Francisco Silva: Un gato sin rumbo

En menos de un año, el ex Universidad Católica pasó de titular en Brasil a no ser considerado en Copa América. Su escaso protagonismo en Brujas lo marca.




Francisco Silva fue una de las principales ausencias en la prenómina de 30 jugadores entregada por Jorge Sampaoli para la Copa América. Ausencia llamativa la del centrocampista de Quillota, pero también aguardada, porque un año, en fútbol, da para mucho. O para muy poco, según como se mire. Y en ese lapso de tiempo, el ex volante de Universidad Católica ha pasado de saborear las mieles del reconocimiento a vivir en un completo ostracismo.

De ser titular con la Roja ante selecciones de la talla de Holanda, España o Brasil en la pasada cita planetaria, a  ser apenas considerado en su actual equipo, el Brujas. De jugar tres partidos en apenas dos semanas de Mundial, a disputar los mismos compromisos en los últimos cinco meses y medio de competición en la Jupiler Pro League belga.

Y es que en sólo tres partidos del torneo doméstico ha participado el Gato Silva en este 2015. Nueve encuentros en total (cinco de ellos como titular) desde su llegada al club en septiembre del año pasado. Una pobre estadística global de 491 minutos, a la que habría que sumar tres apariciones en Copa y siete comparecencias en Europa League. Escasísimo bagaje para aspirar a una nominación. "Los períodos entre una competencia  y otra son cortos y el haber estado en el Mundial no significa que vayas a estar en la Copa América. Mucho menos si no estás en tu mejor momento o si el técnico no tiene referencias de tu trabajo reciente. El fútbol es siempre hoy. Ni ayer, ni mañana". Son palabras de Alfonso Garcés, Jefe de Captación de Universidad Católica y descubridor del centrocampista.

De un futbolista que, tras su paso por Deportes Ovalle, Provincial Osorno y la disciplina cruzada, consiguió dar el salto al fútbol europeo en enero de 2013. El rendimiento del Gato en Osasuna (entonces equipo de la Primera División española) fue más que notable y Sampaoli no dudó en incluir al jugador en la nómina mundialista pese al dramático descenso sufrido por su equipo tras 14 años en la elite.  Los números de su último curso en Pamplona, 2.541 minutos en 31 pleitos (29 de ellos desde la partida), no ofrecían lugar a dudas. Sin embargo, los graves problemas económicos por los que atravesaba el conjunto navarro y el deseo del volante de descubrir nuevos horizontes futbolísticos, llevaron al quillotano a sellar su marcha al Brujas.

"Él se marchó desde Chile a una institución poco sólida, con problemas económicos. Muchas veces los jugadores se marchan porque tienen mejores perspectivas, pero la realidad después es otra, y si el club no tiene estabilidad tampoco la puede tener el futbolista", explica Garcés a propósito de la entidad española -dueña del pase del chileno- antes de manifestar que la incursión de Silva en el campeonato belga fue también una decisión errónea: "Tal vez lo aconsejaron mal, pero son los futbolistas los que toman las decisiones sobre su futuro, por lo que fue él quien se fraguó llegar a esta situación". Y es que el fútbol resulta a veces tan contradictorio que invita a pensar que marcharse es la mejor forma de estar cerca. Más cerca al menos de un proceso de selección del que esta vez Francisco Silva no formará parte.

Más allá de eso, el futuro del volante, quien reconoció personalmente haber tomado "una mala decisión" al abandonar Osasuna, es a día de hoy una incógnita. Su arriesgada apuesta no logró convencer a Sampaoli, quien terminó por convertir al jugador en el único futbolista titular en Brasil sin plaza en la Copa América. Puede que la curiosidad no matara al Gato pero, definitivamente, le hizo perder el rumbo.

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