A río revuelto, pesquemos peces grandes

Alex Toledo
Country Head de Schroders

A pesar de los últimos días de fuerte volatilidad seguimos viendo que una vez controlado el virus la actividad económica debería recuperarse relativamente rápido a medida que los niveles de producción vuelven a la normalidad.



La magnitud en la caída de las bolsas mundiales, producto de los efectos del Coronavirus, es un escenario sorpresivo y repentino que genera enormes niveles de temor e incertidumbre que no cesarán por un tiempo indefinido o por lo menos hasta tener una mayor claridad respecto de la evolución en la velocidad de contagio y baja en porcentajes de muertes que ha venido mostrando el virus luego de su llegada a Italia, donde la tasa aumentó considerablemente con respecto a lo que venía mostrando.

Los inversionistas están enfrentando una realidad pocas veces vista y, probablemente, pensando en qué posiciones tomar para resguardarse y minimizar riesgos. Prueba de ello se puede observar en los instrumentos de refugio más conocidos como bonos del tesoro americano, dólares y oro por nombrar algunos. Al hacer mención a pocas veces visto no me refiero a que “volatilidad” en los mercados no sean frecuentes sino, más bien, me refiero al origen de dicha volatilidad. Me explico, los mercados en general reaccionan mejor y de forma más rápida cuando encuentran evidencia comparativa, o para explicarlo de otra forma, son capaces de interpretar lo que ocurre hoy con experiencias pasadas. En el caso particular que vivimos ahora, el coronavirus no solo afecta a la demanda de productos, por una contracción en la economía en general, sino que está afectando también a la cadena de suministro traduciéndose esto en afección de la oferta, es por ello que se hace difícil leer la evolución y salida de esta crisis. La historia nos muestra que es más común tener contracciones económicas que afectan sólo la demanda por tanto las formas de estimularla son más conocidas o al menos hay mayor evidencia comparativa.

Por otra parte los inversionistas más avezados comienzan a preguntarse si luego de estas correcciones puede ser un buen momento para entrar en algún activo financiero. La respuesta lógica a esta inquietud es sí, las crisis generan interesantes posibilidades de inversión en el mediano pero por sobre todo en el largo plazo. La pregunta clave es como dilucidar esas oportunidades y cuando es el momento de entrar a un mercado del cual no sabemos en qué instante tocará su piso.

De lo anterior, muchos podrían concluir que los mercados hoy están baratos pero generalizar en situaciones como estas podría ser el gran error, que cueste muy caro. Si bien, como ya lo indiqué anteriormente, se producen oportunidades la selectividad es el factor clave para encontrarlas.

Por ello, la “administración activa” cobra especial relevancia, ya que su principal característica es que entrega un análisis experto que incluye diversas variables, lo que reduce el riesgo y permite vislumbrar oportunidades de inversión que no necesariamente se muestran a través de índices de mercados.

Hoy más que nunca muchos inversionistas deben estar pensando "a río revuelto, ganancia de pescadores". Ante esta premisa no hay que olvidar que para un pescador experto lo importante siempre será capturar los peces más grandes que hay en el rio y no alevines que luego tendremos que devolver al agua.

A pesar de los últimos días de fuerte volatilidad seguimos viendo que una vez controlado el virus la actividad económica debería recuperarse relativamente rápido a medida que los niveles de producción vuelven a la normalidad. En base a esto la recuperación económica global se retrasará respecto a como lo veíamos hasta antes del brote de este virus pero, por ahora, no vemos que se hayan perdido los factores que respaldaban la recuperación. Políticas monetarias expansivas y la primera fase del acuerdo comercial entre China y USA ya firmado deberían impulsar el crecimiento en la medida que la incertidumbre disminuya.

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