Monseñor Ezzati: "Estoy convencido que la voluntad de Dios es que siga en Concepción"

El presidente de la Conferencia Episcopal señaló que no ha sido contactado desde Roma para ser consultado sobre su eventual nombramiento como arzobispo de Santiago.




Luego de dar a conocer el Mensaje conclusivo de la 100ª Asamblea Plenaria del Episcopado, en Punta de Tralca, el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Concepción, monseñor Ricardo Ezzati, se refirió a la sucesión del arzobispo de Santiago.

Esto porque su nombre es el más mencionado para ese cargo al igual que el del ex presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo de Rancagua, Alejandro Goic.

Al respecto, Ezzati, indicó que "eso depende del Santo Padre y de cómo en la Congregación de Obispos se llegue a la conclusión de este discernimiento. En segundo lugar dependerá de la aceptación o menos del candidato, porque en la praxis de la vida de la Iglesia cuando uno es nombrado obispo o cuando lo trasladan de sede, la primera cosa que hace la Santa Sede es preguntar al interesado si cree oportuno, si ve que el discernimiento hecho delante de Dios lo lleva a aceptar ese servicio".

Asimismo aseguró que "no fui consultado" desde Roma para tales propósitos. "El Santo Padre, hace cuatro años atrás, a mi me nombró obispo de Concepción, y estoy convencido que hasta este momento la voluntad de Dios es que siga en Concepción. Creo que hay muchos obispos, muchos sacerdotes, que pueden ser grandes arzobispos de Santiago", sentenció.

También se refirió al tema mapuche y sostuvo que maneja antecedentes de que la huelga de los comuneros podría reactivarse en las próximas semanas. "Se muy concretamente que es así, me lo han comunicado hace ya algunas semanas y he puesto en antecedentes de este tema a quien corresponde, tratando nuevamente de ser interlocutor", agregó.

MENSAJE DE LA ASAMBLEA PLENARIA
En la 100ª Asamblea Plenaria del Episcopado, el mensaje de los obispos tuvo palabras referentes al terremoto, al pueblo mapuche, los mineros recatados y el Bicentenario. El texto, señala que se ha "escuchado la voz de los hermanos, y puesto nombre a los signos de esperanza" tales como la "fuerza espiritual compartida para superar el dolor, las pérdidas de vida, la destrucción de viviendas y lugares de trabajo, las pruebas que ocasionó y sigue ocasionando el terremoto".

Lo mismo con "la alegría con la que se ha celebrado el bicentenario que ha llevado al agradecimiento a Dios y a recordar que no sólo tenemos un glorioso pasado que recordar, sino también una gran historia por construir".

Junto con "la fe de los 33 mineros y la fuerza inteligente y sostenida de quienes, junto con ellos, han escrito una gesta inolvidable y un germen de mucha generosidad" y "los deseos de participación justa y de integración del pueblo Mapuche y de otros pueblos originarios en la vida y quehacer de nuestra patria".

También se refirió a los más desposeídos y a la importancia de la justicia y del bien para todos. "No hay esperanza sin intentar entender lo que le pasa al otro, en particular a aquellos que reciben la peor parte de la vida en nuestra tierra, los peores sueldos, los peores ejemplos, las esperas más largas en los consultorios, los peores niveles de educación, las mayores soledades y las mayores dificultades para hallar trabajo, techo y pan sobre la mesa. La esperanza hunde su consistencia en la justicia y en la búsqueda del bien de todos".

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