Robin Wright: "Es fantástico tener la confianza de David Fincher como creador"
La actriz habló con <b>La Tercera</b> sobre House of cards, serie que produce el director de El club de la pelea.El 1 de febrero, el sitio Netflix estrenará la producción de manera simultánea en todos sus territorios.
La relación laboral entre la actriz Robin Wright y el director David Fincher está definida por La chica del dragón tatuado. Esa cinta de 2011, en la que la estadounidense interpretó el rol secundario de Erika Berger, fue la primera que hicieron juntos, y durante su producción, el realizador de El club de la pelea y Los siete pecados capitales le habló del que sería su próximo proyecto: una serie ambientada en lo más alto del mundo de la política estadounidense, sobre la corrupción, la avaricia y el poder. "Me dijo que él iba a producir el show, elegir a los directores y dirigir algunos episodios", enumera la actriz al teléfono desde Los Angeles, recordando esa primera conversación y explicando, al mismo tiempo, por qué le interesó participar. "Me parece que tiene un gusto impecable, me gusta mucho trabajar con él y ser parte de lo que hace".
Así, tras meses de producción, el 1 de febrero se estrenará House of cards, producción basada en una miniserie británica de 1990, que marca el debut de Fincher en las series y el regreso a la televisión de Wright, a casi 30 años de su participación en más de 400 capítulos del culebrón Santa Barbara, que fue uno de sus primeros trabajos como actriz. La primera temporada de la serie tendrá 13 episodios y estarán de forma exclusiva en el sitio Netflix, que pondrá todo el ciclo a disposición del público de manera simultánea, en todos sus territorios. "Creo que definitivamente esto es el futuro, si se piensa en la cantidad de gente que va en el metro o en buses mirando su teléfono o se acuesta en su cama con su computador o su iPad. Esas personas quieren ver series y quieren verlas de manera continuada. Esto es dar un acceso simple y de manera condensada", asegura Wright.
La actriz está entusiasmada con este retorno a la televisión, a pesar de que no es un formato del que se declare una fan. De hecho, cuenta que hasta hace poco no seguía ninguna serie: "Me puse a ver ahora para tener una idea de cómo era distinta al trabajo en cine. Vi algunos capítulos de Breaking bad y me pareció que era mejor que muchas de las películas que he visto últimamente. La calidad y las temáticas que se están tratando son increíbles", afirma.
La apuesta de House of cards es entrar directamente dentro de la categoría de esas series que tratan temáticas osadas y lo hacen sin pelos en la lengua.
La historia está centrada en Frank Underwood (Kevin Spacey), un poderoso congresista que ayudó a que el nuevo presidente saliera electo, con la promesa de que le darían el puesto de Secretario de Estado -el encargado de política exterior en el gobierno estadounidense-, una promesa que no se cumple, por lo que él decide vengarse silenciosamente. "La serie trata esencialmente de la avaricia y el poder, y lo que hay que hacer para conseguirlo", agrega la ex esposa de Sean Penn.
Su personaje es el de Claire Underwood, la esposa del protagonista y su principal aliada, además de la cabeza de una importante organización benéfica. "Ellos son una unión; una sociedad que hace lo que sea necesario para avanzar. Tienen un profundo respeto y amor por el otro y son leales entre sí, y eso es incorruptible, pero antes que nada son una sociedad", describe.
Junto con Wright y Spacey, House of cards tiene entre sus protagonistas a Sakina Jaffrey (Third watch) como la jefa de gabinete del nuevo presidente y una de las enemigas de la dupla, y a Kate Mara (127 horas), una joven periodista que está cansada de cubrir historias irrelevantes, por lo que decide vender su alma a Frank Underwood a cambio de primicias, con lo que se convierte en un vehículo para que el congresista vaya cumpliendo sus metas.
A pesar de que la política está presente en la gran mayoría de los diálogos que salen de la serie, la actriz que en 1987 protagonizó La princesa prometida asegura que ese es simplemente el contexto: "Aquí lo que importa es lo que la gente está dispuesta a hacer para avanzar, y lo atractivo y sucio que todo eso puede ser".
Aunque se supone que Wright y Fincher volverán a trabajar juntos para completar la trilogía Millenium, de la que La chica del dragón tatuado era la primera parte, esta serie les dio la oportunidad de reunirse antes, algo que Wright agradece. "Fue fantástico, me encanta trabajar con él y es genial tener su confianza como creador. Se logra una sincronía que creo que tenemos, y es lo mismo con Kevin Spacey. Es una relación profesional muy sustancial la que siento que hemos logrado entre los tres", asegura. Spacey también juega como productor en este proyecto que, antes de aterrizar en Netflix, fue peleado por algunos de los canales estadounidenses de mayor reputación, como HBO y AMC.
Finalmente, el sitio de películas y series online decidió hacer una apuesta fuerte y ofreció US$ 100 millones y un compromiso por dos temporadas de 13 episodios cada una. El segundo ciclo, indica Wright, se empezará a grabar en "un par de meses más" y luego las filmaciones se extienden por seis o siete meses, por lo que la actriz ve difícil agendar algún proyecto cinematográfico. Eso no significará que no se verán estrenos protagonizados por ella, porque tiene cintas ya filmadas con fecha de estreno para este año. Una de ellas es Two mothers, cinta en que ella y Naomi Watts interpretan a una dupla de amigas de infancia que en un verano se enamoran del hijo de la otra. También tiene en carpeta el debut de una película de ciencia ficción, en la que comparte créditos con Paul Giamatti.
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