Héctor Noguera: "Con Mr. Kaplan supe que no importa la edad para darse a conocer en el extranjero"

El actor de 77 años protagoniza Mr. Kaplan, exitosa película de Alvaro Brechner nominada por Uruguay para el Oscar extranjero 2015.




Ocurrió un día cualquiera, a mediados de 2012. Héctor Noguera se encontraba en el set de grabación de la olvidada teleserie La sexóloga, emitida el mismo año por Chilevisión, cuando su celular sonó y varios números aparecieron apelotonados como un código de barras sobre la pantalla. Del otro lado, recuerda, una voz desconocida y de acento charrúa le dijo: "¿Usted es Héctor Noguera? Soy Alvaro Brechner, cineasta uruguayo. Tengo una propuesta que hacerle". Así comenzó todo.

Brechner, quien ya había captado la atención de la crítica con su ópera prima, Mal día para pescar (2009), basada en un cuento de Juan Carlos Onetti, llevaba dos años trabajando en el guión de su siguiente producción, cuando en su cabeza apareció la silueta de su próximo protagonista: sería un hombre mayor y descendiente de judíos polacos, como sus abuelos. Decidido a encontrar al actor con tales  características, su productora y socia, Mariana Secco, le sugirió revisar los videos de Machos, esa teleserie chilena que, años antes, había encontrado su lugar en la televisión uruguaya. Le dijo, además, que se fijara sobre todo en el personaje del patriarca, un tal Angel Mercader protagonizado por el chileno Héctor Noguera.

"Solo estando allá me di cuenta de que Machos había tenido un éxito impensado", dice Noguera. "Desde el primer momento en que puse un pie en Montevideo, la gente se volteaba, porque me reconocía".

Luego vino el llamado telefónico a distancia, el primer encuentro entre ambos en Chile, en octubre de 2012, y la presentación del guión final de Mr. Kaplan,  inspirada en la novela El salmo de Kaplan, del escritor colombiano Marco Schwartz. La historia repetiría la original, aunque con algunos ajustes. Noguera interpretaría a un veterano de origen judío que llegó a Uruguay durante la Segunda Guerra Mundial. Insatisfecho del rabino, la comunidad y hasta de su esposa, busca desesperadamente una misión que lo despierte de su rutinaria vejez y lo convierta en leyenda. Así, con la ayuda de un ex policía, Kaplan se embarca en una aventura quijotesca y delirante -como ha señalado el mismo Brechner en algunas entrevistas- al perseguir a un sospechoso alemán  de quien presumen, se trata de un nazi que colaboró con el Tercer Reich.

"Me pareció una historia fascinante y absurda a la vez", reconoce Noguera. A nueve semanas de haberse estrenado en Uruguay, la cinta no sólo se convirtió en la producción local más vista del año. Esta semana, el Instituto de Cine y Audiovisual de Uruguay (Icau) anunció que la película protagonizada por Noguera y Nelson Guzzini irá a la preselección del Oscar extranjero  2015, que se define en diciembre. Noguera recibió la noticia a través de un mail del propio Brechner.

¿Cuánto tiempo estuviste filmando en Montevideo?

Fueron dos meses muy intensos, desde el 1 de noviembre hasta el 8 de enero del año pasado, 12 horas cada día. La producción me arrendó un departamento en el barrio de Pocitos -justo sobre la costa del Río de la Plata-, y allí viví durante todo el rodaje. Sólo vine a Chile a pasar la fiestas de fin de año, pues con Alvaro hicimos ese pacto.

La última película en que estuviste fue El regalo, en 2008, dirigida por Cristián Galaz. ¿Tenías planes de trabajar en el extranjero antes de dar con Mr. Kaplan?

No, realmente. A mis 77 años, sigo muy activo entre Teatro Camino, la Escuela de Teatro de la Universidad Mayor y la televisión, pero hay que bajar las revoluciones de a poco. En eso estaba cuando me encontré con Mr. Kaplan.

¿No te provoca conflicto competir contra Matar a un hombre, la cinta que representará a Chile en el mismo certamen? 

Sin duda, y eso que aún no la he visto, aunque sólo he recibido buenos comentarios. Mi corazón está dividido: por un lado, me gustaría que el cine chileno estuviera donde se merece, pero  guardo un especial cariño por esta otra producción sin pensar en su lugar de origen. Gracias a Jacobo Kaplan supe que no había edad para darme a conocer en el extranjero. Fue una lección para mí.

¿Te gustaría seguir derribando las fronteras de tu propia carrera en el cine? 

Estoy en eso. Con esta película, además de en busca de una nominación al Oscar, estaré, en algún sentido, girando por Austria, Grecia, Brasil, Australia, Suiza, Israel, Turquía, y quién sabe qué otros lugares. Además, los derechos televisivos ya fueron comercializados con HBO Latinoamérica: la vitrina está. Por último, tengo dos proyectos dando vueltas y que podrían llevarme a otros lugares también. El primero me tendría grabando desde abril de 2015 en la Patagonia argentina, en la nueva película del también argentino Emiliano Torres. Se llamará El invierno, y es la historia de un viejo gaucho que ve invadido su lugar con la llegada de otro más joven. El segundo es aún más ambicioso. Se trata de la nueva película de Héctor Babenco, el director argentino residente en Brasil que hizo El beso de la mujer araña (1985), con William Hurt y Raúl Julia. Se grabaría en Sao Paulo en 2015 y sería completamente en inglés.

¿Y el teatro?

Es y seguirá siendo mi cable a tierra. El 31 de octubre volvemos con El jardín de cerezos en Teatro Camino, con la que cerramos el Festival Mirada de Santos, en Brasil. Lo más próximo, y que me tiene memorizando de cabeza, es el monólogo El epicerio, del dramaturgo griego Yakovos Kampanelis. Allí me convierto en un escritor que llama a otro para planificar sus entierros. Son malos escritores, y confían en que luego de muertos serán más leídos. Se estrenará en Arica el 26 de octubre, en el Teatro Municipal. Quería cambiar de aires, probar y jugar. Siempre es necesario hacerlo.

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