La ascensión de Jean-Philippe Cretton
Es la figura revelación de 2013. Hace un año conducía a gritos un programa juvenil, pero hoy logra entrevistas en profundidad en La Red. "Nadie creía en mí", dice un rostro con aspiraciones altas y claras.
Jean-Philippe Cretton (28) llegó por su hermana a la televisión. Fue ella quien envió su currículum a la productora 4K, que buscaba noteros del desaparecido programa Caiga quien caiga. Cursaba 4° año de Periodismo en la Universidad Andrés Bello y sus pretensiones eran trabajar en algún medio escrito o radial. Lo más cercano que había estado a la televisión era conduciendo un noticiario en la universidad. "Y lo hice horrible. Es que no tenía una cercanía con la TV ni tampoco me llamaba la atención. Me imaginaba más bien como en la película Casi famosos, siguiendo a una banda y escribiendo una crónica sobre eso. Nunca me imaginé en la tele", recuerda el conductor de Mentiras verdaderas, de La Red.
Su llegada a C.Q.C. chileno fue aún más particular: al contrario del estilo de los noteros supuestamente punzantes del espacio, Cretton era más amable y lúdico en sus notas. Más cercano a como dice ser él. Su declaración de principios: "Me cuesta alegar o enojarme. Trato de evitar cualquier tipo de conflicto y siempre ha sido esa mi personalidad. Nunca me he agarrado a combos y siento que la gente se enfrasca en demasiados problemas diarios".
Ahí alcanzó a estar dos años. Quería hacer notas más relevantes, ir al Congreso, pero era el más joven de los periodistas del programa y no estaba darle nuevas funciones. Dice que se decepcionó. Y miró para el lado: de TVN lo llamaron para animar un piloto de un espacio magazinesco para las tardes, dedicado a la mujer. Finalmente el proyecto no prosperó, pero le propusieron entrar al entonces naciente espacio juvenil Calle 7.
"Yo en la universidad era de esos que hacía trabajos diciendo lo malo que era Mekano. Siempre tuve problemas con el formato juvenil. Fue una decisión súper difícil. Creer que la juventud es puro baile y no hay más no lo aguanto", reconoce. "Algo -el guatómetro, le digo yo- me dijo dale, será como hacer el servicio militar, y en un canal grande", agrega. El programa partió con el pie izquierdo y amenazas de cancelación. Pero sobrevivió y le empezó a ir mejor. Al programa y a él. Una vez que Martín Cárcamo partió a Canal 13, él asumió la titularidad.
Cretton estaba con chaqueta y corbata hasta hace un rato, en la piscina del Hotel Noi, para la sesión de fotos de esta entrevista. Pero ahora habla vestido con un polerón negro y jeans negros. Pide una cerveza. Reconoce que esta suerte de doble personalidad -sport en su vida, traje para animar en televisión- lo tiene un poco agotado, aunque dice que sabe que es parte de lo que debe conceder. "Mientras más logre validarme en el campo profesional, va a llegar un momento en que voy a poder decir que me quiero dejar el pelo largo y guste o no guste, las entrevistas van a salir bien", dice el también locutor de radio y que hace dos meses formó un nuevo grupo rock, con influencias directas de Queens of the Stone Age.
El conductor habla con confianza. Con una seguridad rara entre los rostros de televisión, más dados a disimular sus proyecciones profesionales o, en algunos casos, a caer en la falsa modestia.
"Yo estoy seguro de mis herramientas. Sé adónde puedo llegar y sé que voy a llegar. Pero en este momento encuentro que todavía hay gente que no me cree. Y está bien. Quizás me muera y no me van a creer todavía", dice, sonando más seguro que soberbio.
¿Y hasta dónde quiere llegar?
"Por el momento estoy tomado esta veta de la conducción periodística, por el momento joven, por mi edad. Pero quiero desarrollar el plano de la conversación y llevarlo a los niveles más altos de este país. Quiero transformarme en un muy buen entrevistador. Ese es mi enfoque y para eso trabajo, sin perjuicio que de repente quiera hacer un matinal".
Meses antes que Cretton dejara el canal público, dio unas entrevistas donde amenazaba con irse del canal si en 2013 le proponían exclusivamente animar Calle 7. Pedía derechamente otro programa. A los ejecutivos sus palabras no les cayeron bien. Finalmente, lo dejaron irse. "Yo no estaba pidiendo un programa de conversación en TVN, porque sabía que era imposible. Lo que sí quería era un cambio de visión hacia mi persona y mi trabajo. Que cuando me pusieran a reemplazar a Julián fuera de verdad. Igual los entiendo: en grandes empresas no puedes apostar por el futbolista más chico, tienes que jugar con Rooney siempre. Tengo esa sensación, que creo que es equivocada, pero así funciona la cuestión. Y yo necesitaba un cariño en la espalda, que lo conseguí en La Red, donde llegué entre prejuicios".
Su arribo a Mentiras verdaderas fue tras la salida del conductor titular, Eduardo Fuentes. A Cretton los años le jugaron otra vez en contra: algunos apostaban por un fracaso rotundo. "Nadie creía en mí, esa es la verdad", dice.
Con el correr de los meses, logró mantener la audiencia del programa y hoy es el rostro emergente de 2013, con entrevistas en profundidad -con buena sintonía y comentarios especialmente gracias al ciclo de 40 años del 11 de septiembre de 1973 - que él redefine: "No estoy haciendo un ejercicio estrictamente periodístico, sino que es conversación, donde resulta fundamental la inteligencia emocional junto al entrevistado".
Termina la entrevista, pero Cretton sigue hablando. De política y jóvenes. No ha almorzado y no sabe si alcanzará. Tiene que ir a la radio. Pero no se aproblema.
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