Felipe Sandoval: "Siempre hemos pensado que esta nueva regulación es transitoria"
El líder de las salmoneras dice que la industria no está conforme con el nuevo reglamento sanitario, pero adelanta que esperan realizar los cambios necesarios en el próximo gobierno. La prioridad, dice Sandoval, es la relocalización. En el tema social, están diseñando un "nuevo trato" y a fin de año presentarán su primer Reporte de Sustentabilidad.
Una nueva etapa es la que está viviendo SalmonChile. El gremio, que reúne a las principales empresas salmoneras de país -que hace unas semanas sufrió la salida de Marine Harvest, mayor competidora noruega- está consciente de la necesidad de contar con la aprobación social para poder proyectar al sector para los siguientes 30 años.
Por eso, están trabajando con una consultora para crear un "nuevo trato" social, donde se enfocarán en responder todas las inquietudes que tengan las comunidades respecto de su forma de operar. La primera señal la entregarán a fin de año, cuando el gremio presente su primer Reporte de Sustentabilidad. El 2017 vendrán los llamados "diálogos sociales".
"Reconocemos un déficit en la forma en que hemos enfrentado las comunicaciones, muchas veces sin la fuerza ni la oportunidad necesarias. Sabemos que nos falta camino por recorrer en la construcción de vínculos sólidos con las comunidades en las que operamos", afirma el presidente del gremio, Felipe Sandoval.
Pero eso no es lo único que preocupa al organismo. También está el nuevo reglamento sanitario que el gobierno está ad portas de publicar y que comenzaría a operar en marzo de 2017. El documento no tiene contentas a las salmoneras, pese a que el jueves, en la reunión de la Comisión Nacional de Acuicultura (CNA), en Valparaíso, la autoridad se comprometió a estudiar nuevas modificaciones al reglamento, relacionados con resguardar la sustentabilidad del crecimiento de la biomasa, las que se incluirían más adelante.
Por eso, Sandoval es claro: estas medidas son transitorias y esperan que sean perfeccionadas en el próximo gobierno. Mientras eso suceda, reconoce el líder gremial, "Chile seguirá igual" en términos productivos, lo que implica seguir por debajo de Noruega. "Nuestros competidores ganan terreno", afirma Sandoval.
¿Cómo impacta la nueva norma el crecimiento del sector, considerando que muchas compañías bajaron sus siembras -por los malos precios- y hoy podrán crecer gradualmente hasta 3%?
Las compañías van a comenzar a producir desde una carga más baja. Por eso, insistimos en que deberíamos tener un esquema donde se premie más al que lo hace bien y se castigue más al que lo hace mal. Crecer al 3% puede ser muy poco y es una cifra que creemos que podemos modificar, porque es lógico que al que le vaya bien pueda crecer al 5% o al 7%. Obviamente, no volveremos a un esquema de crecimiento de 20%, porque eso genera un riesgo en lo sanitario.
¿Se estaba creciendo al 20%?
El año 2012 se produjo cerca de 650 mil toneladas y el 2015 llegamos sobre 800 mil, pero el 2014 tuvimos un peak de 955 mil toneladas. Eso se tiene que hacer con mesura.
¿La premisa del sector es que no está conforme, pero igual avanza en este reglamento, esperando que el nuevo gobierno lo cambie?
Tenemos que ir al cambio de fondo. Las relocalizaciones de las concesiones son importantes y eso va a generar fusiones, porque hará que tengamos menos concesiones, más alejadas unas de otras, más productivas y con una con mayor capacidad de carga. Y eso tiene que ir acompañado de un sistema que limite la capacidad de carga. Por lo tanto, esto no es para aumentar la producción.
¿Esta nueva regulación es transitoria? Porque el gobierno la presenta como algo permanente…
Siempre hemos pensado que esta nueva regulación es transitoria. El gobierno lo que ha dicho es que 'avancemos y no nos quedemos estancados' con lo que teníamos. En ese sentido, entiendo que el gobierno siempre va a estar disponible para nuevas modificaciones. Ahora, dentro de los plazos que quedan, el gobierno está interesado en sacar esto adelante, pero nosotros tenemos que mirar hacia los próximos 30 años.
