Buenas señales económicas
El Imacec de enero y la caída del IPC el mes pasado reflejan una situación más favorable de la prevista hace solo unos meses por el mercado, pero ello no cambia los problemas estructurales que sigue arrastrando la economía chilena y que es necesario corregir.
Los últimos indicadores económicos en el plano local han sorprendido al mercado positivamente. Hasta hace algunos meses, el mercado esperaba una marcada recesión económica en un ambiente de inflación persistente. Sin embargo, las señales recientes reflejan que la situación es algo más favorable de lo que se estimaba entonces.
Una de las sorpresas positivas fue el indicador de actividad de enero. El mercado estaba esperando caídas interanuales hasta mediados de año, pero el Imacec del primer mes registró un crecimiento de 0,4% anual -el primero luego de cuatro caídas consecutivas-, impulsado por el sector de los servicios (+1,6%) y la minería (+4%), este último con el mejor desempeño en 21 meses. En contraste, el sector comercio siguió hundiéndose y registró una caída interanual de 3,2%, arrastrados por las ventas de materiales para la construcción, herramientas, ferretería y pintura (-26,5%) y de productos electrónicos, para el equipamiento del hogar y tecnológicos (-14,3%), de acuerdo a los datos del INE.
Otra de las noticias auspiciosas fue el IPC de febrero. El mercado había estado apostando a cierta persistencia de la inflación, sobre todo porque en noviembre pasado la inflación anual reaceleró su marcha. Sin embargo, la caída mensual de 0,1% del IPC en el segundo mes del año y una ralentización del crecimiento anual (11,9%, el menor en 9 meses) fue reflejo de que el nivel de precios local ha incorporado la menor presión que está ejerciendo la demanda interna, la apreciación cambiaria reciente y los menores precios de algunos commodities a nivel internacional. Un ejemplo de esto es lo que ha ocurrido con los precios de los alimentos en los últimos meses, los que de acuerdo al indicador de la FAO a febrero habían caído 18,7% en relación al máximo histórico alcanzado en marzo de 2022.
¿Qué explica este mejor desempeño relativo? Es indudable que la menor incertidumbre política, luego del amplio rechazo del proyecto constitucional en el plebiscito de septiembre pasado, ha contribuido a mejorar marginalmente la confianza. El entorno externo también ha mejorado progresivamente, de la mano de menores restricciones sanitarias en China, un mayor dinamismo de la economía norteamericana y mejores perspectivas en Europa. El precio del cobre ha sentido los efectos de la reapertura china volviendo a fluctuar en torno a los US$4 la libra, un salto de 25% en relación al mínimo que marcó a mediados de 2022.
Sin embargo, este escenario menos desfavorable en nada cambia las bases estructurales de la economía chilena, que siguen supeditadas a problemas de competitividad, rigideces en el mercado laboral, un esquema impositivo complejo y un ambiente político cada vez más disruptivo. La hoja de ruta de las autoridades económicas debe tener un giro, desde un impulso reformista antimercado a una agenda programática que busque mejorar los incentivos a la inversión, favorezca la creación de empleos y reposicione el crecimiento como un foco estratégico de las políticas públicas.
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