Milovan Mirosevic: "Nunca dejaré de echar de menos el fútbol, pero los ciclos se cierran"
El ídolo cruzado repasó con La Tercera los momentos más importantes de su destacada carrera como profesional. Mirosevic jugó 599 partidos y fue el máximo goleador de la UC en los clásicos.
El 21 de agosto de 2017 quedará marcado en el calendario de los hinchas de Universidad Católica. Milovan Mirosevic, uno de los últimos ídolos cruzados anunciaba su retiro del fútbol. Una rebelde lesión en la rodilla izquierda, obligó al Milo a decir no más. El referente de la UC, todavía emocionado tras comunicar una de las decisiones más duras de su vida, repasó junto a La Tercera sus 20 años de carrera.
¿Cómo recuerda el día en que arribó a Universidad Católica?
Llegué a las escuelas informales, esas de verano, a los 8 años. Después a la Sub 11 a través de un partido del Estadio Yugoslavo contra la Católica, en el que perdimos 9 - 2. Íbamos ganando 2-0 nosotros con dos goles míos. A los tres días estaba probándome en la UC y a los tres días debuté en Quilín. Ahí ya me quedé.
¿Siempre jugando cómo volante?
No. Empecé de chico como delantero, no sé qué me pasó, no me debí haber cambiado (sonríe). Después en la Católica me pusieron como volante ofensivo, y a partir de ahí no cambié hasta el final de mi carrera cuando descendí y empecé a jugar un poquito más de contención.
¿Qué técnico lo cambió? ¿quién lo marca en su carrera?
Juvenal Olmos. Él marcó ciertos patrones de conducta en mi forma de jugar.
¿En qué sentido?
En que el gol tenía que ser algo que estuviera mucho más presente en mi juego, en la agresividad, en la fortaleza mental. A partir de ahí siento que cambié como jugador. También tiene que ver con la edad que tenía, 21 o 22 años. Estaba en una etapa crítica, o de explosión o de marcar el paso.
Él lo lleva a la Selección.
Tuve la suerte de participar de casi todos los procesos desde el 2002, pasando por el 2006, 2010 y 2014. En todos tuve afortunadamente participación, pero en el que más estuve fue en ése, en el del Mundial 2006, que arrancó con Juvenal. Participé de todo el proceso, normalmente tuve acción y me dolió mucho quedar fuera del Mundial. Siento que el equipo tenía para más, pero como jugadores y como equipo no tuvimos la madurez suficiente para realmente querer ir a una Copa del Mundo.
¿Qué importancia tiene en su carrera el gol que le convirtió a Argentina en Buenos Aires ?
Me imagino que ese gol se recuerda con especial énfasis, sobre todo cuando Chile va a jugar allá. Y yo le voy agarrando cariño conforme pasan los años porque en ese momento, con esta locura de los partidos seguidos, no lo pude disfrutar. Por supuesto que queda atesorado como uno de los momentos importantes en mi carrera.
¿Qué significa para usted Universidad Católica?
Yo digo que es mi casa porque realmente lo siento así. Tiene implicancia directa en mi desarrollo como persona, más que como jugador. Porque así como lo es el colegio, acá he pasado más años que en el colegio, entonces además de la experiencia futbolística me ha obligado a sacar valores. Aprendí a que los valores intervinieran en mi vida deportiva también.
¿Cómo analiza el actual momento que vive la Católica?
Claramente es un momento delicado y seguramente será complicado el partido contra Curicó porque la ansiedad está y la presión está. Será un ambiente un poco nervioso cuando empiece el partido y se tornará peor si no convertimos goles. Pero existe la capacidad.
¿De qué forma los años en el fútbol argentino marcan su carrera?
Siento que Argentina fue como una universidad. Tuve pocos réditos económicos, pero muchos futbolísticos y a nivel de crecimiento personal. Es curioso porque el fútbol argentino es todo lo que yo dije que no quería en mi vida, pero, sin embargo, estuve tres años y medio. Lo curioso es que me fui diciendo que nunca más iba a volver y a los dos años y medio volví.
¿En términos organizativos?
