Nuevos troles importados de Suiza inician marcha blanca en Valparaíso
Seis de las 10 nuevas máquinas recorrieron ayer las calles porteñas, sorprendiendo a los usuarios.
No se paralizaron para hacer notar sus demandas, ni subieron la tarifa, a pesar de la crisis económica que los llevó a quiebra, en 2009, y que puso en peligro la subsistencia de una pieza fundamental de la riqueza porteña. No obstante, el porcentaje de falla no excede el 4%, por lo que continúan siendo una prestación de excelencia y no contaminante.
Ocho años han pasado desde que la empresa Trolebuses de Valparaíso S.A., se hizo cargo del transporte eléctrico y aún no alcanzan rentabilidad. Pese a ello, no olvidan su principal meta: fortalecer el servicio a la comunidad y conservar el patrimonio. Valores que el empresario y oficial (r) de la Armada, Pedro Massai Barrios traspasó a sus hijos, Juan Antonio y Pedro, quienes hoy miran el futuro con optimismo, luego de la salida a terreno de las primeras seis nuevas máquinas (de 10), importadas desde Suiza, las que fortalecerán a las clásicas, y que en 2014 movieron, en año récord, a tres millones de pasajeros.
Además, les espera un rol relevante cuando en las próximas semanas comience la implementación del plan integrado de transportes de Valparaíso, que incluye también al Merval y los ascensores.
Pero el camino fue largo y colmado de problemas, señala el actual director ejecutivo de la firma, Juan Antonio Massai: "En ese tiempo yo no vivía en Chile, pero sólo tenía malas noticias. Fueron tres años en que sólo se perdió y la única solución que se buscaba era cómo se cerraba la empresa sin perder más plata".
En 2007, con la creación del Transporte Metropolitano Valparaíso (TMV), los troles licitaron dos importantes recorridos, uno de ellos era la exclusividad de la Avenida Pedro Montt, la que alcanzó a operar por 25 días, hasta que fue cambiada la normativa, debido a las presiones de empresarios de buses, por lo que se permitió el ingreso de otras líneas, y con ello la quiebra de la empresa de troles.
El aporte de la Ley Espejo
Fue la inyección de recursos de la Ley Espejo (que obliga a invertir en regiones la misma cantidad que se entrega al Transantiago), la que en 2010 volteó la mala racha.
El subsidio, que se destinó a absorber el 17% del valor de la tarifa del boleto, permitió la disminución del pasaje de $ 350 a $ 250, inferior a lo que cobran los microbuses (entre $ 270 y $ 320). Además, se amplió la mano de obra, se restauraron troles, declarados Monumento Nacional, para ya en 2014 comprar 10 nuevas máquinas, traídas desde Suiza.
Para el ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo, "los troles son un ícono de la ciudad. Reconocemos el esfuerzo de la familia Massai por recuperar el servicio y también evidenciamos el éxito de cómo la Ley de Subsidio (...) ha permitido potenciar el transporte público, revirtiendo la demanda de los troles".
Por su parte, Massai expresa que "mi padre tuvo éxito formando empresas pesqueras, de construcción, pero en los troles hubo fijación especial, porque todo indicaba que no se podía revertir, simplemente se enamoró de los troles. Ya en los 90 hablaba de energía renovable".
Buscando la rentabilidad
La adquisición de los 10 troles, con los que totalizan 31, implicó la modificación de la legislación, que prohibía la importación de vehículos usados. "Esto nos va a permitir pensar en una rentabilidad. La gente nos ha premiado eligiendo a los troles, es por eso que queremos estar en todo Valparaíso, de aquí a cuatro años la idea es comprar cuatro máquinas más", afirma el director ejecutivo.
Las máquinas suizas datan de 1989, cuentan con calefacción, sensores en las puertas y pantallas digitales. Su capacidad es para 72 pasajeros.
Otro inédito trámite fue el permiso de circulación, el que recién pudo ser obtenido el viernes. Es por eso que a las 10 de la mañana de ayer, seis amplios buses eléctricos recogieron a sus primeros pasajeros.
Algunos, como Paula Ramírez, se vieron sorprendidas por la marcha blanca. "No sabía. Qué bonitos son, me parece genial, así más gente los va a preferir, porque además de ser baratos y limpios, pasarán con mayor frecuencia".
Tras bajar en la intersección de calle Uruguay, Juan Díaz, los describió como "amplios y confortables, además meten menos bulla".
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