Roma y sus fuentes monumentales
La capital italiana está repleta de monumentos y edificios antiguos, y destaca su pasión por el agua.
Roma es por excelencia una ciudad antigua, con edificios, monumentos, fuentes, palacios e iglesias medievales, se trata de uno de los destinos más elegidos por los turistas que buscan cultura, historia y belleza.
Algo que no puede faltar a la hora organizar el recorrido por la capital italiana son todas las fuentes que posee y que conservan la historia de los siglos vividos.
HISTORIA
Los romanos siempre han amado el agua en su aparición y uso públicos, los baños, los acueductos y las fuentes. Con la caída del imperio llegó un época de oscuridad para Europa. La provisión de agua a la ciudad que tan bien habían resuelto en la antigüedad, ahora estaba en crisis pues los acueductos estaban cortados así que la gente, durante mucho tiempo, vivió de las aguas del río Tiber.
Esto cambió a fines de 1500, cuando se recuperó el Acueducto Virgen, a partir de ahí creció la cantidad de fuentes en la ciudad, de todo tipo, color y tamaño.
FUENTES
Roma tiene muchas fuentes pequeñas, que están a las afueras de los muros de la ciudad y que servían antes a los campesinos y a los granjeros.
No pueden faltar los surtidores, simples bebederos que aparecen en el siglo XIX y que todavía hoy pueden verse.
La Fuente de las Tortugas: Una pequeña joya escondida en medio a la plazoleta Mattei, detrás del Pórtico de Ottavia. Fue construida entre el 1581 y el 1584 siguiendo un diseño de Giacomo della Porta. En 1658 se agregaron las tortugas que según la leyenda son una concepción de Bernini.
La fuente Boca de la Verdad: Con motivo ornamental bastante frecuente, se encuentra frente a Santa María en Cosmedin, llamada la Bocca della Verità (Boca de la Verdad).
La Fuente de las Abejas: De 1644 de Gian Lorenzo Bernini (el gran creador de fuentes en la ciudad), se encuentra en la esquina de la Plaza Bernini, desde donde parte la Vía Veneto. Las abejas son parte del escudo de la familia Barberini.
La Fuente del Tritone: En la Plaza Barberini, trabajo de Gian Lorenzo Bernini del 1642. Hasta el siglo XVIII se acostumbraba dejar frente a esta fuente los cadáveres de personas desconocidas. La fontana da nombre a la vía del Tritone, que llega a la Plaza Colonna.
La Fontana di Trevi: Su aspecto actual es del siglo XVIII y es el punto terminal del antiguo acueducto "Acqua Vergine" (Aqua Virgo, en Latín), mandado construir por Marco Vipsanio Agrippa. El aspecto actual se debe a Nicola Salvi, entre 1732 y 1751. Es la mayor fuente de la ciudad, con 25,9 metros de alto y 19,8 de ancho. Considerada la más ambiciosa de las fuentes barrocas de Roma.
La Fuente de la Barca: Del siglo XVII está en la Plaza de España, a los pies de la escalinata de la Trinidad de los Montes, creada por Pedro Bernini, el padre de Gian Lorenzo Bernini entre 1627 y 1629, quien la construyó con forma de una barcaza que se hunde, para recordar según dice la tradición, una barca que, a causa de la inundación del Tiber en la Navidad del 1598, se encontró en este sitio. En realidad el artista resolvió con este artificio un serio problema técnico: la presión del agua era demasiado baja para construir una fuente más elevada.
La Fuente del Moisés: Ubicada en la Plaza San Bernardo, es el punto terminal del acueducto Agua Feliz, el nombre se deriva del Papa Sixto V, Felice Peretti, quién la mando construir. Representa un Moisés que hace brotar el agua de entre las rocas.
La Fuente de los Cuatro Ríos: Se encuentra en la Piazza Navona de Roma y fue ideada y tallada por el escultor y pintor Gian Lorenzo Bernini en 1651 bajo el papado de Inocencio X, en plena época barroca, durante el periodo más prolífico del genial artista. La fuente se compone de una base formada de una gran piscina elíptica, coronada en su centro de una gran mole de mármol, sobre la cual se eleva un obelisco egipcio de época romana, el obelisco de Domiciano.
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