Estudios coinciden en que 50 años es la edad con mayor nivel de estrés
Luego de festejar sus cinco décadas comenzó un período difícil para Sergio (52). En su trabajo, de más de 20 años, fue despedido. Al buscar empleo se encontró con la barrera de que la edad límite era 40 años. A eso se sumaron cambios en su vitalidad y humor. Cuando finalmente encontró trabajo tuvo un nuevo dilema: un jefe muy joven que perfectamente podría ser su hijo. "No fue un proceso fácil", reconoce. No pasó mucho tiempo cuando el insomnio, los dolores de cabeza y su colon irritable le advirtieron que algo andaba mal: estaba estresado.
Un cuadro más que común entre las personas de su edad, según revela un estudio realizado por la U. de Nottingham, en Inglaterra, que señala que el punto más alto en estrés laboral y emocional de una persona está entre los 50 y 55 años. El informe analizó estudios publicados sobre el tema entre enero de 1990 y marzo de 2009.
¿Por qué? Amanda Griffiths, sicóloga en salud laboral de la Universidad de Nottingham y directora de la investigación, señala que los estudios muestran que, a esa edad, las personas sienten que tienen menos control sobre su trabajo, poco reconocimiento a su contribución y escaso apoyo social.
ETAPA DE CAMBIOS
Rafael Jara, geriatra del Hospital Clínico de la U. de Chile, coincide en que el peak de la tensión se produce en la mediana edad, "cuando comienza la etapa en que parte el decaimiento tanto físico como mental que lleva a la vejez". Además, al llegar a los 50 se manifiestan los primeros problemas de salud, como diabetes, colesterol elevado o hipertensión.
Claudia Román, sicóloga experta en envejecimiento de la U. Central dice que las principales causas de esta mayor tensión son sociales. "Se produce el primer encuentro con la vejez y culturalmente no existe preparación para llegar a ese período". Eso sin contar, que tienen más responsabilidades que antes. "El tiempo que permanecen los hijos en la casa se ha alargado y eso lo resienten económicamente. No pueden vivir tan relajadamente, porque tienen obligaciones impuestas o personales", aclara.
Las mujeres deben enfrentar la menopausia, que es interpretada como una pérdida, dice la sicóloga. Además, viven la crísis del nido vacio: "Muchas sienten que no tienen dónde focalizar esas energías, hasta que empiezan a tener nietos", dice la sicóloga.
Los hombres no están ajenos a la crisis ni al estrés. Viven lo que se llama la andropausia, una paulatina disminución de los niveles hormonales que se refleja en más cansacio y desconcentración. A eso se suma la incertidumbre de perder el trabajo, por la dificultad de reinsertarse laboralmente a esa edad. "Nadie se pregunta qué se hace para mantener a una persona que después de los 65 vivirá cerca de 30 años más", dice la sicóloga.
Otra fuente de estrés es encontrarse en una edad intermedia. No sé es tan viejo, pero tampoco tan joven. "Viven una especie de adolescencia tardía. Son hombres y mujeres estupendas que les encantaría usar un auto deportivo o pantalones apretados, pero no lo hacen por temor a ser criticados", sostiene la sicóloga de la U. Central.
EFECTOS EN LA SALUD
El estrés sostenido, explica Rafael Jara, geriatra de la U. de Chile, aumenta los niveles de cortisol plasmático, lo que eleva la actividad de las neuronas del hipocampo. "Eso libera radicales libres, moléculas con alta reactividad que envejece las células del hipocampo". Eso afecta la memoria, la habilidad verbal y las funciones ejecutivas como planificar una tarea, por lo que pueden tomar decisiones erradas o precipitadas.
Daño que, además, repercute en el sistema inmunológico, lo que favorece las enfermedades infecciosas o desencadena enfermedades metabólicas. "Es lo que sucede con los pacientes diabéticos, que al sufrir estrés, aumentan sus niveles de glicemia", dice Jara.
Al vivir siempre en emergencia, las personas "se vuelven hurañas, con menos amigos y menos afectos dentro de la familia, lo que en la vejez puede tener consecuencias como estar solo y no tener redes de apoyo", advierte el geriatra.
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