Los rincones ocultos de la urbe según 13 artistas
En Matucana 100 se exhibe Ciudad H, que reúne postales atípicas de Santiago y regiones a través de fotos, instalaciones y videos.
Hecha para atraer visitantes, la típica postal turística suele ser sugerente y llamativa con el fin de mostrar el lado más seductor de las ciudades; sin embargo, el lugar que habitamos no cabe en una fotografía: es una red compleja de arquitectura, olores, sabores, vivencias personales y colectivas difícil de describir. A partir de esta idea, el teórico del arte de la U. de Chile, Ignacio Szmulewicz, reunió a un colectivo de arquitectos y 13 artistas locales, para que durante un año registraran distintas miradas de la ciudad contemporánea.
Parte de los resultados han sido exhibidos ya en espacios como el Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia, las galería Metropolitana y Tajamar en Santiago, y ahora llega el compendio completo a Matucana 100, a través de la muestra Ciudad H, hasta el 14 de junio. "La invitación fue meterse al centro de la ciudad y dejarse contaminar con todos los elementos que ella entrega, Se les propuso abordar un lugar específico y desde allí observar las dinámicas. La mayoría terminó rescatando zonas de la ciudad que tienen menos visibilidad. Acá no están los lugares típicos sino aquellos que les llega menos luz", dice el curador.
Entre los trabajos destaca la instalación multimedial de Matthew Neary, quien investigó los moteles de Santiago. Todo es sugerente: grabó sonidos de las parejas a través de las paredes y fotografió detalles de las habitaciones, que podrían ser de cualquier casa. Un gran espejo completa la escena.
También está el trabajo de Francisca Montes, quien intervino tres espacios de Santiago: una residencia en el centro histórico, una comunidad en Barrio Italia y una de las pasarelas de la Unidad Vecinal Villa Portales, con luces LED, haciendo dibujos como círculos y líneas paralelas, que luego fotografió y grabó desde el cielo, usando un robot controlado dron: el resultado son extrañas vistas nocturnas de la ciudad que se transforman en cuadros abstractos. "Más que entregar un mensaje concreto, lo que me interesa es señalar estos lugares que vistos así dejan un enigma al espectador", dice Montes.
De regiones, destaca el proyecto de Javier Soto, quien reconstruye a escala, con cuerdas y pesos, el cerro Paillahuinte frente al lago Neltume, testigo mudo de los hechos políticos que han ocurrido en la zona, como la privatización de las empresas madereras y el asentamiento de una fallida guerrilla durante el régimen militar. También está el colectivo República Portátil, que construye un mirador donde se proyectan sitios eriazos de la ribera del río Biobío, que en los últimos años se han ido repoblando. "Es un exposición que funciona como recortes, donde los resultados son síntesis de un proceso de investigación largo. La ciudad sigue siendo más compleja que lo que vemos acá", dice Szmulewicz.
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