Más observadores árabes podrían abandonar Siria debido a que persiste violencia
La Liga Arabe está dividida sobre labor de los examinadores. En tanto, desde Turquía se registró una marcha de protesta contra régimen de Bashar al Assad.
Se desplegaron el 26 de diciembre para comprobar si Siria respetaba un plan de paz de la Liga Arabe, pero a poco andar algunos observadores, impotentes de ver que no hay resultados y que la violencia del régimen de Bashar al Assad persiste, comenzaron a abandonar su misión. Ayer lo hizo el argelino, Anwar Malek, quien advirtió que varios de sus colegas dejarán el país en las próximas horas.
"No puedo especificar un número, pero (son) muchos. Cuando hablas con ellos, el enfado está claro", dijo a Reuters por teléfono, añadiendo que varios no podían marcharse porque seguían ordenes de sus gobiernos.
Afirmó que un especialista legal marroquí, un trabajador de ayuda de Yibuti y un egipcio también han abandonado la misión. Sus salidas no pudieron ser confirmadas de manera inmediata, pero otro observador, que pidió no ser citado, dijo a Reuters que planeaba marcharse de Siria el viernes. "La misión no sirve a los ciudadanos (...) No sirve para nada", sostuvo.
Para los grupos opositores sirios los observadores, sólo han permitido a Assad ganar más tiempo para aplastar a los manifestantes, cuya revuelta comenzó en marzo inspirada en la "Primavera árabe".
La Liga Arabe, que estudiará un informe completo de los observadores el 19 de enero, está dividida sobre Siria: Qatar es el más crítico y Argelia defiende los pasos adoptados por Damasco.
La misión, la primera de su tipo que la Liga ha creado, está encabezada por el general sudanés Mohammed al-Dabi, criticado por los grupos de derechos humanos por su papel en el conflicto de Darfur.
Ayer, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo que la misión de observadores no podía continuar indefinidamente y describió un reciente discurso ofrecido por Assad como "escalofriantemente cínico".
Luego de seis meses sin discursos públicos, Assad menospreció a la Liga Arabe, que en noviembre suspendió a Siria por su feroz represión de los manifestantes. El gobernante sirio culpó por el derramamiento de sangre a "terroristas" que según dijo serían castigados con puño de hierro.
El conflicto en Siria, al que se han sumado insurgentes tras su inicio como un movimiento pacífico contra el régimen de 41 años de la familia Assad, ha causado la muerte de más de 5.000 personas, según estimaciones de Naciones Unidas.
Damasco dice que 2.000 de sus soldados y policías han perdido la vida en choques con grupos armados.
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