Juan Gabriel despechado, desafiante y romántico
Súper maquillado, con el pantalón de shantung ceñido, el brushing vaporoso y el gesto desafiante, Juan Gabriel tira la chaqueta por allá y hace tiritón doble, un movimiento de pecho furioso y una vuelta gitana y termina con sus fans treintonas, tirando hacia cuartentonas, rendidas.
Porque el mexicano desplegó anoche más pasión que el "Puma" Rodríguez y el triple de show que Julio Iglesias.
Y aullándoles a los romances idos, quejándose de tanta soledad y sobre todo jurando que "nunca más, pero nunca, nunca más" a esos amores malvados, en su extensa lista de composiciones, hizo gala de fuerza en la voz y despliegue actoral.
Trajo una orquesta que sonaba sin peros. Y luego sacó a sus mariachis. Y a las 11 de la noche "apenas" llevaba dos horas de recital en un Movistar Arena lleno en platea y galería, pero con poca gente en los asientos más caros.
Su público bailó con Querida y Pero que necesidad. Lo aplaudió, celebró cada uno de sus pasos coquetos y besos al aire y lo seguían fieles cuando ya iba en más de tres horas. "¡Me quedo acá hasta Navidad!", amenazó. Y nadie se quejó.
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