La violencia también fue protagonista en el Monumental
Incidentes durante y después del partido, vuelven a poner en entredicho la seguridad del recinto de Macul, que será sede de la Copa América.
Al minuto 65 vino la primera advertencia. Dos bombas de ruido, arrojadas desde el sector de Arica, cayeron cerca del arco defendido por Paulo Garcés. A esa altura, el cuadro albo ya caía por 3-0, y parte de la hinchada comenzaba a generar desórdenes.
Minutos más tarde, en la misma zona donde suele ubicarse la Garra Blanca, un grupo de fanáticos comenzó a destrozar las vallas papales que, por seguridad, resguardaban la reja colindante a la cancha.
Era el segundo aviso, y tras él, Carabineros decidió actuar, enviando un escuadrón de Fuerzas Especiales hasta el lugar de los incidentes. Pero no fue suficiente. Ni los avisos por altoparlantes ni el final del partido lograron calmar a parte de la parcialidad alba, que ya estaba fuera de control.
Con el pitazo final, aumentó el descontento en el sector Arica. Ya con la reja rota, algunos simpatizantes lograron ingresar al campo de juego, mientras otros se enfrentaban a la policía. Por lo mismo, el regreso de la UC a camarines fue caótico.
Tras el desalojo del sector afectado, José Roa, jefe del Plan Estadio Seguro, conversó con Cooperativa, endosándole la responsabilidad de lo sucedido al dueño de casa. "Fue un desenlace lamentable. Colo Colo debe evaluar su infraestructura, porque es posible que parte de ésta haya cumplido su vida útil", comentó.
Pero el análisis del ex director del SERNAC no terminó allí. Considerando que un carabinero terminó herido producto de una pedrada, el abogado llamó a Colo Colo a asumir su responsabilidad en lo sucedido. "El club tiene que responder por un trabajo bien hecho. La infraestructura debe entregar seguridad. Se debe revisar ese punto, sobre todo pensando en Copa América", finalizó.
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