Aumento de los retiros voluntarios en Carabineros

Ha sido motivo de preocupación el antecedente revelado por este medio de que 703 carabineros -entre oficiales y suboficiales- han dejado la institución entre enero y julio de este año, lo que supone un aumento significativo respecto de lo registrado en igual periodo del año pasado, cuando los egresos llegaron a los 560.

Las razones del fenómeno pueden ser muy variadas, pero de acuerdo con los testimonios recogidos en la investigación periodística, entre las razones más recurrentes figuran la incertidumbre por el devenir de la institución, alta carga laboral y mejores oportunidades en el sector privado. Desde luego, también hay funcionarios que resienten la falta de respaldo político a su quehacer, y las agresiones e insultos de que han sido víctimas en tareas de calle o patrullaje.

Aun cuando el Presidente Gabriel Boric intentó de algún modo bajarle el perfil al fenómeno, diciendo que los cupos para a las postulaciones están completos -si bien reconoció que ahora las listas de espera son “más cortas que antes”-, dichas estadísticas deben ser objeto de especial atención, porque podrían estar dando cuenta de un fenómeno más estructural, en cuanto a una creciente pérdida de interés por seguir la carrera de policía uniformado, o bien un aumento en los retiros anticipados. De este fenómeno ya había dado cuenta otra investigación de este medio, en la cual se reveló que las postulaciones a la Escuela de Formación de Carabineros venían mostrando un marcado declive desde 2015, tendencia que también se pudo advertir en el ingreso a la Escuela de Carabineros.

Es un hecho que la labor policial se ha vuelto cada vez más exigente, debido a las complejidades que supone el reto de mantener el orden público. Los niveles de agresividad han ido en aumento en la sociedad, la delincuencia se ha tornado mucho más violenta y nuevas formas de delito -como el crimen organizado, con peligrosos carteles operando en el país- demandan del personal policial ingentes esfuerzos, muchas veces operando en el límite de sus capacidades. Los casos de desvíos de fondos institucionales que han protagonizado altos oficiales -que incluso han tocado a exgenerales directores- han manchado grave e injustamente el prestigio de la institución.

El estallido social fue también un hito que introdujo fuertes quiebres, pues si bien personal de Carabineros ha sido responsabilizado por haber cometido graves violaciones a los derechos humanos en el control de marchas y desmanes, también fueron objeto de graves ataques y muestras de odiosidad inauditas. De hecho, en los meses que siguieron a octubre de 2019, se pudo apreciar un importante incremento en los retiros voluntarios.

Ciertamente no son tiempos fáciles para el ejercicio de la profesión policial -el fenómeno no es algo propio de Chile-, pero su rol es imprescindible y es labor del gobierno asegurar que existan las condiciones para asegurar el interés por pertenecer a estas filas y hacer carrera en la institución. Fundamental resulta aquí el respaldo político que el personal sienta respecto de su quehacer, materia de especial sensibilidad considerando que las fuerzas políticas que hoy ejercen el poder muchas veces mostraron una actitud hostil o de profunda desconfianza hacia la labor Carabineros, y fue común escucharles la necesidad de “refundar” la institución. Es un paso valorable que el Mandatario haya buscado superar ese discurso para centrarlo en la necesidad de introducir reformas, así como realizar diversos gestos en apoyo a su quehacer. El aumento de recursos para hacer más atractiva la carrera policial es una de las dimensiones en juego, pero también es fundamental relevar el rol que las policías cumplen en la sociedad, central para mantener el orden público.