Alcances a la Ley de Presupuestos 2024
Si bien se elevaron los estándares de probidad y transparencia, se desperdició una oportunidad en el presupuesto para tener una discusión profunda sobre la eficiencia del gasto público.
El Congreso aprobó la Ley de Presupuestos para el año 2024. El crecimiento del gasto para el próximo año (+3,5%) no será austero. El gasto crecerá más de lo aconsejado por un aumento de meta de déficit estructural (de -1,8 a 1,9 puntos del PIB) y no realizar el ajuste cíclico a los ingresos totales del litio, tal como recomendó el Consejo Fiscal Autónomo. Con todo, la expansión del gasto será casi el doble del crecimiento económico esperado por el consenso de analistas de mercado para el 2024, que llega a 1,8%.
En lo que respecta a la eficiencia del gasto público y revertir programas mal evaluados, se realizó un insignificante esfuerzo de US$ 40 millones, si se compara con el monto de programas con alguna deficiencia -que de acuerdo con LyD, llegaría a US$ 14.000 millones-, y el gasto en burocracia, que alcanza los US$ 20.000 millones.
El presupuesto 2024 aumenta recursos en áreas prioritarias para la ciudadanía como la seguridad (+5,7%), salud (+8,1%) y vivienda (+11,9%); sin embargo, no se observa cómo se hace cargo de manera sistémica de los problemas en las principales instituciones públicas para agilizar la tramitación de permisos de inversión, tal como señaló el centro de estudios Horizontal.
Se valora la rebaja en la autorización de endeudamiento en US$ 3 mil millones durante su tramitación, autorización que superaba en más de US$ 5 mil millones lo requerido para el año (informe Universidad San Sebastián). Pero esto no reduce la proyección de deuda inicial para el 2024 de 41,2% del PIB, la que alcanzará su mayor nivel desde 1990. De momento no se vislumbra cómo podrían estabilizarse las perspectivas de mediano plazo para las finanzas públicas, y en particular para la deuda, toda vez que para ello el gasto se debería ajustar a un crecimiento de menos de un 1% anual, lo que parece inviable.
Con todo, el avance de la ejecución y control del presupuesto 2023 deja preocupantes señales para el 2024. En inversión pública, por ejemplo, a pesar de la inminencia de fin de año, restan más de la mitad de los recursos por ejecutar, lo que termina repercutiendo en el corto plazo en la creación de nuevos empleos, poniendo en duda los 100 mil nuevos puestos de trabajo comprometidos por el Presidente Boric. En materia de gasto, terminará creciendo US$ 1.000 millones más al estimado en el segundo trimestre, cerrando con un déficit estructural de 0,5% del PIB superior al proyectado.
A pesar del incremento de recursos en seguridad, esto no ha dado garantías de que los delitos y sensación de inseguridad de la población se reduzcan, donde de hecho la percepción de inseguridad llegó al 90%, la más alta de la década (última encuesta Enusc). Tampoco se observaron avances sustantivos en materia de reducción de listas de espera en salud, donde se acumulan 2,7 millones de personas.
Si bien se elevaron los estándares de probidad y transparencia, se desperdició una oportunidad en el presupuesto para tener una discusión profunda sobre la eficiencia del gasto público, tal como esperaba la ciudadanía. Pero, paradójicamente, la Ley de Presupuestos logró lo que no pudo hacer una discusión profunda y reflexiva de la reforma educacional, donde se tomó la decisión de pausar el problemático traspaso de la educación escolar municipal a los nuevos servicios locales de educación.
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