Rousseff afirma que "no tolera la corrupción" y defiende a ex Presidente Lula

La mandataria brasileña había defendido ya el martes a su predecesor calificando de  "lamentables" las acusaciones contra el ex gobernante por el caso Mensalao.




"Yo no tolero la corrupción y mi gobierno tampoco", declaró la Presidenta Brasileña Dilma Rousseff al diario francés Le  Monde, defendiendo el papel de su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva en la  instauración de una gobernanza respetuosa de la independencia de poderes.

En entrevista concedida al periódico antes de partir de Francia, donde  terminó el miércoles una visita de Estado de dos días, Rousseff explicó que en  Brasil, para presentarse a una elección, los ciudadanos no tienen que tener  condenas, "la fiscalía es independiente, la policía federal investiga y  detiene" y la justicia sanciona. "Y el que empezó esta nueva etapa de  gobernanza fue el ex presidente" Lula.

Afirmando que la corrupción "es una plaga que afecta a todos los países",  la presidenta brasileña estimó que, más allá de las personas, "las  instituciones deben ser virtuosas". "La sociedad debe tener acceso a todos los  datos gubernamentales" y quienes utilizan fondos públicos "tienen que rendir  cuentas". Por ello, Brasil creó un "portal de transparencia" que registra los  gastos públicos día a día, agregó.

"Yo no tolero la corrupción, y mi gobierno tampoco. Si hay sospechas  fundadas la persona debe partir. Pero por supuesto, no hay que confundir esas  investigaciones con una caza de brujas propia de regímenes autoritarios", dijo  Dilma a Le Monde.

Rousseff había defendido ya el martes a su predecesor calificando de  "lamentables" las acusaciones contra el ex presidente y estimando que se trata  de "tentativas para empañar el inmenso respeto que el pueblo brasileño tiene  por Lula".

Según el diario Estado de Sao Paulo, Marcos Valerio, un publicista  condenado por la Corte Suprema a 40 años de prisión por su participación en una  red de corrupción, acusó a Lula de estar implicado en la misma. La Corte Suprema condenó a 25 empresarios y políticos en el marco de este  caso.

Lula fue excluido del juicio y negó siempre conocer la existencia de la  corrupción, un plan de compra de votos de diputados organizado por su partido. El martes, el ex Presidente declaró a la prensa en París que las denuncias  hechas contra él son "mentiras".

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