Tenistas chilenas relatan los detalles del duro momento vivido en el aeropuerto de Madrid

Cecilia Costa y Daniela Seguel contaron a <b>La Tercera</b> los entretelones de la retención que sufrieron en España. "Hubo nerviosismo y depresión", dijeron.




Es posible que hoy cuenten la historia como una anécdota. Incluso, con algunas risas entremedio. Sin embargo, nada les quitará el susto que vivieron ayer las tenistas chilenas Daniela Seguel y Cecilia Costa. Ambas habían excedido durante 2013 el tiempo de permanencia en Europa que les autorizaba la visa respectiva. Y ello fue motivo para que fueran retenidas en el aeropuerto de Madrid, escala previa a Bruselas, lugar donde iniciarían la pretemporada.

El desenlace terminó siendo feliz. Antes, eso sí, Seguel fue incomunicada e incluso estuvo con orden de deportación para retornar a Chile. Mientras tanto, Costa había logrado viajar hasta la capital de Bélgica.

Paralelamente, las autoridades de Gobierno chilenas gestionaban la liberación de la "pantera", hasta que el ministro Gabriel Ruiz Tagle entregó la noticia que propició el desahogo: la número uno de Chile quedaba liberada de todo problema y quedaba en condiciones de tomar el avión para sumarse a su compañera de viaje. Eso sí, nunca olvidarán la experiencia.


EL MOMENTO MÁS DURO
Al hacer la escala en Madrid, Seguel y Costa fueron sorteadas para el control de las autoridades españolas, las que no tardaron en descubrir las irregularidades que databan del año pasado.

"Nos dijeron en la policía que teníamos que esperar que llegara la gente que veía ese tema. Cuando llegaron, les explicamos que éramos deportistas, pero no hubo caso. Nos dijeron que no podíamos pasar porque nos habíamos pasado en los días", cuenta Costa a La Tercera.

"Nos hicieron pasar a una salita. Estuvimos unos 10 minutos. Luego nos llamaron y me dijeron que sólo yo podía seguir. En ese momento me tuve que separar de Dani porque no me dejaban estar con ella", agrega.

Ese fue el momento en que Seguel quedó incomunicada. Pronto se le daría a conocer sobre su orden de deportación. Sin embargo, justo antes de ello, Costa pudo comunicarse con su compañera. "Logré hablar por teléfono con ella. La verdad, ella no estaba tranquila, porque se había perdido un pasaje (a Bruselas), que para nosotras no es fácil de pagar. Y obviamente es un problema que te deporten".

A esas alturas, Daniela Seguel estaba contrariada. "Era primera vez que me pasa algo así. La verdad es que todo fue muy incómodo. Todo fue raro, con mucho nerviosismo", narra a La Tercera una vez que todo se arregló.

"También en algún momento tuve depresión porque veía que todo volvía atrás y que no podía esar en Europa preparándome. Yo estaba muy motivada. Bueno, ahora lo estoy...", añade aliviada.

Cuando le comunicaron que sería deportada, sintió "rabia y tristeza, porque veía todo complicado". Llegó a tener los pasajes de retorno a Chile, pero...


LA LECCIÓN APRENDIDA
Muy lejos de España, en Santiago, Jorge Seguel, padre de la tenista, explicaba ayer por la mañana que su hija estaba "mal anímicamente porque iba con mucha ilusión para prepararse en Europa".

En Chile, quien comenzó con la búsqueda de ayuda fue Jorge Seguel hijo, hermano de la deportista. No había forma de comunicarse. La única certeza que había era la orden de deportación. El objetivo era, como sea, evitarla.

La deportista seguía aislada en el aeropuerto madrileño. "Compartí con varios de ellos (posibles deportados). Estaba en una sala aislada. Fue todo tranquilo, pero bastante fome, jajaja", cuenta Seguel.

"La verdad es que los agentes no fueron pesados con nosotras", corroboró Cecilia Costa sobre el comportamiento de los funcionarios españoles

Hasta que llegó el alivio: el ministro de Deportes, Gabriel Ruiz Tagle, comunicó cerca de las 14.00 horas de nuestro país que Daniela Seguel podía dejar el aislamiento y continuar viaje (lo hacía en un vuelo este viernes a las 7.00 horas de España) a Bruselas. El asunto legal en Europa que la afectaba quedó en nada gracias a las gestiones hechas con el consulado nacional y otras instituciones.

Seguel asumió su error de "no conocer las leyes y todo lo que hay que saber para este tipo de cosas". Dice que también hubo mala suerte: "Yo estuve ocho meses (en Europa) el año pasado y nadie me dijo nada. Pero todo se aprende", juramenta.

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