La fiesta culmina con reggaetón y humor juvenil
En su última noche, Viña 2017 se despidió con la energía de J Balvin y el humor de Fabrizio Copano, el mejor cómico en esta edición del certamen.
En Viña, la vara del reggaetón siempre queda demasiado alta. Por historia y por presente. En 2006, Daddy Yankee debutó con un espectáculo inflamado en humo, llamaradas de fuego y celulares prendidos como luciérnagas en la Quinta Vergara.
Pero hace muy poco, apenas 24 horas atrás, Maluma también inscribió su propio hito con una presentación que sacudió todos los rincones del recinto y que postula entre lo más enérgico del evento.
Por eso, porque los paralelos son diversos y los rivales son robustos, J Balvin tenía anoche una misión mayor, precisamente en la jornada de cierre, en el adiós del reciente certamen, seis días que ya engrosan la memoria colectiva en torno a la cita. "Todo lo bueno se tiene que terminar", dijo ayer Carolina de Moras en sus primeros minutos con Rafael Araneda sobre el escenario, en otra huella de esa nostalgia que despierta Viña al minuto de bajar el telón.
Pero antes, Balvin ya había asegurado su victoria a través de un video donde el argentino Gastón Bernardou, de Los Auténticos Decadentes y parte del jurado de las competencias, se le aparecía como una suerte de chamán -su pinta calzaba perfecta- que le aconsejaba cómo mejorar su fortuna. Como era previsible, la performance humorística del colombiano detonó el griterío inmediato del público que colmaba el lugar.
E igual que el viernes con Maluma, los fans arribaron a la Quinta desde temprano, repletando los accesos y corriendo en estampida en el momento en que abrieron las puertas.
E igual que en esa jornada, Balvin detonó la histeria desde un principio, con cartelitos con rayados consagrados a su figura y un show que empezó más temprano de lo habitual, cerca de las 22.10 horas. Su nombre en color blanco en las pantallas, una amenazante sirena reggaetonera sonando por los parlantes y de inmediato, sin mayores preámbulos, el artista dispara Ginza, su mayor himno. Después pasan Safari, Tranquila, 6 AM y Sorry, su éxito junto a Justin Bieber.
El resultado no podía sorprender a nadie: dos Gaviotas exigidas con entusiasmo, mientras el colombiano regalaba mensajes de pose contingente, como cuando dijo "los latinos somos la raza más fuerte que hay" o cuando habló de "tolerancia, amor y unión". Por lo demás, el primero de sus trofeos se le entregó apenas a los 40 minutos de show. Tanta premura guardaba cierta lógica: anoche era la jornada con la mayor cantidad de artistas (cinco, incluyendo el humorista, casi como los festivales de antaño). Eso sí, la audiencia, mayoritariamente juvenil, gritó por todos ellos casi por igual, en un abanico que también incluía a Lali Espósito, Mon Laferte, Fabrizio Copano, y Márama & Rombai. La noche era joven y qué importa si culminaba al filo del desayuno.
Copano fue el siguiente y apareció cerca de la medianoche, con una rutina anclada en su propia vida, un par de dardos contra CHV ("es un canal tan ordinario que cotizó un solo Power Peralta") y un repaso por todo el ámbito político, de Ricardo Lagos a Jacqueline van Rysselberghe, sin olvidar a figuras de la TV como Karol Dance.
Aunque la víctima mayor fue Alberto Plaza, quien en los últimos días criticó duramente el humor festivalero: Copano culminó su show con su tema Que cante la vida. En el rating, promedió 38,6 puntos. El público le respondió con dos Gaviotas y la mayor ovación al humor en lo que va de la semana. Una disciplina que se llevó cartón lleno, todos con el pack de dos premios. Pero anoche, Copano brilló un escalón por sobre el resto.
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