Teatro, dolor y fe: las emotivas memorias de Alberto Vega

Gracias a un computador que lee sus ojos, escribió el libro que relata sus días antes y después del accidente que cambió su vida.




"Ahora también vamos a exposiciones, a parques, a la nieve, al circo, a nuestra casa de Tunquén, a Algarrobo y sus alrededores, a Valparaíso, a San Antonio, a Cartagena...". El presente de Alberto Vega está movido y es con él que decidió cerrar sus recién publicadas memorias, contando los lugares que visita con su esposa, cómo celebró su cumpleaños y la ternura que siente por su familia. Un cierre esperanzador para un libro que en sí mismo es casi un milagro.

Siempre se llamó Mírame a los ojos. Vega tuvo claro el título desde que empezó a escribir sus memorias en junio del 2010, a través de un computador especial que controla con el movimiento de sus pupilas. Encerrado en su propio cuerpo tras un accidente en bicicleta, el actor y director ha vivido siete años con síndrome de enclaustramiento: sin poder moverse, hablar ni tragar.

"Fue en la mañana de un domingo cualquiera. Había ido a hacer ejercicio a San Carlos de Apoquindo. Andaba en una bicicleta nueva. La compré en Sparta. Era algo más barata que las habituales, pero no mucho más. Tenía los mismos elementos. Iba rápido en bajada. De pronto, un gran silencio". Es su recuerdo del accidente lo que abre el libro. "Cuando ¿volví? No tenía voz ni movimientos. Soy actor: me quitaron mis instrumentos", escribe.

Mírame a los ojos está dividido en épocas (infancia, juventud, adultez y presente), temas (accidente, abandono, teatro, Dios y muerte) y recuerdos, pero hay tres temas que desbordan sus capítulos y están siempre presentes: familia, teatro y Dios, los pilares de Vega.

Escrito por fragmentos, el texto nombra, sin ahondar demasiado, los sufrimientos por los que el actor de Art y La madrastra ha pasado desde el accidente: el frío, la muerte de su perro, las malas experiencias con enfermeras y casas de reposo, la enfermedad, el distanciamiento de su familia.

"Amo a mi mujer e hijos, aunque no vienen a verme. Los vi nacer y estreché en mis brazos. Crecieron…", cuenta en uno de los fragmentos más oscuros de un libro que brilla más por gratitud y fe. "Qué puedo decir yo de Dios, sólo sé que después del accidente se me acercó".

Editado por Grijalbo, el libro lleva dos semanas entre los más vendidos de no ficción. Pero Vega no descansa y a los 62 años escribe Los gigantes de la montaña presentan a Lear, obra que debería estrenarse el próximo año y que será su debut en la dramaturgia.

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