Le Marais: El mini París

<img style="padding-bottom: 0px; margin: 0px; padding-left: 0px; padding-right: 0px; padding-top: 0px" alt="" width="81" height="13" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg" /> Existe un barrio que funciona como perfecto resumen de la Ciudad Luz: museos, restaurantes, cafés, tiendas de diseño y hasta un taller para aprender a confeccionar muñecas como Tim Burton.




Allá en el fondo, un tímido sol mide fuerzas con negras nubes que anuncian la lluvia, pero en el cuarto piso del Centro Pompidou, donde se ubica el Museo de Arte Moderno, el aire acondicionado borra cualquier atisbo de fines de otoño europeo (centrepompidou.fr). El motivo principal de la visita -sin obviar la excelente muestra de arte hecho por mujeres, hasta el 24 de mayo- es la exposición La subversión de las imágenes (hasta el 11 de enero), que ofrece una completa visión del surrealismo en la fotografía.

El Pompidou es la segunda casa para muchos parisinos y uno de los íconos de Le Marais, barrio situado entre el III y IV distrito (arrondissement). En otros pisos del museo, el famoso urinario de Duchamp junto a otras 60 mil obras. A no tantas cuadras, las hordas de turistas y el inabarcable Louvre. Y aquí, en cambio, mucha menos gente y trabajos de Man Ray, Bretón, Eluard, Artaud y todos aquellos artistas que experimentaban durante los 20 la realidad inmediata, con sus cadáveres exquisitos y deseos de apreciar la aparente normalidad con los ojos cerrados. Surrealistas que presentaban a la ciudad como el terreno más fértil para los encuentros casuales, el random urbano, bajo la fugura del que aplana París perdiendo atenta y deliberadamente el tiempo. No queda más que subirse el cuello de la chaqueta, encender un Gitanes a lo Cortázar y aceptar la invitación de sus calles como uno más de los 27 millones de turistas que cada año visita la ciudad.

BARRIO POP
Los más perceptibles vecinos del barrio son gays y judíos. Los primeros se asocian a muchas de las tiendas de arte, diseño y ropa que desde hace un tiempo se han tomado los locales comerciales y que otorgan un ambiente chic al sector, siempre a la vanguardia con las últimas tendencias. Los segundos son uno de los históricos habitantes de Le Marais, y una de las comunidades judías más grandes del mundo, después de Nueva York y Buenos Aires.

Para saber la historia del barrio y todo París, vaya al museo Carnavalet (entrada gratuita, carnavalet.paris.fr), que cuenta cómo se vivía en la ciudad desde los romanos hasta el siglo XX. Sólo el edificio donde está ubicado vale la pena su visita, y ahí también sabrá que la época dorada de este barrio fue entre los siglos XVII y XVIII, cuando el rey Enrique IV mandó a construir la Place des Vosges (uno de los sitios emblemáticos del sector y, según dicen, la plaza más linda de París), obligando a la aristocracia a erigir en este barrio sus nuevos palacios. Si camina con ánimo de museos, no puede perderse Arts et Metiers (arts-et-metiers.net), el de Picasso (musee-picasso.fr) y la Casa Europea de la Fotografía (mep-fr.org).

Le Marais limita al norte con rue de Bretagne, al este con Beaumarchais, al oeste con rue du Temple y al sur con el Sena. Dejándose llevar por sus fílmicas calles -de hecho, aquí se rodó la historia dirigida por Gus Van Sant, de la película París Je t'Aime- encontrará tiendas para todos los gustos. Por ejemplo, en el 14 de la rue Birague se ubica la galería Madame des Vosges, con muchas muñecas de fina artesanía y la posibilidad de realizar clases y aprender a confeccionar modelos en la estética de Tim Burton. O un hotel cuya su sola fachada es una pieza de arte: el Caron de Beaumarchais, con decorados al estilo María Antonieta y precios desde 130 euros (carondebeaumarchais.com). Lo divertido de París y especialmente en este barrio, es lo ecléctico de sus calles, porque al lado de una carnicería hay una galería fotográfica, en la tienda siguiente un restaurante, luego una disquería, una lavandería y más allá, una de ropa vintage, como The king of Frip, en la esquina de Vieille du Temple con Roi de Sicile.

Aunque si hablamos de compras, la rue des Francs Bourgeois es donde se ubica la mayoría y mejores tiendas que abren incluso los domingos, como Zadig & Voltaire (cuyo rostro publicitario es el hijo de John, Sean Lennon. zadig-et-voltaire.com), desde donde saldrán estilosas parisinas que no lo mirarán así tenga tres cabezas y brazos de pulpo.

Si el hambre arrecia, hay decenas de restaurantes, pero si quiere un clásico de la ciudad, vaya al 34 de la rue des Rosiers donde se encuentra L'As du Fallafel (7 euros) y compruebe por qué Lenny Kravitz lo visita cada vez que viene a París. Ahora, si la idea es parecer un verdadero local, siéntese afuera de cualquier café del barrio (Chez Camille, 24 rue des Francs Bourgeois, es el recomendado), pida un expresso, extienda el periódico (aunque no lo entienda), encienda un cigarrillo de tabaco negro y disfrute la atmósfera que sólo una ciudad como París puede entregar.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.