Ex agente de Perú ante La Haya: "Estábamos muy seguros de que la corte de La Haya le daría la razón a Perú"
En esta entrevista con La Tercera, el jefe del equipo peruano plantea que con el fallo perdieron los que siembran odio y cizaña, que felizmente son pocos.
"Es el mayor desafío de mi carrera", le respondió Allan Wagner a Alan García cuando el entonces presidente peruano le ofreció ser el agente de Perú ante la Corte de La Haya, en el marco de la demanda contra Chile, en 2007. Así, comenzaba a cerrarse el círculo, ya que Wagner, de larga carrera diplomática, había sido canciller durante la primera gestión de García en los 80, época en la que el embajador Juan Miguel Bákula realizó su primer planteamiento formal a Chile sobre la necesidad de negociar una frontera marítima.
Dos décadas más tarde, Wagner, conocido en Perú por su tamaño (mide casi dos metros), pero principalmente por la seriedad con la que ha realizado su trabajo, lideró el equipo de su país en La Haya y fue él quien le comunicó el resultado del fallo al Presidente Ollanta Humala el 27 de enero de 2014.
En Perú, Wagner -que también fue ministro de RR.EE de Alejandro Toledo y titular de Defensa de García- es señalado como la imagen misma del rigor. En esta entrevista con La Tercera, el ex agente peruano repasa la tensa antesala del fallo, sus consecuencias, pero también revela pasajes desconocidos del histórico dictamen.
Durante su labor como agente de Perú en La Haya, ¿cuál fue el momento más difícil?
La lectura del fallo del presidente de la corte, el 27 de enero de 2014. Era imposible predecir cuál sería el resultado sobre los distintos elementos comprendidos en el caso. El principal de todos era la existencia o no de un tratado que hubiera establecido un límite marítimo en el paralelo de latitud hasta las 200 millas marinas, cuya existencia Perú negaba y que según Chile era la Declaración de Santiago de 1952. Una vez que el presidente de la corte dijo que no lo era, el asunto principal quedó resuelto y lo demás tenía que ver con la definición del límite marítimo, que en balance favoreció al Perú.
¿Cuál era el peor escenario que imaginó o que evaluó su equipo en los meses previos al fallo?
Estábamos muy seguros de que la corte nos daría la razón sobre la inexistencia de un tratado que hubiera establecido un límite marítimo de 200 millas en el paralelo y que, por lo tanto, la corte iba a entrar a definir ese límite. Sin embargo, había otros acuerdos firmados entre Perú y Chile que la corte debía interpretar para establecerlo. El que nos presentaba mayor preocupación era el Convenio sobre Zona Marítima Especial Fronteriza de 1954, porque señalaba que la zona de tolerancia para las embarcaciones pesqueras artesanales se ubicaba "a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países". Lo que no nos imaginamos -y tampoco Chile, creo- fue que la corte iba a considerar que el Convenio de 1954 reflejaba la existencia de un acuerdo tácito previo sobre un límite marítimo en el paralelo, pero acogió el punto de vista peruano que era para fines pesqueros. Esto le permitió a Chile obtener el primer tramo de 80 millas en el paralelo, luego de lo cual la corte trazó la línea equidistante que el Perú había planteado en el resto del área de superposición.
¿Alguna anécdota que recuerde en especial?
El gobierno de Perú había decidido que la demanda, cuyo texto habíamos trabajado con esmero, fuera presentada a la corte el 16 de enero de 2008. Viajé a La Haya un par de días antes con mi colega Marisol Agüero, jefa de la Asesoría para Asuntos de Derecho del Mar, quien portaba el documento en un maletín especial. Antes de entregar la demanda, le pregunté en broma: "¿Está oleada y sacramentada?", a lo que Marisol me respondió: "No lo sé, pero le puedo asegurar que está bendita". En efecto, antes de partir de Lima había llevado la demanda a una parroquia cercana a su casa y la había hecho bendecir.
A un año del fallo, ¿qué ganó y perdió Perú con el dictamen? Y Chile también.
Perú y Chile ganaron algo muy importante: resolver una controversia jurídica significativa a través de un medio de solución pacífico y en aplicación del derecho internacional. También ganaron prestigio internacional. Perdieron los que siembran odio y cizaña, que felizmente son los menos.
¿Perú ha sacado provecho del considerable territorio marítimo que obtuvo gracias al fallo o en esa materia queda por hacer?
El Instituto del Mar de Perú ha realizado ya dos expediciones de investigación científica en los nuevos espacios marítimos peruanos y en estos días está saliendo una tercera. Las descargas de pescado en el terminal de Morro Sama, en Tacna, se han duplicado.
¿Cómo calificaría el actual estado de las relaciones entre Perú y Chile a un año del histórico fallo de la Corte de La Haya?
Cada vez mejores, luego del traspié inicial que significó la discusión que Chile inició sobre la frontera terrestre.
Antes del fallo, mucho se comentó que este dictamen pondría fin a todas las disputas entre ambos países. Pero poco después nuevamente surgió el tema del triángulo terrestre. ¿Cómo ve ese hecho? ¿Cómo se soluciona el tema del triángulo?
Así lo considera el Perú: no hay disputas fronterizas pendientes. La frontera terrestre fue establecida mediante el Tratado de Lima, de 1929, y llevada al terreno por la Comisión Mixta Demarcadora que trabajó durante los años 1929 y 1930. En vista de que Chile ha manifestado una opinión distinta sobre el inicio del límite terrestre, que el Perú ha rechazado, ambos cancilleres han acordado colocar el tema en el nivel diplomático.
¿Por qué, a su juicio, ha demorado tanto la implementación del fallo de La Haya? ¿No hay voluntad de resolverlo a la brevedad por parte del Congreso peruano?
Por el contrario, el fallo se ha ejecutado muy rápidamente, como ya hemos dicho. En cuanto a la adecuación de algunas normas internas a lo dispuesto por el fallo, Perú ha modificado su Ley de Líneas de Base y ha expedido dos decretos supremos por los que se asegura el derecho a la libre navegación en aguas jurisdiccionales peruanas y el sobrevuelo de aeronaves extranjeras.
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