La lenta muerte del Mar Muerto

La desecación del lago está provocando que el volumen de agua descienda cada año y que aumenten los socavones, algo que está afectando la industria turística.




Por cientos de años, el Mar Muerto ha sido como un imán para visitantes de todo el mundo que llegan a flotar a sus aguas (que tienen la mayor concentración de sal del planeta), descansar y beneficiarse de sus legendarias propiedades curativas. Pero hoy, cualquiera que visite este lugar, situado entre Israel, Cisjordania y Jordania, encontrará varias dificultades.

El diario israelí Haaretz informó que las dos playas principales están cerradas por el gran peligro de los socavones, los llamados sinkholes en inglés, enormes orificios que se están formando en distintos puntos del lago.

También estas playas, que por por estos días reciben a miles de turistas que celebran el pesaj judío, están rodeadas de cercos y cada vez más inaccesibles, debido al retroceso de la línea de la costa.

Todo esto es resultado de la desecación del llamado mar, que en los últimos años se ha incrementado, provocando que el volumen del agua descienda rápidamente.

Los factores son muchos: la escasez de precipitaciones, la evaporación, la extracción de minerales que aceleran el deterioro del mar y la sobreexplotación de sus aguas para irrigar tierras agrícolas. También por un aumento de la población y por el desvío del agua desde el río Jordan.

Los recursos hídricos en la región son de gran demanda y afectan a Israel, Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania. El agua también es bombeada del lago para ayudar a mantener las piscinas que están instaladas en los hoteles y spa que atraen a los turistas.

Todo esto provoca que el agua retroceda, que las inundaciones se fortalezcan y que se produzcan socavones.

En diciembre, uno de estos orificios llevó al cierre del popular resort Mineral Beach, al norte del Mar Muerto, un sector turístico muy importante para el kibbutz Mitzpeh Shalem, que depende económicamente de esta geografía.

Arnon Biran, uno de sus residentes, aseguró al diario Haaretz que "es un golpe duro, no sólo para nuestra economía, sino que también para nuestra moral. Esta playa es como la plaza de la ciudad. Personalmente estoy preocupado. Un día este camino también estará cerrado y luego nos dirán que evacúemos", relató.

Según el diario español El Mundo, el Mar Muerto pierde un metro de profundidad cada año y necesitaría de unos 700 millones de metros cúbicos para estabilizarse.

Las primeras mediciones se tomaron en 1927 y desde entonces, el nivel del agua no ha detenido su descenso. Se estima que el agua ha retrocedido más de 40 metros desde los años 50.

Particularmente, los expertos aseguran que se ha reducido enormemente la cantidad de agua que entra al lago desde el río Jordán.

La superficie del Mar Muerto ha sido reducida en un tercio: desde 950 kilómetros cuadrados a 637 kilómetros cuadrados.

La organización EcoPeace Middle East estima que hay más de 3 mil socavones en las orillas del lago.

El primero apareció en 1980, pero para 1990 ya habían 40 y en 2005 al menos 1.000. Actualmente, se estima que todos los días aparece un nuevo socavón.

"Esto es debido a la gestión insostenible del Mar Muerto. La mitad de la desaparición es debido a que el río Jordán no fluye y la otra mitad es que la extracción mineral de la industria está evaporando el mar", asegura a La Tercera Gidon Bromberg, director de EcoPeace Middle East en Israel.

El y otros expertos creen que el ritmo de aparición de estos socavones se ha ido incrementando debido a la construcción de represas y embalses junto al lago. También temen que los socavones empiecen a ser una amenaza para las carreteras y la infrestructura que rodea al Mar Muerto.

"Hay que traer de vuelta un tercio de la corriente de agua del río Jordán. Hay que forzar a la industria a pagar por el agua que extraen del Mar Muerto, concluye Bromberg.

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