Junji recalca la importancia de los vínculos con los niños

La institución asegura que el vínculo afectivo será la base para las futuras relaciones que el niño tendrá con las demás personas a lo largo de su vida.




Desde que el bebé está en el vientre, la madre empieza a relacionarse con el bebé, siente sus movimientos, sus pataditas, le habla y comienza a pensar y a crearse imágenes sobre él, posteriormente cuando el bebé nace, la madre sentirá la necesidad de tenerlo en sus brazos, de contemplarlo, acariciarlo, mecerlo y protegerlo. El contacto corporal, el intercambio de miradas y sonrisas entre la madre y el bebé y todas las expresiones de afecto entre ambos son las que irán formando el vínculo madre-hijo.

El vínculo entre madre e hijo se produce como consecuencia de las repuestas de la madre al niño. El bebé empieza a reconocer y diferenciar a la persona que lo acompaña y lo cuida siempre, posteriormente mostrará preferencia por esa persona, estará contento con su compañía y se molestará cuando se ausente.

Las investigaciones indican que un vínculo seguro entre la madre y el niño durante la infancia influye en su capacidad para tener relaciones sanas a lo largo de su vida. Por el contrario, la baja autoestima, la vulnerabilidad al estrés y los problemas en las relaciones sociales están asociados con vínculos poco sólidos. Si las experiencias de vínculo han sido negativas y graves, el ser humano es más propenso a desarrollar trastornos psicopatológicos. Son las interacciones madre-niño las que influyen en el desarrollo socio-emocional y en la conducta actual y futura de niños y niñas.

La construcción de un vínculo afectivo seguro implica expresar el afecto, hacer sentir al niño o niña amado y especial, es decir hacerle sentir aceptado.

Para que un niño o niña se desarrolle y madure ha de sentirse querido y comprendido. Es por este motivo que es fundamental que la madre, el padre u otras personas adultas a cargo de su cuidado logren sintonizar con su estado emocional y comunicarse con él o ella.

El bebé, a través del llanto, movimientos bruscos, sonrisas y otras señales no verbales expresa cómo se siente y los padres o cuidadores debiesen interpretar la necesidad que se encuentra a la base: contacto físico, comida, cambio de pañales, juego o bien otras posibilidades. El bebé no conoce otra manera de comunicarse y muchas veces ni siquiera sabe lo que quiere. Sin embargo, responder a su comunicación emocional impide que el niño se sienta desamparado.

Es necesario recordar que:

El vínculo se construye, siendo necesario que madres, padres, hijas e hijos, pasen tiempo juntos para conocerse generando un espacio de intimidad en el que se les ofrezca seguridad, protección y cuidado. Un vínculo afectivo adecuado provoca en niños y niñas sentimientos de seguridad y estabilidad en la relación con sus madres, padres o cuidadores sustitutos y lleva implícito el mensaje de "te apoyaré pase lo que pase".

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