Francia busca reducir dependencia de la energía nuclear y alista cierre de centrales

La idea del Presidente francés François Hollande es que dejen de operar 20 de los 59 reactores atómicos. Pese a que depende en un 78% de las plantas nucleares para generar electricidad, París está apostando por las energías renovables.




En abril de 2011, apenas un mes después de la catástrofe generada por el terremoto y maremoto que golpearon a Japón y que obligaron a ese país a paralizar 52 de sus 54 reactores nucleares ante el desastre de Fukushima, Alemania anunció algo sorpresivo e inédito: que antes de 2022 cerraría todas sus centrales atómicas. Entonces, el gobierno francés se desmarcó de la decisión alemana e incluso calificó a este tipo de energía como "la solución del futuro". Además, París aclaró que no cambiaría su política en ese campo y una postura similar adoptó Suecia. Pero casi tres años después, un proyecto del Presidente galo, François Hollande, apunta a todo lo contrario: Francia quiere reducir drásticamente su producción nuclear.

La idea francesa es reducir en un tercio de su capacidad atómica en 20 años, según constata la cadena británica BBC. Francia depende en un 78% de los reactores atómicos para generar energía eléctrica, el país más dependiente en esta materia en el mundo. Además, es la segunda nación de mayor producción del mundo, después de Estados Unidos. Actualmente, Francia posee 59 reactores y si se concretan los planes de Hollande podrían cerrar hasta 20.

El poderío nuclear de los franceses data de 1974, cuando el gobierno expandió rápidamente la capacidad atómica luego de la crisis petrolera. Esa decisión fue tomada porque el país contaba con gran experiencia en ingeniería, no tenía suficientes recursos energéticos y porque la energía nuclear minimizaba las importaciones y se lograba seguridad en este ámbito.

Hollande designó a la experta Laurence Tubiana, ex asesora medioambiental del ex primer ministro Lionel Jospin, para que dirija una "transición energética" y abra un debate nacional sobre el tema, tal como prometió en su campaña presidencial. Tubiana estima que si se cierran 20 reactores, el país podría reemplazarlos por energía renovable. Según la BBC, Francia se ha dado cuenta de que Japón ha sobrevivido económicamente pese a que cerró todas sus centrales. Así, podría volver al gas o al carbón, como ha ocurrido en Alemania, pese al aumento de los contaminantes. Pero hay voces críticas en el gobierno galo.

De todos modos, quienes apuestan por el cierre de las centrales argumentan que el tiempo para comenzar a explorar o invertir en otras energías es ahora, ya que a fines de 2022 más de un tercio de sus reactores sobrepasará 40 años de funcionamiento. La empresa eléctrica estatal EDF piensa extender la vida de los reactores a 60 años, pero los montos para ello son astronómicos. Sólo las medidas de seguridad, forzadas por la crisis atómica en Fukushima, tendrán un costo de US$ 13 mil millones. Hasta ahora, París ha anunciado el cierre de la central de Fessenheim, inaugurada en 1977.

Si bien el tsunami en Japón abrió un debate mundial y una suerte de freno al uso de energía atómica, en 2012 la apuesta por lo nuclear tomó un nuevo impulso. Así, las potencias nucleares no han adoptado precisamente la ruta alemana. En EE.UU., que tiene cerca de 100 reactores en funcionamiento, el gobierno de Barack Obama anunció la construcción de dos nuevas centrales, las primeras desde 1978. En Corea del Sur operan 21 plantas, cinco están en reparaciones y de aquí a 2030 deberían tener 28 reactores, mientras que en los últimos 20 años China ha construido siete centrales, hoy cuenta con 13 y tiene planes para construir otros 26. Reino Unido, por su parte, se encuentra embarcado en el proyecto nuclear de Moorside, central que podría estar operativa en 2024. Se espera que Moorside aporte el 7% de la electricidad requerida por el país. b

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