44 mil fallecidos en listas de espera
Se trata de una enorme inequidad que exige ser abordada con prontitud, pues el país no puede acostumbrarse a estas cifras.
El balance que a fines del año pasado el Ministerio de Salud remitió al Congreso informando las metras trimestrales de reducción de listas de espera GES y no GES, que incluye el análisis epidemiológico de fallecidos durante 2022, reveló que algo más de 38.500 personas fallecieron esperando una consulta médica o una cirugía, mientras que más de 5.400 pacientes murieron en el período con alguna garantía GES no cumplida. En suma, son del orden de 44 mil compatriotas que fallecieron en alguna lista de espera.
Los números desde luego impactan no solo por la cantidad de afectados y el drama humano que ello esconde, sino porque además vuelve a desnudar las deficiencias de gestión que arrastra la salud pública, pues a pesar del significativo aumento presupuestario de que ha sido objeto este sector, ello no se ha traducido en cifras de productividad sustancialmente mejores, que impidan seguir abultando cada año el listado de pacientes que esperan una cirugía o atención. Respecto de 2021, el número de personas que fallecieron en alguna lista de espera aumentó en casi 4 mil, y ya hay voces expertas que adelantan que una vez que se conozca el balance de 2023 la cifra podría ser aún mayor.
El panorama que se registraba en agosto del año pasado, de acuerdo con cifras oficiales, indicaba que más de 1,8 millones de personas -con una sola patología- estaban a la espera de una atención de especialista o acceder a una cirugía, mientras que si se considera que hay personas que están a la espera de atención por dos o más patologías, la cifra total sube a 2,6 millones.
Si bien no es posible establecer que el fallecimiento de muchas de estas personas tuvo como causa directa la falta de atención oportuna, parece un hecho que quienes no logran ser atendidos en tiempo y forma no solo ven gravemente afectada su calidad de vida, sino que además puede aumentar significativamente el riesgo de muerte.
De especial preocupación resulta el hecho de que también siga aumentando el número de fallecidos con garantías GES retrasadas. Se trata de un aspecto que debe ser observado con especial detención, pues en este caso se trata de garantías explícitas aseguradas por ley, y considerando que los mayores retrasos se siguen dando en determinados tipos de cáncer -gástrico, de pulmón, de colon y mama- parece altamente probable que en varios de los casos de quienes fallecieron por esta causa el hallarse en lista de espera haya sido un factor incidente.
Por las enormes implicancias que tiene la falta de atención oportuna -aquí se afecta el bienestar físico y psíquico de las personas, el entorno familiar y también pérdidas productivas para la economía- el país no puede seguir acostumbrándose a estas cifras. Es un imperativo ético abordar esta realidad con la premura que exige, para lo cual resulta indispensable revisar en forma exhaustiva la productividad del sistema público, y apuntar a soluciones de fondo.
El Ministerio de Salud ha hecho hincapié en que sin perjuicio de que las listas de espera han aumentado, los tiempos de espera han venido disminuyendo en forma importante, donde la mediana de días de espera ha pasado de 661 días en 2021, a menos de 300 en 2023. Esto es un paso sin duda importante, pero es necesario comprender que la falta de atención oportuna, sobre todo en patologías graves, es una de las mayores inequidades que enfrenta la sociedad.
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