La libertad de expresión está bajo ataque según The Economist
Según el semanario británico a pesar de que los medios para comunicar se han ampliado, los autores de la información se encuentran en peligro.
La libertad de expresión se encuentra bajo ataque de tres maneras, según plantea el semanario británico The Economist, esto a pesar de que pareciera ser que la comunicación está en una "edad de oro".
En época en que es más simple entregar información gracias a las redes sociales y la globalización, y cuando cualquier persona que tiene acceso a Internet puede ser editor de su contenido y de incluso Wikipedia, hablar, igualmente se torna cada vez más peligroso.
"Las restricciones a la libertad de expresión han crecido con más fuerza", plantea la revista.
Según la publicación el primero de los ataques contra la libertad de expresión es el aumento de la represión de los gobiernos.
"Varios países han vuelto a imponer controles de la guerra fría o han introducido nuevos. Después del colapso de la Unión Soviética, Rusia disfrutó de vigorosos debates libres para todos. Bajo Vladimir Putin, el cañón se apretó de nuevo. Todas los principales licencias de televisión son controladas hoy por el estado o por los amigos de Putin", dice The Economist, manifestando que incluso algunos periodistas han sido asesinados.
Lo mismo ocurre en China, y países del Medio Oriente como Túnez, Egipto y Siria.
El segundo punto es que algunas personas que informan son censurados a través del asesinato. En ese sentido ponen el caso de México donde algunos reporteros que han investigado crímenes y corrupción son encontrados muertos tras ser torturados.
Así también ocurre con países con fuerte presencia yihadista, quienes secuestran periodistas por considerar que insultan su fe. Los artistas también corren riesgo por decir lo que piensan y al igual que dibujantes como lo ocurrido con el semanario satírico francés Charlie Hebdo, que fue objeto de un ataque terrorista en sus oficinas, que fue reivindicado posteriormente por el "Estado Islámico".
La tercera manera por la que está siendo atacada la libertad de expresión es por la idea de que todos tienen el derecho de no ser ofendidos.
The Economist señala que aunque esto puede parecer inocuo y que la cortesía es una virtud, esa idea se traduce en que hay una cierta vigilancia sobre lo que se dice de otra persona, o sobre los grupos étnicos, religión y creencias políticas. "Desde que la ofensa es subjetiva, el poder de vigilar es amplio y arbitrario", indican.
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