El general que puede moderar la agenda en política exterior de Trump
H. R. McMaster surge como el contrapeso al todopoderoso Steve Bannon, estratega del gobernante. Fue nombrado como asesor de Seguridad Nacional tras la salida de Michael Flynn.
Un violento choque de trenes se cree inminente en el equipo de seguridad de Trump. Eso tras el nombramiento del teniente general Herbert Raymond McMaster como asesor de Seguridad Nacional del Presidente de Estados Unidos. Se trata de un militar pragmático, acostumbrado a trabajar en el terreno, desprejuiciado, de hablar franco y directo, y respetado. Por todo eso McMaster surge como el contrapeso para las ideas preconcebidas del mismo Trump sobre los musulmanes y a las posiciones ideológicas del todopoderoso Steve Bannon, el periodista y publicista de derecha radical convertido en estratega principal del actual gobernante, con un puesto relevante en el Comité de Seguridad Nacional y que está jugando un papel importante en la política exterior de Estados Unidos.
H.R. McMaster, quien nació en Filadelfia en julio de 1962 y fue llamado por Trump tras la salida de Michael Flynn (por sus conversaciones con el embajador ruso antes de llegar al gobierno), forjó su nombre en el campo de batalla en la primera Guerra del Golfo (1991). El 26 de febrero de 1991, como capitán del Segundo Regimiento de Caballería Armada, lideró a un grupo de nueve tanques Abrams en una batalla contra unidades blindadas de la poderosa Guardia Republicana de Saddam Hussein. Condujo a sus hombres directo al enemigo y dio la orden de abrir fuego. Su capacidad militar, unida a la superioridad tecnológica, hizo que al final del día pudiese contar 80 tanques iraquíes destruidos a su haber y ninguna baja entre sus hombres.
Con su estilo de hombre duro y sin complejos ante la historia y los poderosos, su tesis doctoral se convirtió en 1997 en un best-seller militar. En Dereliction of Duty (Abandono de cargo) critica las acciones y las incompetencias del alto mando estadounidense durante la guerra de Vietnam. Incluso a raíz de su nombramiento, el texto está en la lista de los más vendidos.
Y nuevamente mostró su capacidad en el terreno durante la ocupación de Irak. En 2004 tomó el mando de un regimiento con la misión de asegurar la ciudad de Tal Afar. Su tarea terminó en septiembre de ese año con la derrota de los bastiones insurgentes de la ciudad. En su trabajo fue clave el sello que le imprimió a esa operación ya que obligó a sus oficiales a estudiar cultura islámica y a entender con precisión las diferentes etnias y tribus que había en su zona de acción.
El éxito de su operación obligó a cambiar las tácticas empleadas en Irak, ya que hasta ese momento las tropas se mantenían afuera de las zonas urbanas peligrosas y solo hacían patrullajes en ellas, con lo no que lograban hacer retroceder a los insurgentes. Por el contrario, McMaster desplegó a sus hombres en Tal Afar en forma permanente y una vez que la población se dio cuenta que las tropas no se retiraban en la noche, comenzaron a proporcionar información sobre los rebeldes, gracias a lo cual las fuerzas estadounidenses pudieron derrotarlos.
En su primera reunión con su equipo del Consejo de Seguridad Nacional, McMaster mostró que no estaba dispuesto a acatar el discurso del Presidente y de Bannon. Así desde un comienzo rechazó el término "terrorismo radical islámico". Y a continuación explicó sus razones, explicaciones de alguien que ha estado en el terreno: el musulmán que pone bombas contraviene al islam por lo que los terroristas son solo eso. "No acepto que se castigue a una religión entera", sostuvo.
"A McMaster le gusta cuestionar la ortodoxia y tiene un pensamiento creativo. Tendrá que enfrentarse con otros poderosos cargos, como Bannon. Y como militar en activo el general puede pasar un mal rato si entra en desacuerdo con Trump", aseguró John Bellinger experto del Consejo de Relaciones Exteriores y antiguo asesor del Consejo de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado con Condoleezza Rice, citado por el diario español El País.
En ese contrapeso deberá buscar alianzas con otros dos generales, James Mattis, secretario de Defensa, y John Kelly, secretario de Seguridad Interior. Su flanco débil es de tipo político. "Es quien menos experiencia política tiene, lo que implica que deberá aprender sobre la marcha cómo equilibrar los diversos grupos; nada menos que el Pentágono, el Departamento de Estado, la CIA y el Congreso", aseguró el portal The Huffington Post.
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