Gabriel Ruiz-Tagle: "Es absolutamente inverosímil que haya obligado o impuesto condiciones de colusión a una empresa 100 veces mayor que PISA"
El ex dueño de Pisa -hoy SCA- investigada por la FNE por coludirse durante 10 años con CMPC en el mercado de los papeles higiénicos asegura que tuvo que vender su empresa porque no tenía las espaldas para hacer frente a un competidor tan poderoso. En esta entrevista hace sus descargos, cuenta qué le dijo al fiscal y habla de su futuro político.
“Debí haber sido más proactivo en el directorio”, confiesa Gabriel Ruiz-Tagle, el ex dueño de la fábrica de papeles PISA -hoy SCA- investigada por la Fiscalía Nacional Económica por haberse coludido durante 10 años con su competidora CMPC, para controlar el mercado de los papeles higiénicos y de uso doméstico en Chile.
Está sentado en una de las salas de directorio de sus oficinas, ubicadas en el barrio San Damián de Las Condes. Desde el salón se divisa la cordillera y la luz entra a raudales. Frente suyo tiene un IPAD con apuntes que revisa de vez en cuando. Habla despacio, pero categórico porque quiere dejar en claro que no “he intervenido en acto de colusión alguna” y que por lo mismo desechó la oferta de la FNE de acogerse a la figura de la delación compensada.
El ex dueño de la compañía que en el mercado llamaban “la papelera chica” porque llegó a ser el segundo mayor productor de papeles de uso doméstico en el país, dice que se equivocó al no haber denunciado antes las prácticas de su competidora. Sostiene que CMPC se ha caracterizado, en este mercado, “como un productor dominante, que habitualmente ejerce acciones de bloqueo de sus competidores como convenios de exclusividad, pagos por participaciones de mercado a los clientes, bloqueo en promociones y otras prácticas que hacían extraordinariamente difícil el crecimiento de un competidor de menor tamaño” y que por eso no le quedó otra opción que vender, en abril de 2003, el 50% de PISA a la sueca SCA. “Yo no tenía las espaldas para hacer frente a un competidor tan poderoso como CMPC y esto tampoco es compatible con la comodidad y estabilidad de un acuerdo con la competencia”, añade. La otra mitad de la compañía la vendió a los mismos europeos en 2012. El monto total del acuerdo alcanzó unos US$ 130 millones.
Ex presidente de Colo Colo y Ministro de Deportes del gobierno de Sebastián Piñera, Ruiz-Tagle asegura que en los casi 30 años que compitió con la firma del grupo Matte jamás la tuvo fácil. Y entrega cifras: “A partir del 2000 PISA incorpora nueva maquinaria capaz de producir 50 mil toneladas anuales, para abastecer hasta el 50% del mercado nacional. Asimismo se inicia la fabricación de marcas propias para las grandes cadenas de supermercados, lo que posibilita un fuerte aumento en las ventas. De esta forma la producción pasa de 26 mil toneladas el 2000 a 39 mil el 2004 y eso es contradictorio con un acuerdo de repartición de cuotas de mercado”, detalla.
Respecto de las ventas, explica que entre 2000 y 2004, éstas crecieron 65% y que ello fue lo que desató “a finales del 2002 una violenta guerra de precios, lo cual tampoco es compatible con un modelo estable de colusión”. Todo eso habría significado para PISA pérdidas de hasta US$ 4 millones en 2005. “Nada de lo anterior se condice con un acuerdo colusorio, cuyo principal objetivo debería ser mejorar las utilidades de cualquier empresa” sostiene y se queja de que el ente de la competencia no presentó antecedentes económicos financieros capaces de sustentar una colusión a partir del 2000.
Las reuniones en Chicureo
Gabriel Ruiz-Tagle tenía 19 años cuando dejó la universidad para dedicarse junto a un par de amigos a la importación de cartulinas y luego a la fabricación de otros productos de papelería. Asegura que los actos en contra de la libre competencia los ha “sufrido en carne propia” y que aunque podría haber optado por mantenerse en silencio y esperar a que todo lo resuelvan los tribunales, debe defenderse. Reitera un mea culpa por no haber denunciado la situación en el momento adecuado, pero recuerda que hace más de una década la institucionalidad de competencia no era tan sofisticada como hoy.
Es más, reitera, lo que ha dicho varias veces esta semana: que las tres reuniones que sostuvo con el gerente general de CMPC Tisssue, Jorge Morel en el restaurant del club de golf de Chicureo sólo tuvieron como objetivo reclamarle por estos “actos desleales, que tenían a PISA en unas muy malas condiciones”, afirma.
El requerimiento lo responsabiliza como uno de los supuestos gestores de la colusión. Cuando usted declaró, ¿cuáles fueron sus argumentos ante la Fiscalía?
