Ontivero, el nómada

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El primer refuerzo que suma la U tiene apenas 22 años y un largo recorrido por el mundo. Un zurdo con clase del que no todos hablan bien.




Mientras en el Centro Deportivo Azul revisaban videos para darle el visto bueno a su contratación, Lucas Ontivero (22) paseaba a su perro Romeo por su natal Catamarca, al norte de Argentina.

Hace ya varios años, cuando recién tenía diez, la idea de consagrar su vida al fútbol le rondaba en la cabeza y, como muchos otros niños de esa edad, debió dejar todo atrás para perseguir el sueño.

Integró las divisiones menores de San Lorenzo de Alem entre 2004 y 2006, hasta que despertó el interés de Real Madrid. Ontivero tenía entonces 12 años y un futuro enorme.

En la capital española estuvo tres años, hasta que volvió a cruzar medio mundo para sumarse a las filas del Mérida, en México. Allí continuó su formación. Tenía ya 15 años y se perfilaba, o lo perfilaban, como uno de los mayores proyectos del fútbol argentino. En 2010, el Tottenham inglés pensó en él y lo llevó a Londres, pero finalmente no logró incorporarse al equipo por las restricciones que pone la FIFA para fichar a menores de edad. Lo mismo le pasó en el Milan y en el Genoa. Aquellas últimas tres camisetas las defendió en apenas un año.

Pese a sus condiciones, el zurdo, que juega de enganche y también como delantero por los costados -uno de los aspectos que terminó de convencer a Guillermo Hoyos- no lograba el despegue.

Independiente de Avellaneda apostó por él y lo sumó a su equipo. Ramón Díaz lo ascendió al plantel profesional, pero sólo alcanzó a estar seis meses. Hubo cambio de técnico y se acabó la confianza. El futuro de Chicharito, como le decían en el Rojo por su paso por el fútbol mexicano, estaba en Uruguay.

Era 2013 y tras un largo recorrido, Ontivero, ahora de 18 años, iniciaba recién su camino real en el fútbol profesional. Arribó al Fénix, donde fue dirigido por Eduardo Favaro, que dialoga con La Tercera y lo define como "un jugador tremendamente hábil y desequilibrante; además muy potente, sobre todo en el último tramo de la cancha".

"Puede jugar por los costados, pero me parece que su juego es más determinante por el centro. Cuando lo dirigí tenía 18 o 19 años, por lo que sus falencias eran más por inmadurez que por otra cosa", añade el DT, que cierra: "Por sus condiciones, creo que puede ser un tremendo aporte para el fútbol chileno".

Pese a que Favaro lo utilizó en apenas 10 encuentros, el Galatasaray turco puso sus ojos en el juego del transandino y adquirió su pase por 2 millones de euros.

No obstante, la consolidación seguiría sin llegar. Tuvo pasos a préstamo por el propio fútbol turco, húngaro y esloveno, antes de partir a Canadá, donde defendió la camiseta del Montreal Impact, su última estación antes de aterrizar en Chile.

En Turquía tienen malos recuerdos. "No es un buen jugador. Le cuesta en lo futbolístico y en lo táctico", dice Serkan Bayar, reportero que cubre Galatasaray en Fotomaç, el diario deportivo más importante de Turquía. "Acá bromeaban con que era hijo de Roberto Mancini, que por eso lo traían", añade. "Cada vez que jugó tuvo problemas. Le costaba dar pases a sus compañeros... El club terminó pagando más de US $ 1 millón para deshacerse de él. Debe ser el peor jugador que ha pasado por el club durante los últimos años", acota.

El viaje de Ontivero (10 países, 47 partidos y 7 goles) sigue su rumbo. Ahora, permanecerá un año en Chile, donde intentará demostrar las condiciones que siempre insinuó. Las mismas con las que, esperan en el CDA, logre levantar a una U que lo necesita.

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