Cambio de gabinete para una nueva etapa
A partir del nuevo diseño del gabinete, con mayor presencia del Socialismo Democrático, se abre una oportunidad para concretar un giro hacia la mayor moderación, tal como lo demanda el país.
El cambio de gabinete que ayer llevó a cabo el Presidente de la República entrega luces respecto del rumbo que podría tomar el gobierno luego del profundo cambio de eje que produjo el resultado del plebiscito constitucional, donde fue nítido que la mayor parte de la ciudadanía expresó su rechazo hacia aquellas visiones más extremas y la necesidad de transitar hacia posturas más moderadas.
El Mandatario comprendió que el diseño de su gobierno debía reflejar este nuevo clima, además de inyectar más experiencia política a su equipo ministerial, considerando que varios ministros se vieron envueltos en absurdas polémicas o dieron muestras de impericia, perdiendo su capacidad de interlocución, tal como fue el caso en Interior y en la Secretaría General de la Presidencia (Segpres). Con la llegada de Carolina Tohá (PPD) a Interior, una política de amplia experiencia y asociada a posturas más moderadas, así como de Ana Lya Uriarte (PS) a la Segpres, también de dilatada trayectoria, se corrigen estos vacíos.
Ciertamente fue un paso en falso del jefe de Estado haber apostado por un militante del Partido Comunista, con clara animadversión hacia Carabineros, como nuevo subsecretario del Interior, considerando que éste ha pasado a ser un puesto clave cuando el control del orden público y el combate a la delincuencia se han convertido en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía. Los fuertes cuestionamientos que se desataron -especialmente de la oposición- apenas trascendió su nombre momentos antes de iniciarse la ceremonia llevaron a una situación insólita, en que fue necesario bajarlo para mantener en el cargo al actual subsecretario Manuel Monsalve (PS), quien estaba previsto que asumiera en la Segpres.
Este bochornoso episodio tuvo como efecto no buscado que la conducción política y los temas relativos al orden público quedaran principalmente en manos del Socialismo Democrático, lo que abre una oportunidad para que se pueda concretar un giro hacia la mayor moderación que el país demanda, si bien es una incógnita por despejar la postura que tomará el PC, considerando que como una forma de compensar al partido por la caída del subsecretario la ministra del Trabajo, militante de la misma tienda, se sumará al Comité Político.
Es un paso positivo entonces que el Mandatario haya consentido que visiones más moderadas asuman en puestos clave de La Moneda, pero cabe lamentar que en el discurso que pronunció tras la ceremonia, aun cuando hizo cierta autocrítica, no traslució la humildad que se habría esperado luego de la apabullante derrota política que experimentó en el plebiscito, ratificando que “el gabinete hace suyo el mandato del cambio y transformación con el que llegamos a La Moneda, y en eso ni un paso atrás”. Tal predicamento puede jugarle en contra al gobierno, cuando justamente parece inevitable que aspectos del programa y sus énfasis también deban ser objeto de revisión, considerando la similitud que éste presenta con el proyecto constitucional recién rechazado por la ciudadanía.
Ha sido acertado, en todo caso, que el jefe de Estado no haya hecho cambios en el equipo económico, evitando así introducir ruidos adicionales en un ambiente ya de suyo complejo. También es un dato altamente simbólico que en la nueva composición del gabinete las mujeres jueguen un rol protagónico, no solo por ostentar parte importante de las posiciones clave, sino porque dos tercios de los ministerios estarán en manos de ministras. Con todo, se echa en falta que así como el Mandatario optó por remover a ministros por su irregular desempeño, en cambio decidiera mantener a Giorgio Jackson en el gabinete trasladándolo a Desarrollo Social, ello pese a su deslucido paso por Segpres, incurriendo en la vieja práctica del “amiguismo”.
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