Publican libro sobre memoria visual durante el régimen militar

El ángel en la moneda de 10 pesos, inicialmente, rompía las cadenas. Era 1976 y las monedas de cinco y 10 pesos estrenaban nueva imagen: una figura femenina a busto descubierto bajo la que se leía "libertad". La imagen adornó el vuelto más común hasta 1990, con algunos pequeños cambios: más tarde, las cadenas serían suprimidas para mantener sólo los brazos victoriosos en alto. La fecha conmemorativa, "11-IX-1973", se mantuvo hasta el regreso de la democracia.

Alojadas en objetos cotidianos y de poco valor, se multiplicaron algunas de las iconografías más reconocibles de la época de la Unidad Popular y el régimen militar. Esas mismas que nadie pensó guardar. El libro El golpe estético (Ocho Libros), de Luis Hernán Errázuriz y Gonzalo Leiva, reúne esas imágenes que muchos olvidaron, perdieron o escondieron.

"Este material nunca se había recuperado, estaba disperso. Este es un intento de recopilar la memoria", explica Leiva, investigador del Instituto de Estética de la UC. "Lo más difícil fue encontrar las imágenes. Mucha gente se deshizo del material, que estaba en sus casas no necesariamente por haber participado ideológicamente, sino porque se repartió mucho material en esa época".

Monedas, billetes, estampillas, fotografías y revistas son algunos de los objetos que se recuperaron durante más de tres años de investigación. Las fuentes a veces eran informales: más que investigar en bibliotecas, se necesitaron muchas visitas al Persa Bío-Bío. "Habré ido unas 40 o 50 veces. La gente ya sabía lo que estaba buscando: reconstituir una escena", explica Leiva. "Nuestra idea era recuperar la estética de la cotidianidad, que son materiales mucho más efímeros. Objetos pequeños, también grandes escenarios y grandes rituales".

MEMORIA CULTURAL
El golpe estético compila imágenes que durante esos años eran simplemente lo "común y corriente". "Estas imágenes son el gran acervo de la memoria cultural de la Unidad Popular y de la dictadura. Ambos apuntaron a lo mismo: rearmar las matrices del imaginario cultural".

A 40 años del golpe de Estado, el hecho marca un cambio no sólo político, sino estético en Chile. Pero no todo fue quiebre. "Hay muchos personajes que se reelaboraron. La cultura mapuche hasta entonces tenía un carácter revolucionario, pero luego se transformó en nacionalista", explica Leiva. Así, la leyenda "Arauco nunca sometido" comenzó a aparecer en estampillas, junto a las imágenes de iglesias, moáis y géiseres.

Otra figura paradigmática es Pablo Neruda. "Su figura es depurada y lo dejan solamente como vate, exclusivamente en el contexto de la poesía". Así, un extracto de Canto general aparecía en el billete de cinco mil escudos, complementando la imagen de la casa de los Carrera. Algo similar ocurrió con Gabriela Mistral, con cuyo nombre rebautizaron la Editorial Quimantú.

ESTETICA URBANA
Varios espacios públicos de la ciudad cambiaron tras el golpe militar. El libro muestra murales pintados durante la Unidad Popular -el que realizó Roberto Matta, en La Granja, y el que adornaba un muro del Río Mapocho, a la altura de la Vega Central, entre otros-, los que fueron repintados de blanco y gris.

Las transformaciones apuntaban a borrar la propaganda política en las calles, pero también, a fijar un orden a largo plazo. Esto implicó la prohibición, en Santiago en 1975, de tener fachadas de "color negro y otros tonos violentos" en los meses anteriores al 11 de septiembre.

Calles, villas y edificios cambiaron de nombre, entre ellos, los famosos casos del edificio Diego Portales (hoy Centro Cultural Gabriela Mistral) y la Avenida 11 de Septiembre, hoy en discusión para volver a ser Nueva Providencia. Durante esta época también se construyó el Altar de la Patria, frente a La Moneda, que hoy ha sido reemplazado por Plaza de la Ciudadanía. "Su ausencia hoy en la ciudad implica también dar vuelta la espalda a la historia. Es como si nada hubiese pasado, que es bien dramático", dice Leiva.