Jean-Michel Jarre debuta el 14 de noviembre en Chile
El genio de la electrónica ya cerró su primera visita al país, pactada para esa noche en el Movistar Arena y con un show de impresionante despliegue visual. La venta de entradas parte en los próximos días.
The heart of noise. El corazón del ruido. En 2016, cerca de los 70 años y a tres décadas de su irrupción global, el músico francés Jean-Michel Jarre parece haber hallado en el epígrafe que acompañó el título de uno de sus últimos álbumes, Electrónica 2, la definición más indicada para su obra.
Música electrónica de concepción minimalista, pero diseñada como una profunda travesía por paisajes sonoros destinados a la contemplación, idea que estableció en sus dos obras maestras, los multiventas Oxygène (1976) y Équinoxe (1978), piezas que marcaron a generaciones completas de músicos. Por algo la única forma de presentarlas en vivo era en lugares al aire libre, despojados del rígido orden que imponen los recintos techados, atendiendo además a cierta sensibilidad ecologista y con un acento melódico que siempre lo diferenció del futurismo robótico de Kraftwerk.
Luego de romper récords en ciudades como París o Moscú -en ambas juntó a más de 2 millones de personas-, de convertirse en 1981 en el primer artista occidental en ofrecer un concierto en China y de montar una ópera electrónica en las pirámides egipcias, ahora será el turno de Santiago. Eso sí, considerando que se trata de su primera vez en la región, será en un espacio cerrado: el nacido en Lyon debutará el martes 14 de noviembre en el Movistar Arena, recorrido que la semana pasada también oficializó a Argentina. La venta de entradas empezará en los próximos días a través de Puntoticket.
De hecho, el propio Jarre, siempre a la caza de nuevas latitudes para clavar su bandera, lo adelantó en febrero en entrevista con La Tercera: "Es algo que es seguro, seguro. Yo amo Sudamérica, ya que desde el comienzo de mi carrera de las primeras cartas que recibí apreciando mi trabajo eran de Chile, de Argentina y de Brasil". En efecto, su figura cuenta con un generoso culto desde los 70, a la par de otros coetáneos que pusieron a las máquinas al servicio de la melodía, como Mike Oldfield o Tangerine Dream, y con composiciones utilizadas para publicidad o espacios de TV.
Pero el compositor está lejos de remitirse sólo al pasado. En mayo realizó su primera gira por Norteamérica, cosechando aplausos y ofreciendo pinceladas de lo que se seguro mostrará en la capital: una performance con efectos visuales embriagantes, saturada de rayos láser, juegos de luces y pantallas traseras, y un recorrido por su catálogo más reconocido, con paradas obvias en las clásicas texturas de Oxygène 2 y Équinoxe 4. Por lo demás, aterrizará con un legado de veneración transversal, tal como lo prueba la pléyade de colaboradores de sus últimas entregas: Pet Shop Boys, Cindy Lauper, Pete Townshend, Moby, Julia Holter y hasta el ex contratista de la CIA Edward Snowden. Un listado que ya se quisiera cualquier estrella rockera. Aunque, a su modo, Jarre hace rato tiene ese estatus.
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