Las razones que absolvieron a Jaime Anguita del crimen de Viviana Haeger

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A siete años del asesinato, el tribunal sostuvo que no se pudo acreditar un "encargo" en la muerte de la contadora. José Pérez fue hallado culpable de robo con homicidio.




"No se determinó en la forma exigida por el legislador, esto es, más allá de toda duda razonable, que existiera algún tipo de encargo criminal por parte de Jaime Anguita Medel al acusado, José Pérez Mancilla". Esta fue una de las frases que ayer, minutos antes de las 10 horas, leyó el juez Andrés Villagra, uno de los tres integrantes de Tribunal Oral en lo Penal de Puerto Montt. Y con ella argumentó lo central del veredicto unánime en el caso de la muerte de la contadora Viviana Haeger. Según el fallo, su viudo, Jaime Anguita, acusado por la fiscalía de "parricidio", como autor intelectual del crimen, fue hallado inocente y se decretó su libertad inmediata, tras casi dos años en prisión preventiva.

Se trata de un confuso caso que data de 2010 y que generó conmoción. El 29 de junio de ese año, la contadora Viviana Haeger desapareció de su casa, en Puerto Varas, X Región, sin dejar rastro, producto de un aparente robo. Después de 42 días, sin embargo, la mujer apareció sin vida, en el entretecho del mismo inmueble. Luego, en marzo de 2012, su cuerpo fue exhumado y un nuevo peritaje estableció lesiones atribuibles a terceros y la asfixia como causa de muerte.

Bajo esa hipótesis, a fines de 2015 su viudo, Jaime Anguita, y el obrero José Pérez, quien había efectuado reparaciones en esa casa, fueron detenidos y formalizados como autores -intelectual y material- del crimen.

Ayer, sin embargo, el juicio que comenzó el pasado 27 de agosto finalizó con un giro. El tribunal solicitó recalificar la imputación a Pérez, con lo cual la fiscalía estuvo de acuerdo, y lo declaró culpable de robo con homicidio.

"Concurrió, con la finalidad de sustraer especies ajenas contra la voluntad de su dueño, y con ánimo de lucro, hasta el domicilio de la familia Anguita Haeger (…), lugar donde redujo a la víctima, María Viviana Haeger, le sujetó sus manos y la llevó hasta el dormitorio (...), en ese lugar puso una bolsa plástica en su cabeza (...), hasta causarle la muerte por asfixia, hecho lo cual ocultó el cuerpo en la buhardilla", dice el fallo.

Y respecto de Anguita, con ese mismo grado de énfasis, se determinó que "la prueba de cargo no fue idónea para superar la razonabilidad de la duda, en términos de que permitiera estimar que al encausado le corresponde intervención en calidad de autor".

Tres reparos y un enigma

En lo sustancial, hubo reparos a tres hechos fundamentales. El primero es que, según el tribunal, no se pudo comprobar lo que declaró Pérez, respecto de un supuesto pago de $ 5 millones por parte de Anguita, de los cuales finalmente solo habría recibido $ 2 millones. "No existe evidencia cierta y real que el signado hechor material hubiera recibido alguna cantidad de dinero por la muerte violenta, que, por el contrario, se probó ejecutó", dice el fallo.

El segundo reparo de los jueces a la argumentación de la fiscalía es que no se acreditó ninguna reunión ni conversación para haber concertado el crimen. "No se logra situar temporalmente el momento en que el presunto sicario recibió el encargo delictivo o cuando se celebró la posterior reunión para recepcionar materialmente la promesa remuneratoria, y que no se demostrara que existió algún tipo de comunicación telefónica entre mandante y mandatario de la que dio cuenta Pérez Mancilla, al menos desde el 7 de abril de 2010", estableció el tribunal.

La tercera inconsistencia de fondo a la imputación del "encargo" tuvo que ver con "las máximas de la experiencia". Los jueces cuestionaron el hecho de que el supuesto sicario "acudiera a cumplir el objetivo encomendado sin llevar algún elemento idóneo (...), pero sí una mochila apta para transportar especies". Sobre eso mismo, se subrayó que "dio muerte a la víctima empleando una bolsa plástica de la que se proveyó circunstancialmente en el mismo lugar y no algún tipo de instrumento para concretar el supuesto encargo".

No obstante, uno de los enigmas no resueltos es por qué una persona que comete un homicidio accidental, en medio de un robo, esconde el cuerpo de la víctima en el entretecho y huye con una cámara de video y un anillo.

La lectura de la sentencia para José Pérez se efectuará el próximo 16 de octubre.

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