Norton Maza crea un búnker religioso atacado por misiles
Hasta noviembre en el MAC de Quinta Normal, el público puede ver un Cristo de tamaño natural resistiendo un bombardeo.
La escena está congelada en un tiempo desconocido, pero hay varias claves que ayudan a reconstruir la historia. Un Cristo con corona de espinas, vestido sólo con calzoncillos y con la virgen tatuada en su espalda, está tendido en el piso y lleva un arma en la mano; al mismo tiempo que un misil entra por una de las paredes. ¿Quién quiere atacarlo y por qué? Según Norton Maza, el artista detrás del controversial montaje, es la humanidad la que busca a Cristo para pedirle cuentas sobre sus promesas rotas y quienes terminan bombardeando su búnker personal.
"Muchas de mis obras tienen que ver con el tema de la religión y la política. Ahora quiero destapar el debate sobre el negocio de las armas, el petróleo y la guerra. También me interesa la corrupción del mundo eclesiástico. Mi crítica no va por el lado de la religión sino de quiénes la hacen", señala el artista.
Titulada Del paisaje y sus reinos, la instalación, ganadora de un proyecto Fondart, estará en uno de los patios del MAC de Quinta Normal hasta fines de noviembre. Allí, el artista construyó una especie de búnker, con figuras de resina y policromado, que puede ser visitado por máximo tres personas a la vez. En el interior suenan cantos gregorianos y en las paredes hay orificios de balas que permiten ver el caos que hay afuera: aviones y helicópteros lideran el ataque.
"Siempre quise construir un diorama (maqueta) gigante donde el público pudiera participar. Al entrar al búnker se crea esa sensación de estar viviendo con Cristo ese momento", señala.
Nacido en Lautaro, en 1971, Maza ha hecho gran parte de su carrera en el extranjero. Tenía cinco años cuando partió al exilio con sus padres, a Cuba y Francia, donde estudió en el Instituto de Bellas Artes de Bordeaux. Su trabajo se ha caracterizado por desafiar la capacidad interpretativa del espectador, construyendo, con materiales precarios como cartones, juguetes de plástico, hilos y alambres, escenas plagadas de simbolismos y estética barroca que luego fotografía.
En 1999 partió construyendo juguetes con desechos, para hacerse conocido en 2007 con escenas donde citaba a clásicos del arte como La lechera de Vermeer y El Juicio final de El Bosco, que mezclaba con botellas de Coca-Cola y la figura de George W. Bush. Por estos días, exhibe la recreación de la pieza de un adolescente acomodado, con televisión y Playstation incluido, pero hecha de cartón, en el Museo de Bellas Artes de Limoges, en Francia.
Su última exposición en Chile fue Luces de Caos (2010), en la galería Gabriela Mistral, donde levantó un gran altar dorado elaborado con desechos, y en el que instaló figuras de obispos y santos acompañados de camiones, bombas y velas prendidas. Su nueva instalación profundiza esa línea de creación: "Se repiten los mismos símbolos, pero llevados al extremo. Diría que es la culminación de mi obra sobre la religión. Fue un desafío que me tomó tres años. Soy el autor de todas las piezas, desde las pinturas del techo hasta los muebles que yo mismo reciclé y modifiqué", concluye Maza.
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