A un año de las presidenciales, la centroizquierda separa aguas
Al igual que su par del PPD Heraldo Muñoz; anoche el timonel socialista, Álvaro Elizalde, propuso al comité central de su partido, anexar al Partido Liberal y a los ex parlamentarios de RD a Unidad Constituyente. En la otra vereda, los comunistas comienzan a conversar con el Frente Amplio.
Al igual que el cauce de un río, la centroizquierda comienza a separarse en forma natural en dos brazos caudalosos: las dos rutas y visiones históricas que han marcado la historia política reciente de nuestro país.
A un lado, los partidos de la ex Concertación (DC, PS, PPD y PRSD), quienes sumaron hace un par de meses a Ciudadanos (movimiento formado por el ex ministro de Hacienda de Michelle Bachelet, Andrés Velasco), y al PRO (partido creado por el exdiputado socialista Marco Enríquez Ominami). Esto, en el marco de las elecciones a gobernadores y alcaldes.
Este bloque que busca representar una centroizquierda moderada busca ahora sumar al Partido Liberal de Vlado Mirosevic, y a los diputados Revolución Democrática que acaban de renunciar al Frente Amplio: Natalia Castillo y Pablo Vidal y a otros que también se sienten incomodos.
Así lo señaló el presidente del PPD, Heraldo Muñoz, cuyo objetivo es ser el representante presidencial de este bloque: “La izquierda socialdemócrata debe reafirmar y fortalecer su propio espacio y construir un polo de izquierda democrática más potente”
Y así lo propuso anoche el timonel socialista, Álvaro Elizalde, al comité central de su partido.
Al otro lado, está el Partido Comunista, con el alcalde presidenciable, Daniel Jadue, a la cabeza; la Federación Regionalista Verde Social y todo el resto del Frente Amplio.
El diputado de Revolución Democrática, Giorgio Jackson, lo dijo con meridiana claridad el martes en La Tercera: “Para nosotros es más natural una alianza con el PC que irnos con la ex Concertación”.
En las elecciones de abril del próximo año –donde se escogerán constituyentes, alcaldes, gobernadores y concejales- ambos conglomerados podrán medir fuerzas. Y quizás se volverán enfrentar en noviembre en diputados, senadores y en una primera vuelta presidencial, considerada la madre de todas las batallas.
Cómo a ambos conglomerados los une derrotar a la centroderecha en las elecciones presidenciales del próximo año, todo indicaría que en una eventual segunda vuelta las aguas de ambas facciones podrían volver a encausarse en un solo caudal, como ha ocurrido en las últimas tres décadas.
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