¿Cuánto tiempo puede aguantar la industria, en términos de costos, hasta la llegada de las nuevas modificaciones?
Lo que pasa es que este esquema permite operar bajo dos modalidades: densidades o límites de producción (planes de manejo individuales). Si operas en densidades, te suben los costos, pero el otro esquema no necesariamente genera mayores costos. Por eso creemos que ese esquema será el que se escoja mayoritariamente, pero igual tenemos que ir avanzando hacia los otros cambios.
¿En algún minuto se tendrá una estabilidad reguladora?, porque esto se viene modificando desde la crisis del ISA.
Esperamos que sea lo antes posible, pero por ser un sector nuevo, tenemos 30 años de vida, siempre hay que estar aprendiendo. Nosotros miramos a la competencia y la competencia también nos mira a nosotros. La diferencia es que mientras en Chile seguimos trabados en discusiones, el resto de las potencias acuícolas del mundo perfeccionan sus reglas del juego en plazos breves. Nuestros competidores ganan terreno, lo que no sólo afecta a las empresas, sino que a todo el país.
Entonces, en el corto plazo, con estos cambios, Chile siempre va a estar por debajo de Noruega?
Sí. En el corto plazo vamos a seguir igual.
Nuevo trato social
¿La labor central del gremio hoy es mejorar el acercamiento con las comunidades para poder ir a la relocalización de la industria?
Eso requiere normas y acuerdos. La parte nuestra la podemos resolver, pero si no tenemos normas claras de cómo hacerlo, será difícil avanzar. No estamos diciendo, resuélvanos a nosotros el problema y deje a los demás postergados. Hay espacios para todos y todos cabemos en el borde costero, pero para eso necesitamos un acuerdo. Por eso hablamos de un "nuevo trato" con las comunidades, porque este nuevo trato tiene que significar que tengamos todos la posibilidad de trabajar bien y en conjunto.
¿Por qué ha costado tanto mejorar la imagen? ¿De quién es el error?
Esta industria está ubicada en 700 puntos. Es decir, está muy extendida en el territorio. Además, hemos pasado por distintas etapas y cada una de ellas tiene puntos buenos y malos respecto de la relación con las comunidades. Reconocemos un déficit en la forma en que hemos enfrentado las comunicaciones, muchas veces sin la fuerza ni la oportunidad necesarias. Y también sabemos que nos falta camino por recorrer en la construcción de vínculos sólidos con las comunidades con las que operamos.
¿Cuál es el mensaje que quieren dar ahora?
Que somos una industria que cumple bien en relación a lo que se nos exige, tanto a nivel nacional como el exterior, pero en las localidades donde estamos no se piensa así y eso deberíamos comunicarlo más fuerte, con el fin de que la gente esté tranquila, pues con la actividad que desarrollamos no estamos afectando el medio donde residen los vecinos. Eso es lo que nos falta en esta etapa, porque después de Chiloé hicimos un recorrido y hablamos con varios dirigentes y la demanda que se nos hacía no era que nos fuéramos.
¿Qué es lo que quiere la gente?
Lo que nosotros constatamos es que el nuevo trato requiere que nosotros demos respuestas sobre las inquietudes que tienen las comunidades sobre nuestro trabajo. Por eso, de acá a fin de año vamos a sacar un Reporte de Sustentabilidad, el primero que se hace en la industria, donde daremos cuenta de indicadores y estándares sobre cómo trabajamos.
¿Con quién se están asesorando?
Estamos trabajando con una consultora desde hace un par de meses. Ellos nos ayudarán en la segunda parte de este plan, que tiene que ver con los diálogos sociales. Ellos nos ayudarán a definir el procedimiento con el que vamos a conversar con las comunidades. Eso lo vamos a definir durante 2017.
Entonces, ¿ese nuevo giro se potenció post Chiloé?
Lo veníamos trabajando desde antes, pero con el tema de Chiloé, obviamente se aceleró el trabajo. En el fondo, era un tema que teníamos claro, pero apareció con más fuerza luego de Chiloé.
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