Acertada línea de crédito solicitada al FMI
Las complejas circunstancias actuales justifican ampliamente la preocupación del Banco Central para buscar acrecentar sus reservas internacionales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer la solicitud de una Línea de Crédito Flexible por parte del Banco Central (BC), por un monto de US$ 23.800 millones. Se ha dado a entender que la petición chilena sería oportunamente llevada ante el directorio de la institución para una pronta aprobación. A diferencia de otros financiamientos del FMI, esta línea, pensada para respaldar a países con situación financiera y de balanza de pagos estable, no tiene condicionalidad asociada.
El actual nivel de las reservas internacionales del BC, en torno a los US$ 40.000 millones, se considera suficiente para una buena gestión de nuestro modelo monetario-cambiario, de libre flotación cambiaria, pero con intervención definida prudencialmente, a través de compra o venta de divisas, cuando el instituto emisor estima que el tipo de cambio se aleja de lo percibido como valores razonables dados sus determinantes fundamentales.
Las circunstancias actuales, sin embargo, caracterizadas por gran incertidumbre sobre el curso que seguirá la pandemia del coronavirus, justifican ampliamente la preocupación del Banco Central por dotarse de esta capacidad de acrecentar sus reservas internacionales en aproximadamente 60% respecto del nivel existente. De hecho, el reciente y fuerte rebrote en el ritmo de contagios con coronavirus, cuando se entendía que este estaba suficientemente aplacado como para permitir que se retomaran grados adicionales de normalidad en las actividades de la población, muestra lo limitado de nuestro conocimiento sobre el virus. Así como en estas circunstancias hace sentido la estrategia de avances y retrocesos controlados en los grados de libertad permitidos a la población, resulta prudente otorgar alguna probabilidad de ocurrencia a eventos que pudieran requerir mayor uso de divisas por parte del Banco Central para garantizar la estabilidad financiera en el país.
Sin necesidad de anticipar mayores grados de intervención cambiaria, parece plausible que el Banco Central vaya a requerir divisas para financiar eventos como los que han ocurrido, gravemente, en la crisis de 2008, y recurrentemente, aunque en menor grado, desde entonces. Por alguna razón episodios de mayor incertidumbre financiera, que aprecian el dólar estadounidense, aun cuando las tasas de interés sobre operaciones definidas en dólares permanezcan muy bajas han llevado a falta de liquidez en dólares.
No es descartable que hasta que se resuelva la pandemia, y según el curso que ésta tome, reaparezcan episodios que hagan necesario un apoyo del Banco Central a la liquidez en divisas del sistema financiero nacional. De esta manera, entonces, sin anticipar crisis cambiarias mayores que hagan insuficiente el actual nivel de divisas, parece conveniente, en un momento de alta incertidumbre, dotarse de herramientas para estar siempre cubierto frente a eventualidades que no es posible descartar. Refuerza esta noción el que no haya condicionalidad asociada al uso de esta línea del FMI.
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