Ajedrez o ruleta rusa

Nueva Constitución

El anuncio del Presidente respecto a que una nueva Convención debiera seguir con el proceso constituyente, si gana el Rechazo, cumplió al menos con el objetivo de tomarse la agenda. La jugada logró al menos salir del venenoso camino de estar peleando con el Rechazo las supuestas fake news, territorio donde el Apruebo iba perdido. También permitió dejar en el pasado el enredo que armó un imprudente de siempre al entregarle una copia de la nueva Constitución al mismísimo Evo Morales

En redes sociales desató el pandemónium, con declaraciones arrebatadas de exconvencionales que se resisten a pasar a un segundo plano, incluyendo críticas al Presidente por el falso historiador Jorge Baradit, que al menos ya devolvió la pluma de Allende que le prestaron cuando fue elegido por el Partido Socialista.

La ensayista Adriana Valdés puso un tuit ingenioso, reflexionando que podría ser un apasionante juego de ajedrez si no tuviera tanto de ruleta rusa. Y cabe preguntarse entonces a qué está jugando La Moneda, y si el camino que eligió el Presidente tiene viabilidad política. Un primer punto es que su reflexión ratifica lo que varios en la derecha advirtieron en su tiempo: el plebiscito de entrada era una trampa mortal y era mucho mejor en el acuerdo de noviembre haber ido directamente a elegir la Convención Constitucional.

Con las casi 20 encuestas que dan ganador al Rechazo, tendrían a esta hora timbrada la Constitución del 80. Pero la decisión popular de escribir una nueva Constitución por parte de convencionales elegidos sigue siendo un mandato. Pareciera que algunos también vieron en la movida el intento de poner presión a las personas para votar Apruebo, ante la evidente prolongación del proceso que estaba proponiendo el Ejecutivo.

Varios leyeron en las declaraciones del Presidente un reconocimiento implícito de que el Rechazo va arriba, pero en realidad no hay ninguna novedad en ello. Por diversas razones, la elección está complicada para la opción Apruebo que, entre otras dificultades, no tiene un centro de mando único; mientras que en el Rechazo hay un despliegue en 360 grados, privilegiando a aquellas figuras con historia en la centroizquierda.

También la situación económica y de seguridad ciudadana vuelve a las personas temerosas de cambios radicales. Algunos exconvencionales contribuyen con sus declaraciones a este clima adverso que vuelve más difícil aún la campaña para el Apruebo. Sin duda que era necesario un spin comunicacional, y el Presidente lo logró.

La pregunta ahora es si más adelante hay un gambito o una bala. Si el Rechazo gana, le toca mover las piezas a La Moneda, y los caminos se estrechan. La discusión sobre si se puede convocar o no a una nueva Convención será ardua entre juristas y políticos. Hay una evidente fatiga del proceso constitucional en las personas, y una incerteza en los inversionistas que contribuye a los malos números de la economía.

También se debe evitar la polarización post 4 de septiembre, pues el Ejecutivo tiene una reforma tributaria puesta en el Congreso y otros proyectos de ley que requieren acuerdos a falta de mayoría parlamentaria y cada vez más de disciplina en las propias filas. Si la discusión constitucional sigue, y esta vez sin consensos, es veneno para su propia agenda legislativa y la gestión del gobierno. Pero en ese estancamiento que había, era obligatorio jugar a algo, aunque fuera ruleta rusa.

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