Fiesta folklórica de Oruro abre festejos carnavaleros en Bolivia
<font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif"><span style="font-size: 12px;">A la celebración, patrimonio intangible de la humanidad desde 2001, asisten entre 300.000 y 400.000 personas.</span></font>
La fiesta folclórica en la ciudad andina de Oruro, la mayor expresión cultural de Bolivia y patrimonio intangible de la humanidad, abrió este sábado el carnaval en el país, con bailes autóctonos observados por miles de personas.
El carnaval pagano-religioso de Oruro, en honor a la Virgen católica Candelaria o del Socavón, congrega unos 35.000 danzarines de 48 fraternidades que recrean 18 danzas autóctonas, junto a 10.000 músicos, aunque sus orígenes se remontan a épocas preincaicas con bailes en honor a dioses andinos para que sean benéficos en épocas de siembra.
Lo bailarines recorren unos 6 kilómetros de calles y avenidas de Oruro, mientras que de 300.000 a 400.000 espectadores se apostan en las partes laterales, en graderías de madera habilitadas sólo para la oportunidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró en 2001 el Carnaval de Oruro como "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad".
Los bailes la "Morenada", "Diablada", "Caporales", los más coloridos y antiguos, e "Incas", son los centrales de la fiesta folclórica, a la que acudió el presidente Evo Morales, quien observó las danzas en un palco oficial en la plaza de Armas.
La "Morenada" es una recreción del esclavismo a la que fue sometida la población africana traída a Bolivia durante la colonia española, por lo que en el baile predominan los bombos y tambores, en tanto el tiempo le fue agregando cornetas, trompetas y platillos.
Los varones usan trajes multicolores como corazas de pies hasta los hombros, adornados con lentejuelas y pedrería vistosa, y caretas sobredimensionadas grotescas de hombres, mientras las mujeres combinan desde faldas largas con varios pliegues o minifaldas y sombreros adornados con plumas.
El baile "La Diablada" es de los más esperados, pues es una representación de la lucha entre el bien y el mal, entre Satanás y el Arcángel Gabriel, aunque sus orígenes, hace más de tres siglos, lo asocian con la deidad andina "Supay", un malhumorado dios bueno y malo a la vez.
"Supay" también es asociado al "Tío", una figura diabólica que gobierna las entrañas de las minas de plata y estaño en los Andes de Bolivia, a quien los indígenas y mineros también rinden tributo en esta fiesta y durante todo el año para que sea benigno a la hora de permitir que de la tierra se arranquen los minerales.
Durante la fiesta, unos 300 varones y mujeres del grupo folclórico "Morenada Central Cocanis" hizo gala durante su recorrido de "matracas" (instrumento de madera que al girar el mazo manualmente, provoca un ruido), cubiertas de "quirquinchos", el armadillo andino en vías de extinción.
Las autoridades habían pedido evitar el uso de este animal o aves andinas en la fiesta, aunque, al parecer, no pudo controlar que no fuesen utilizados.
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