El turismo en las favelas de Río de Janeiro, en la mira
La muerte de una turista española el lunes en la mayor favela de Brasil reabrió el debate sobre los riesgos de las visitas guiadas a barrios populares.
El auto en el que la turista española María Esperanza Jiménez Ruiz se movilizaba el lunes no se detuvo frente a uno de los controles policiales en la favela Rocinha de Río de Janeiro, la más grande de Brasil, y la policía militar que custodiaba el lugar respondió con disparos, dando muerte a la mujer, quien se encontraba acompañada por su hermano y su cuñada.
La idea de Jiménez, de 67 años, era visitar uno de los iconos de la ciudad, pero todo terminó mal. La turista no es la primera visitante que corre ese trágico destino en las barriadas populares cariocas, donde vive el 20% de la población de la ciudad. En marzo, una turista argentina que se guiaba por el GPS de su auto entró por error a la favela del Morro dos Prazeres y murió tras ser baleada por un grupo de narcotraficantes. En diciembre pasado, lo mismo le ocurrió a un turista italiano.
Pero la muerte de María Esperanza marca un precedente: es la primera vez que una turista muere mientras participa de un tour oficial dentro de una favela. La turista española, además, falleció al recibir el tiro de un policía, no de un habitante del lugar.
De nada sirvió para bajar el tono del debate que dos días después del incidente, la estrella del pop Madonna visitara la misma favela, donde posó con ropa de camuflaje junto a los policías responsables de la zona. Esto, porque la muerte de Jiménez reabrió la discusión sobre los peligros que muchas personas corren al contratar estos planes turísticos para conocer de cerca esta realidad.
El turismo en estas zonas tuvo su boom en 2008 con la instalación de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) como parte de un proceso de renovación de estos barrios populares.
En un principio la presencia de las UPP tuvo buenos resultados: los índices de violencia disminuyeron y el turismo comenzó a crecer con la llegada de hoteles boutique, bares y restaurantes. La tranquilidad también benefició a los vecinos, ya que muchos de ellos aprovecharon de vender artesanías o hacer de guías turísticos.
Los defensores de este tipo de planes turísticos aseguran que es una manera de conocer una realidad social y al mismo tiempo, impulsar la economía local. Actualmente hay una docena de empresas turísticas dedicadas a estos paseos. Muchas llevan a los turistas a las terrazas en lo alto del cerro donde se tienen las mejores vistas de la ciudad y también al área comercial, donde se pueden encontrar artesanías. Las visitas guiadas tienen un valor de entre 90 y 170 reales (entre US$ 27 y US$ 52).
Pero la situación ha cambiado en los últimos años. Favela Tours, una empresa pionera en este tipo de paseos, antes contaba con al menos 13 guías que se encargaban de llevar a los turistas. Hoy son nueve empleados y su director, Marcelo Armstrong, teme que la muerte de la turista española pueda dañar aún más el negocio, (ver entrevista).
La situación de violencia se ha intensificado en los últimos días, sobre todo en Rocinha, donde según el censo oficial viven 70.000 personas y que en los últimos días ha sido escenario de duros enfrentamientos entre carteles rivales. Según el diario español El País, este clima de violencia se ha mantenido desde mediados de septiembre. Ese mes la zona llegó a estar cercada por la policía. Pero ni el conductor ni la guía turística les advirtieron a los tres españoles de esta situación.
Es por eso que el Ministerio de Turismo de Brasil informó el miércoles que a partir de noviembre se comenzará a fiscalizar a las agencias y profesionales del sector que trabajen en esta zona.
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