-En mi declaración prestada ante la FNE, recién el día 14 de octubre aporté todos los antecedentes de que yo disponía, los que se vinculan fundamentalmente a la historia de la empresa, al desarrollo como empresa entrante en un mercado que tenía y tiene un actor dominante claro y a la venta que realicé de la misma el año 2003.
¿Y sobre las reuniones en Chicureo?
El requerimiento alude como referencia genérica a esas reuniones y las sitúa en un contexto donde no aporta ningún antecedente económico, ni financiero, ni nada. El periodo en el que yo estuve a cargo de PISA fue entre 2000 y 2003. Si usted lee el requerimiento, hay un párrafo en que se menciona esto y sigue la historia. Hay un bache entre el 2003 y el 2006, donde no se aporta ningún tipo de antecedente. Ni durante ni después. El 2006, como es sabido, yo estaba totalmente desligado de la gestión de la empresa y es ahí donde se empiezan a entregar antecedentes duros en cuanto a documentos en el tema de colusión entre las empresas, lo que ha sido reconocido tanto por SCA como CMPC.
¿Entregó a la fiscalía antecedentes sobre la situación financiera de PISA esos años?
En la declaración, sí. Declaré una sola vez. La verdad es que me referí parcialmente a estos temas, en relación a las preguntas que se me hicieron. Pero por eso señalaba que el requerimiento de la Fiscalía, salvo mencionar en forma genérica la existencia de estas reuniones, no aborda los antecedentes económicos y financieros del periodo 2000 al 2005, que si uno entra a analizarlos como lo hemos hecho ahora, se da cuenta que en materia de ventas, en materia de producción, de utilidades y la posterior venta de la empresa en un proyecto de crecimiento, no son compatibles con la existencia de una colusión. Y esa es la realidad dura. Si uno analiza las variables económicas, las variables de producción, las variables de venta y la utilidad y el resultado de la venta de la empresa, nada de ello se condice con la existencia de un acuerdo colusivo en esos años. Y estos son números reales, están en la contabilidad de la empresa y no son fabricados ahora, sino que son extraídos de la época y son perfectamente comprobables.
Mea culpa
Cuando usted vendió el 50% de PISA mantuvo el poder de nombrar al menos la mitad del directorio. Sus directores, ¿nunca supieron nada?
Como yo vendí la mitad de la empresa, mantuve mi participación en el directorio. Quiero explicar cómo funcionaba ese directorio: al revés de los directorios chilenos, éste era una instancia que funcionaba con un estándar diferente, que sesionaba tres veces al año, donde se reportaba a Estocolmo, a Estados Unidos, directamente a la SCA allá. Y ellos iban monitoreando y manejando la gestión comercial, industrial, desde fuera. El directorio cumplía un rol diferente, que en el sistema de ellos es un rol de aprobar las políticas de inversión, las políticas de endeudamiento, las políticas de toda la parte corporativa. Sólo como anécdota, los directorios eran en inglés, y las normas contables que se utilizaban ni siquiera eran las chilenas, tampoco eran IFRS, eran propias de SCA. Yo he pensado mucho sobre esto, si bien este directorio sesionaba tres veces al año y funcionaba de manera diferente a la que conocemos en Chile, creo que a la luz de los acontecimientos y eso lo digo como una autocrítica, probablemente debí haber sido más proactivo en el marco de ese mismo directorio.
¿Usted era uno de esos tres directores?
Sí, yo estuve ahí. Debí haber sido más proactivo, y esto lo digo como una autocrítica personal, pero entendiendo que el directorio que estaba planteado ahí funcionaba de una manera distinta a como funcionaban los directorios chilenos, donde no existía un acceso a la operación, a la gestión del día a día. Creo que aun así, pese a esa limitación formal, yo a la luz de los acontecimientos pienso que podría o debería haber sido más proactivo. Uno siempre tiene que sacar una enseñanza de las cosas.
Usted descarta haber participado o sido gestor de un acuerdo colusivo, pero la empresa se autodenunció ¿Cuándo cree usted que comienza este acuerdo colusivo entre la ex PISA y CMPC?
No es cuando yo crea, hay una declaración formal de la SCA, en la cual ellos sitúan el inicio de estos acuerdos en 2006. Eso está dentro del requerimiento. Ahí lo sitúan ellos, y ahí es donde el requerimiento comienza a acompañar documentos. Incluso quisiera añadir una reflexión ya un poco más jurídica, que el solo hecho de que CMPC haya hecho la declaración por la delación compensada y haya sido aprobada por la Fiscalía, hace imposible jurídicamente de que esta supuesta colusión se hubiese realizado el 2000, porque la propia ley excluye al articulador o al organizador de un acuerdo colusivo de los beneficios de una delación compensada, y supuestamente si este hubiese ocurrido el 2000, es absolutamente inverosímil que yo, una persona natural, haya obligado o impuesto condiciones de colusión a una empresa 100 veces mayor que PISA. Es inverosímil y casi surrealista, entonces ahí hay una situación jurídica de fondo, que la articulación de un convenio desde el punto de vista de la aprobación de la Fiscalía de la delación compensada que hizo CMPC, hace imposible su verosimilitud.
