Unicef: entre un 15% y un 19% de los jóvenes no ha terminado 4° medio

Análisis se basa en las trayectorias de cerca de 600 mil estudiantes de dos generaciones distintas.




A mediados de 2012, Cristóbal (18) decidió que no quería ir más al colegio. Las bajas notas, algunos años de repitencia y conflictos familiares le obligaron a alejarse de las clases por varios meses. La misma decisión tomó Matías (16) a mitad del año pasado, debido a los recurrentes conflictos con sus compañeros.

Según la encuesta Casen de 2013, son cerca de 150 mil los niños y jóvenes de entre seis y 21 años que han abandonado el sistema educativo sin haber terminado su escolarización obligatoria. De estos, poco más de 60 mil tienen 18 o menos años y dos de cada tres pertenecen a familias de los dos quintiles con menores ingresos. (ver infografía).

Para obtener mayor información sobre estos jóvenes, Unicef  Chile encargó un estudio a la U. Diego Portales que  analizó  las bases de datos de matrículas del Mineduc y siguió la trayectoria educativa de dos generaciones escolares distintas a través de los años a partir de 2004 y 2007 hasta el 2015.

De los cerca de 600 mil niños identificados, entre el 15% y 19% no ha terminado cuarto medio para 2015, ni en la escuela regular ni en la modalidad adulto. "Esta es una buena fotografía de la realidad del país y el número de niños que deja el sistema es preocupante", afirma Patricia Núñez, oficial de Educación y Desarrollo Infantil Temprano de Unicef.

La especialista enfatiza en que "la problemática de los jóvenes que están fuera del sistema escolar es profunda y muy compleja, y da cuenta de que pueden existir varias vulneraciones de sus derechos, ya que la deserción escolar está fuertemente vinculadas a las condiciones de pobreza del primer y segundo quintil y eso habla de la desigualdad que existe en educación", agrega.

Analizando datos de rendimiento escolar, asistencia, promedio de notas y puntaje Simce, la investigación puso al descubierto varias características para este grupo de jóvenes: los padres presentan menores niveles de escolaridad y menores expectativas de logro académico de sus hijos; ser hombre y tener menor asistencia a clases se asocia a una mayor probabilidad de no llegar a cuarto medio y por lo general, sus promedios de notas y puntaje Simce son más bajos.

"También vimos que la repitencia es un factor de alto riesgo de deserción escolar y que el 23% de los niños y jóvenes que están fuera del sistema tienen al menos un hijo", afirma Núñez.

Asimismo, se concluyó que los escolares que sigue una ruta regular (llegan a cuarto medio en la edad correspondiente y nunca cambia  de establecimiento) son entre un  10% a 12%.

Reinserción

A los pocos meses de haber dejado las clases, Matías quiso volver al colegio. Supo de la escuela de reinserción Colegio Padre Alvaro Lavín, en Maipú, de la Fundación Súmate y se matriculó en primero medio. Allí conoció a Cristóbal, quien ya venía desde quinto básico, nivel al que entró a los 14 años.

Hoy ambos se proyectan: "Quiero hacer mis proyectos, no quiero perder más tiempo y estudiar música", dice Cristóbal. "A mí me gustaría estudiar minería y geología sustentable y luego gastronomía internacional", cuenta Matías.

Reinsertar a estos jóvenes al sistema y proyectarlos hacia la educación superior, es el objetivo de gran parte de los programas que entregan alternativas educacionales a los chicos que están en riesgo o abandonaron la escuela. Estos han estado arraigados principalmente en fundaciones y otros grupos de la sociedad civil que comenzaron a funcionar desde comienzos de los 90, ante la falta de una política oficial del Estado que aborde esta problemática.

Según Liliana Cortés, directora ejecutiva de la Fundación Súmate y vocera de la Red por las Trayectorias Educativas, organización que agrupa a cerca de 15 entidades que trabajan con estos jóvenes, "este es un problema muy poco visibilizado y que como sociedad hemos analizado poco. Nos perdemos de los talentos de estos jóvenes que entran al mercado laboral con poca calificación y así perpetúan el círculo de la pobreza en sus familias".

Además advierte sobre la falta de una política pública que aborde el tema. "Hay voluntad política, pero falta asociar un presupuesto adecuado y que estos programas de reinserción sean parte de la oferta pública", dice.

El Mineduc dispuso en 2015 un fondo de $ 1.500 millones para financiar iniciativas de reingreso. Se beneficiaron 92 proyectos de ONG y municipios.

Asimismo, la secretaría de Estado viene trabajando desde 2014 en la conformación de un área de reinserción escolar y en ese marco  conformó con las organizaciones de la Red por las Trayectorias Educativas una mesa intersectorial para generar una modalidad de reingreso de estos jóvenes al sistema educativo.

También ha puesto en marcha cinco pilotos de Escuelas Segunda Oportunidad, enfocado en los jóvenes que quieren terminar la enseñanza media, cuatro en Santiago y una en Chiloé.

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