Retrato de la seguridad

Uno de los problemas más complejos en los estadios es la poca capacitación de los guardias privados. Muchos de ellos no cuentan con los cursos necesarios.




En una de las tribunas del Estadio Nacional, dos mujeres mayores, están paradas en las escaleras. No son dos hinchas de Universidad de Chile o de Santiago Wanderers, sino parte de la seguridad privada del recinto. No cuentan con elementos de defensa, lo que pone en tela de juicio su real eficacia. Puede parecer una excepción, pero no lo es. Es algo habitual en las canchas del país. Un vistazo a la jornada ha confirmado las evidencias que los responsables de Estadio Seguro habían detectado y pretenden corregir con una reforma inminente del plan.

Dentro del contingente de seguridad se encuentran funcionarios de todas las edades que no están calificados. Durante el resto de la semana, varios se dedican a otros oficios, y ven este trabajo sólo como un pituto o un pololo para  incrementar sus ingresos.

También en el Nacional y ayer en el CAP de Talcahuano se vieron algunos lienzos, que en muchos casos son más grandes que lo que permite la norma (1,20 m. por 1,20 m.), lo que contraviene lo dispuesto por la ley. Estas situaciones preocupan en el gobierno, el que prepara cambios al plan Estadio Seguro. Justamente, uno de sus ejes principales será la mayor capacitación de los guardias privados. Además, se realizará una consulta ciudadana, donde se considerará la opinión de los hinchas.

Controvertida historia

El 30 de abril de 2011 entró en vigencia el programa, que buscaba solucionar los problemas generados por las barras bravas. Bajo ese contexto, el modelo buscaba endurecer las medidas para el ingreso a los recintos deportivos,  al tiempo que en el Congreso se debatía sobre las modificaciones a la Ley de Violencia en los Estadios.

Sin embargo, la implementación se llevó a cabo con muchas dificultades y no siempre imperó el sentido común, pues se hicieron frecuentes los problemas en los accesos a los recintos deportivos. Y no fueron pocos los que se quejaron por recibir un trato vejatorio en los ingresos. Sobre todo, hacia los ancianos y niños, quienes debían ser sometidos a estrictos controles.

Asimismo, causó polémica la prohibición de ingresar lienzos y bombos a los estadios, pues de acuerdo al criterio de las autoridades de esa época la presencias de estos elementos podía ser un foco de conflicto, especialmente entre  los facciones de las barras. "Un lienzo o un bombo, crean liderazgos y poder dentro de los hinchas, lo que no puede ocurrir", explicaba en ese momento Cristián Barra, ex jefe del plan.

No obstante, pese a estas prohibiciones el problema no se solucionó y en más de alguna ocasión sucedieron graves incidentes, que obligaron a la intervención policial, debido a que los vigilantes privados se vieron sobrepasados. El más delicado fue la explosión de una bomba de ruido en Santa Laura, que terminó con la amputación del pie izquierdo de un joven que alentaba a la U. "Creemos que este desafío tiene que ser compartido entre todos. Todos tienen voz y merecen ser escuchados", afirmaba hace un par de días José Roa, nuevo jefe de Estadio Seguro, quien apunta que la meta del plan es "coordinar que todo funcione bien para facilitar el cumplimiento de la ley".

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