Malas prácticas
¿Las prácticas de CMPC siempre han sido ésas?
En eso hay que ser franco, esta es una historia de 50 años, esto no es algo que partió ahora. Yo ya en otros planos había competido hasta el día de hoy en el sector de papeles de imprimir y escribir, y la verdad es que las prácticas han sido siempre las propias de un productor dominante, donde dada la gran capacidad económica y concentración de la producción, realmente hay una historia de competidores pequeños que han quedado en el camino, que han quebrado y esos son numerosos ejemplos en el tiempo que uno se puede acordar de pequeños emprendimientos de papel tissue y otros que van quedando en el camino, porque esta es una empresa que ha ejercido su poder y lo ha ejercido siempre de esa manera.
¿Con tan malas prácticas?
En mi opinión, absolutamente sí. Ahora, usted me puede preguntar por qué no la denunciaron. Hay un punto ahí, primero en esos años, como hace poco lo dijo el ministro de Economía, la ley anterior carecía de muchísimas atribuciones que hoy tiene. Hoy puede incautar, puede incluso intervenir comunicaciones, tiene muchas más herramientas para poder desactivar una práctica colusoria que en esa época no había. Y tal es así que si ustedes analizan la cantidad de proceso que se pudieron haber finiquitado, fueron muy escasos. En segundo término, qué pasaba con el afectado, y hay una realidad comercial que es entendible para cualquiera. Si yo voy y denuncio un pacto de exclusividad, por ejemplo, de CMPC con un distribuidor mayorista, en el cual yo no puedo vender, tengo que denunciar a CMPC y al distribuidor mayorista y ganarme una pelea para el resto de la vida con el cliente al cual le quiero vender. Eso, en la práctica, en un país chico como Chile inviabiliza el realismo de una acción de ese tipo. Frente a eso, no han sido muchas las oportunidades que han tenido los pequeños productores de recurrir de una manera eficaz a la justicia.
Relación con los Matte
¿Usted alguna vez habló este tema con Eliodoro Matte?
No. Eliodoro Matte es una persona conocida, es un personaje público, pero yo no soy amigo de él, ni tengo una relación con él.
Pero frecuentan los mismos círculos e incluso viven cerca...
A ver, frente a un escenario de este tipo, yo nunca he tenido, lo respeto, pero nunca he tenido una relación de amistad con él, ni de contacto.
¿Usted ha dicho que condena con mucha fuerza las prácticas anticompetitividad, ¿qué piensa de la familia Matte? Está con un caso de colusión aquí y en Colombia.
Yo quiero distinguir dos cosas. Efectivamente, condeno con propiedad los actos de colusión o las prácticas anticompetitivas, porque como ya he señalado, durante más de 40 años las he sufrido en carne propia por parte de CMPC. O sea, desde el punto de vista de la empresa, no ha sido para nada un ejemplo de competencia leal, al menos en el rubro que yo estoy ligado. En eso, clarísimamente, he sido víctima, y no es que pretenda victimizarme sino que he conocido estas prácticas, por lo tanto puedo hablar con propiedad, y no estoy hablando de uno, dos, tres, cuatro, estoy hablando de prácticamente haber competido más de 30 años con CMPC en distintas cosas. Y un segundo punto es la familia Matte, que son los dueños de la compañía. Yo los respeto y la verdad es que no quisiera dejarme llevar por la pasión o por los argumentos que uno tiene contra la empresa, porque cada uno de ellos sabrá qué tipo de responsabilidad tenga o no en esto. Yo los respeto, son gente que ha hecho un aporte a este país innegablemente, pero ellos tendrán que medir sus responsabilidades personales en forma individual. Aun cuando mi convivencia con la empresa de su propiedad ha sido tremendamente dura y difícil, creo que uno tiene que tener también la estatura para no transformar esto en acusaciones personales hacia gente que no me consta cuál ha sido su participación en estas cosas.
Pero es difícil creer que no supieran en 10 años.
Uno puede hacer ahí muchas presunciones, pero tal como yo he sido víctima en esto de estas presunciones, no quisiera contribuir a crear otras que perjudiquen a terceras personas y no solamente a los Matte, sino que también a sus ejecutivos.
¿Seguirá en la vida pública o en los negocios?
He estado muy ajeno a la vida comercial y por eso me quedó, por así decirlo, el bichito del servicio público, a pesar que no es una cosa cómoda el haber estado en el servicio público, porque es una presión grande, pero así y todo me entusiasmé con la continuidad en la Municipalidad de Providencia. En otras palabras, estos siete u ocho años alejado del mundo de los negocios me llevan más a mantenerme alejado del mundo de los negocios que volver a estar en él.
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