Lorca: el olvido más doloroso del socialismo
Hace unos días, el PS pidió perdón por abandonar la querella por el ex diputado Carlos Lorca, detenido desaparecido del partido. Un hecho que trae a la memoria un complejo capítulo en la biografía política de la Presidenta.
Mediodía del viernes. En la Plaza de la Constitución, a los pies del monumento a Salvador Allende, un grupo de socialistas -militantes activos, pasivos y otros "de toda la vida"- despliegan un lienzo con la imagen de un joven barbudo, con una mirada protegida por unos lentes de gruesos marcos de carey. Abajo del rostro, su identidad: Carlos Lorca. Así, se iniciaba un discreto homenaje al ex diputado del Partido Socialista que un 25 de junio de 1975 fuera detenido y desaparecido por la DINA, órgano represor de la dictadura.
Entre la decena de personas que participan en el acto se encuentran dos de los hermanos del ex legislador, Jaime y Raúl. Es este último quien leyó una declaración pública donde critica en duros términos al Partido Socialista, colectividad que Carlos Lorca dirigiera en la clandestinidad luego del Golpe de Estado de 1973. Un reproche que se sustenta en un embarazoso hecho para la militancia socialista, luego que el PS abandonara la querella con que el partido aspiraba a decretar las circunstancias de su muerte y establecer justicia para los responsables.
Con lo anterior, se cerraba un homenaje que duró tanto como la lectura de un texto de tres carillas. Una muestra de congoja luego que el abogado de la colectividad encargado de tramitar las causas de derechos humanos del partido, Juan de Dios Parra, no se sumara a la acusación fiscal que lleva adelante el ministro en visita extraordinario de la Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vásquez, ni tampoco presentara una acusación independiente. El tema llegó a que la actual directiva del PS, presidida por la senadora Isabel Allende, pidiera perdón a la familia Lorca el pasado lunes y que el vicepresidente del partido, Camilo Escalona, sugiriera que Parra deje sus funciones.
Las disculpas, en todo caso, fueron dobles, puesto que en su momento, Parra incluyó en la causa en calidad de víctima del partido a Jaime López Arellano -ex pareja de Bachelet- integrante de la dirección clandestina del PS, pero también identificado como colaborador de la DINA.
Las lealtades
El hecho retrotrae a una generación de jóvenes socialistas quienes, al inicio de la dictadura, se hicieron cargo del partido, luego que sus máximos jerarcas estuvieran en prisión o salieran al exilio. En ese grupo, forjado en la reforma universitaria de fines de los sesenta y los agitados mil días de la Unidad Popular, Bachelet compartió con dos personas claves en su biografía: Carlos Lorca y Jaime López.
Al primero lo conoció en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, cuando Lorca era el líder del socialismo universitario, llegando a ocupar la secretaría general de la Fech y, posteriormente, electo diputado por Valdivia en marzo de 1973. Con el segundo, en tanto, inició una relación sentimental meses antes del golpe, cuando López se proyectaba como uno de los liderazgos más carismáticos de la Juventud Socialista.
Luego del Golpe, Lorca, López y otros socialistas, como Exequiel Ponce y Ricardo Lagos Salinas, entre otros, toman el control del partido y articulan una orgánica en una precaria clandestinidad. Bachelet -"La Mica", según la apodaban en el partido- se sumó al secreto trabajo partidario, lo cual es graficado en una escena recogida en el libro "Lorca. La desaparición de un diputado de la República" del periodista Juan Azócar. "Fue la propia Mica quien ofició de 'sombra' del ex diputado, siguiéndolo a prudente distancia, en un punto con un alto dirigente del partido. Por razones de seguridad, debía llevar un diario en la mano y abrirlo si notaba que alguien lo seguía, para que la otra persona lo advirtiera y no lo contactara". Años después, nacería el primogénito de Bachelet, a quien bautizaría como "Sebastián" -nombre en la clandestinidad de Lorca-, según relata el libro "Bachelet, la Historia no Oficial" de Andrea Insunza y Javier Ortega.
El destino de López, en tanto, es un complejo capítulo para los socialistas. Quedó a cargo de las relaciones internacionales del partido y, según los testimonios de la época, López terminó colaborando con los aparatos represores.
Previo a ello, López alcanzó a realizar algunos viajes fuera de Chile. En uno de ellos, llegó hasta la extinta RDA, lugar donde Michelle Bachelet y su madre, Ángela Jeria, vivieran el exilio. Según el libro "Bachelet, la Historia no Oficial", López se reunió con la actual Mandataria y le planteó la posibilidad de radicarse en la Alemania comunista. Bachelet le hizo ver que la represión campeaba en Chile y que, como líder partidario, debía correr los mismos riesgos. López le retruca, haciéndole ver que si regresaba al país, probablemente caería detenido. Entonces, Bachelet sentencia: "Mi padre murió por ser consecuente. De ti no espero menos".
A fines del 2014, Bachelet se refirió a López, quien también figura como detenido desaparecido, pese a los testimonios recogidos por Azócar que aseguran una presunta existencia posterior. "Fue muy duro para mí porque tenía el tema del deber. Cuando uno es joven, es mucho más blanco o negro y lo vi como una traición personal a la causa y todo eso", dijo la Mandataria. "Me encantaría saber lo que pasó con él, si está muerto, desaparecido o en algún otro lado. He tratado de ponerme en el lugar de una persona y de qué manera toma decisiones", agregó.
Un doloroso capítulo que, tras el abandono judicial del PS, vuelve a la memoria. "Es doloroso saber que el PS ni siquiera honra a sus muertos y es más doloroso que Bachelet, con todo lo compartido con mi hermano y que asegurara que ningún detenido desaparecido sería olvidado cuando asumió en su primer gobierno, tampoco haya influido en nada para la justicia de mi hermano Carlos", remata Raúl Lorca.
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