De todo, de locura, de las hinchadas, de cómo se juega, es toda una locura, cosa con la que yo nunca he estado tan de acuerdo, pero así mismo me tiraba. Esa pasión por el deporte, eso equivale a rendimiento, así que es una cosa por otra.
¿Fue una buena decisión no haber ido a Universidad de Chile? Tuvo dos ofrecimientos, el último con Martín Lasarte.
Nunca pensé que iba a volver a la Católica, entonces quizás puntualmente para eso sí fue una buena decisión. Pero tengo que ser sincero, en ese momento no hubo nada concreto, más allá de lo que se habló. Sí en otras oportunidades anteriores hubo cosas más concretas, pero no me costó mucho decidir. Unión me abrió las puertas y no lo pensé mucho.
¿Cuales fueron sus mejores campañas?
La del 2002 fue muy buena, pero yo estaba en otra etapa. Jugar y no entender lo que estaba pasando a mi alrededor. Pero ese año fue muy bueno para el club, pocas veces hubo tanta superioridad de un equipo en relación a los demás.
¿Hubo alguna otra?
La del 2010, sin duda, por la forma. Estaba en una etapa buenísima, una etapa de madurez y porque fue un año entero. Ese año se coronó de muy buena manera.
¿Qué significó perder la final en 2011 con la Universidad de Chile?
Fue durísimo, así como la del 2009 con Colo Colo que la sufrí mucho más. La del 2011 también, y se crece después de eso. En ese momento uno dice 'que lata que pasó, que lata que nos pasó, pero hoy día digo, mira que hay cosas que pasan por algo y no volverlas a cometer. Se aprende, seguro que se aprende.
Se vio muy emocionado al anunciar su retiro, algo muy raro en usted según confesión de sus amigos.
Si, es raro. Trato de esconder mis emociones muchas veces, pero acá no lo pude evitar.
¿Le costó tomar la decisión de retirarse?
Sí, cuesta. Así como entiendo que el duelo será difícil, pero es una decisión que hay que tomarla. En algún momento había que hacerlo y en la vida hay que tomar decisiones. Sentí que este era el momento, así como en junio estuve a punto y yo sentí que todavía podía hacer un poco más. Siento que bueno...nunca dejaré de echar de menos el fútbol, pero los ciclos se cierran y no hay que escapar de ellos.
¿Se sacó un peso cuando hizo el anuncio?
Si, la verdad es que me levanté con esto de que 'sí, hay que dar el paso', pero ya lo tenía asumido. Más me costaba el hecho de hacer la conferencia, sabía que iba a ser difícil. Tampoco me ayudó mucho que entraran todos mis compañeros, pero ya está, había que vivirlo. Ahora, por un buen tiempo me faltará algo.
¿Lo estaba pasando mal con la lesión de su rodilla?
Al último sí, pero porque iba entendiendo que me iba costar jugar, me iba costar ponerme bien en relación a la exigencia que requiere esta actividad y a lo que yo me exijo y exigí siempre como jugador. Y si a eso le sumamos que los exámenes periódicos que tenía arrojaban que me seguía haciendo daño en ese intento, la verdad que no resistía mucho análisis.
¿Lo habló antes con Mario Salas?
Si, lo hablé con Mario también. Él ha estado muy cercano a mis sensaciones a este camino y encontré mucha contención, mucha comprensión y ningún tipo de presión. Al contrario, me dijo 'tómate todo el tiempo que necesites'.
¿Cómo piensa vivir su duelo?
Yo creo que no alejado del fútbol, pero sí mirándolo desde otro sector. Y por supuesto pondré mucho énfasis en mi recuperación primero y a partir de ahí decidir qué es lo que quiero hacer y mientras tanto, ojalá poder prepararme para lo que venga.
¿Ser director técnico?
Es una de las cosas que me gustan, pero no me siento en condiciones de decidir si va a ser lo que quiero ejercer o no.
¿Logró todo lo que quería siendo futbolista?
No, muchas cosas que me faltaron y muchas decisiones erradas también, pero mucha satisfacción y decisiones de las que hoy día me enorgullezco. Para mí siempre fue lo mismo: la vida, el fútbol. Los siento igual.
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