El progresivo romance entre Marillion y Chile

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El grupo inglés comenzó esta noche una inédita serie de tres shows consecutivos en el país, donde protagonizan un fenómeno casi único en el mundo.




Cuando en 2012 Marillion anunció su esperado regreso a Chile, quince años después del que hasta entonces había sido su único show en el país, Claudio Momberg (42) decidió que la ocasión ameritaba una tocata de bienvenida. El ingeniero en sonido, profesor universitario y miembro de Fugazi, banda tributo al conjunto británico, movilizó rápidamente a sus compañeros y juntos montaron un espectáculo para celebrar el retorno de sus ídolos. No se trató, por cierto, de un homenaje cualquiera: esa noche, Steve Rothery y Mark Kelly, guitarrista y tecladista de Marillion, llegaron hasta el show y hacia el final subieron al escenario para tocar tres canciones junto a los chilenos. "Incluso, ese día le presté un teclado a Mark Kelly porque tenía un problema con el suyo. Al final usó el mío en los dos conciertos que dieron en Santiago y me lo devolvió autografiado", cuenta Momberg.

Si bien lo ocurrido ese día le dio a los miembros de Fugazi una historia para contarle a sus nietos, no se trata de un capítulo del todo anormal en el anecdotario entre el quinteto inglés y sus seguidores chilenos. Reconocida hace años como una de las bandas más cercanas y abiertas con sus fans, el histórico conjunto de rock progresivo, que se apresta a cumplir cuarenta años de carrera, tiene en Chile a una de sus audiencias más leales, apasionadas y, en retribución a eso, también una de las más afortunadas.

"La atmósfera aquí en Santiago siempre ha sido extraordinaria", dice Steve Hogarth, vocalista de Marillion desde 1989, intentado sintetizar un fenómeno que para ninguno de ellos tiene una explicación demasiado lógica. Sentado en uno de los salones del hotel Sheraton, el cantante comienza a recordar cada uno de sus anteriores pasos por la capital, como parte de un romance que en cada visita parece haber avanzar hacia un siguiente nivel. El último hito es el Marillion Weekend, una serie de tres conciertos al hilo en Santiago que comenzaba anoche y se extendería hasta mañana en el Teatro Caupolicán, recinto que ha oficiado de epicentro de su culto criollo y donde en mayo de 2016 grabaron un DVD en vivo.

Los tres nuevos shows, con los que completarán diez presentaciones en la capital, también serán registrados en un blu-ray oficial, donde buscarán resumir la euforia que ha provocado entre sus fans la idea de tener a sus ídolos en su ciudad durante todo un fin de semana. Además, al tratarse del primer Marillion Weekend que realizan en Sudamérica, son varios los extranjeros que han llegado al país esta semana para ver al grupo.

"Ya estuve en el hotel hablando con ellos", cuenta el colombiano Jorge González (48), fanático de Marillion desde hace más de dos décadas. El ingeniero eléctrico llegó desde la ciudad de Pereira con diversos discos de vinilos del conjunto, entre ellos, los cuatro en los que participó como financista -Marillion prácticamente inventó el sistema de crowdfunding en la música en los 90- y uno en particular donde aparece su foto en los créditos.

"He visto a Marillion en Chile y Holanda, y el nivel de energía que hay acá del público hacia los músicos no tiene comparación, es un sentido de comunión que no se da en cualquier parte", asegura Momberg, quien aloja en su casa a otros dos fanáticos del conjunto que llegaron desde Argentina.

"Creo que tomé conciencia de lo que pasaba con nosotros aquí hace un par de giras, aunque estoy seguro que ya existía antes de eso. Pero fue esa primera vez en el Caupolicán cuando quedamos impactados por la reacción del público. Realmente adoro a los chilenos, son gente sólida, sientes que puedes confiar en ellos", teoriza Hogarth, antes de saludar a un par de seguidores y de improvisar para ellos una sesión en vivo en el lobby del hotel.

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