Fiscalía investiga amenazas contra el párroco de La Legua

El control que las bandas de narcotraficantes han pretendido establecer en la Población La Legua nunca ha logrado atravesar las puertas de la Parroquia San Cayetano. Cajas con mercaderías para el comedor popular o "suculentos" diezmos han sido devueltos en reiteradas ocasiones por el sacerdote Gerardo Ouisse a sus "benefactores". Desde el entorno del presbítero ven en este rechazo al dinero proveniente del comercio de drogas uno de los motivos que han provocado el descontento de estos grupos contra el religioso. El mismo que ahora habría impulsado a algunos integrantes de estas bandas a anunciar el supuesto envío de un sicario en contra el párroco.

No se trata de la primera amenaza que recibe. Hace 10 años fue apuntado por los narcotraficantes tras una serie de detenciones, luego de que el sacerdote denunciara el daño que la droga provocaba a La Legua.

Desde la Policía de Investigaciones (PDI) aseguran que aún no se ha comprobado la amenaza, pese a que esta circula entre los vecinos y a que el propio Ouisse fuera advertido de ella por un feligrés durante un domingo de misa.

"Él recibió la información de un colaborador de la Iglesia, quien había escuchado que en una reunión al interior de La Legua Emergencia, un grupo de narcotraficantes había señalado que contratarían a alguien para que le hiciera daño al párroco", relató el prefecto de la PDI Iván Villanueva.

A raíz de que el sacerdote se negara a presentar acciones legales, la PDI resolvió hacer la denuncia de oficio. Ante esto, el Ministerio Público anunció el inicio de una investigación y mandató a la policía civil a acercarse a Ouisse para ofrecerle protección permanente.

"Yo trato de tener una vida normal, haciendo todo lo que yo tengo que hacer como sacerdote", señaló Ouisse el jueves pasado a Radio Cooperativa.

Pese a todo, los efectivos policiales presentes en la población han intensificado las rondas a su hogar y en los lugares a los que acude. Además, el caso fue derivado a la Unidad de Víctimas y Testigos de la Fiscalía, desde donde se monitoreará la seguridad del sacerdote.

"Los narcotraficantes se sienten amenazados por cualquier persona que pueda estar en contra de sus actividades, pero no hemos ratificado ni descartado esta amenaza", añadió, en concreto, Villanueva.

En el Arzobispado de Santiago respaldaron la decisión del sacerdote, junto con intentar bajarle el perfil al tema, al considerar que se trata de un asunto complejo. "Tomamos el asunto con serenidad y tranquilidad. El padre Ouisse es muy querido y respetado por todos nosotros y también en La Legua", dijo Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago.

En la actualidad, serían tres las bandas que se disputan el control en una de las zonas con mayor asociación con el narcotráfico en las últimas décadas. Desde la PDI descartaron vincular abiertamente a alguna de ellas con la amenaza a Ouisse, dado que es materia de investigación. Además, explican que el uso de sicarios no es habitual en las bandas, salvo algunos casos puntuales en que han utilizado agresores a pago en contra de grupos rivales, aunque nunca en contra de dirigentes o personalidades sociales que se enfrenten a la venta de drogas.

Los vecinos consideran que se trata de una pelea entre "el bien y el mal", aunque dicen no entender cómo alguien pretendería atentar contra el párroco. En todo caso, aseguran que Ouisse no es un cura que base sus funciones o sus misas en enfrentar a los narcotraficantes, sino más bien en ayudar a quienes son presa de las drogas o aquellos más necesitados.

"Ha sido un gran sacerdote. Es imposible entender que alguien pretenda causarle daño", indicó una miembro de la parroquia.

La Tercera se contactó con Gerardo Ouisse, pero el sacerdote prefirió no referirse al tema.